El mejor aparato que compré este año cuesta menos del equivalente a tu gasto semanal en el supermercado. Después de mi teléfono, es el dispositivo tecnológico que uso con más frecuencia. Fue lanzado hace cuatro años.
¿Ya sabes qué es?
El objeto misterioso es un lector de libros electrónicos Kindle usado de 2015, que le compré en eBay a un técnico en reparaciones. Le faltan características que tienen algunos lectores nuevos, como resistencia al agua, pero no soy de los que leen en la bañera. Por eso decidí comprar un modelo anterior y no podría estar más contento: el Kindle viejo hace bien su trabajo y, si lo descompongo o lo pierdo, habré gastado 50 dólares, no 200.
No soy ludita ni tacaño. Sin embargo, después de probar cientos de productos tecnológicos —y comprar algunos— durante los últimos doce años, he llegado a una conclusión: la gente casi siempre disfrutará más de la tecnología cuanto más espere a que madure. Los dispositivos de vanguardia pueden provocar asombro y tentación, pero ser uno de los primeros compradores implica riesgos, y las desventajas generalmente superan los beneficios.
Ten esto en mente cuando, a partir de este mes, entremos al frenesí tecnológico de fin de año. Es cuando compañías como Apple, Samsung y Google intentan sorprendernos con aparatos recién salidos del horno, entre ellos celulares, tabletas y computadoras ponibles de gama alta.
Mi recomendación automática es que te resistas a dar clic en el botón de “Comprar” y esperes, a menos que sea absolutamente necesario que remplaces tu vieja tecnología.
“Lo nuevo no necesariamente es lo mejor, o mejor en cuanto a aspectos relevantes”, dijo Nick Guy, redactor sénior de Wirecutter, una empresa de The New York Times que prueba productos.
A continuación, un vistazo a los momentos en que la adopción tardía fue una decisión sabia —y la adopción instantánea un error—, seguido de un panorama con la nueva tecnología con la que debemos ser precavidos.
Cómo aprendí del dolor de ser uno de los primeros compradores
En 2007, caí en la tentación y compré el iPhone original de Apple.
Tener un explorador web totalmente funcional en un dispositivo móvil era demasiado tentador y, como alguien con un sentido terrible de la ubicación, quería los mapas. Así que a finales de ese año pagué 600 dólares a AT&T; por el iPhone con un contrato de dos años. Durante un rato, disfruté ser uno de los pocos privilegiados que vivían en el futuro.
Ese sentimiento especial se desvaneció casi seis meses después cuando Apple lanzó el iPhone de segunda generación. El nuevo modelo no solo se conectaba a la red 3G, una tecnología celular mucho más rápida en ese entonces, sino que costaba tan solo 200 dólares con contrato. Eso dolió.
Desde entonces he tenido varios iPhones. Sin embargo, esa experiencia me enseñó una lección valiosa sobre el costo de ser uno de los primeros compradores. Actualmente, cuando Apple hace grandes cambios a los iPhones, espero por lo menos un año para que consoliden la tecnología y lancen una versión S. (Por ejemplo, en vez de comprar el iPhone 5 en 2012, esperé hasta 2013 para comprar el iPhone 5S, que era más rápido y más duradero).
Wirecutter adoptó un enfoque igual de precavido con el iPhone X, el primer teléfono inteligente rediseñado radicalmente de Apple, con un precio de 1000 dólares.
“Dijimos que todo parecía funcionar bien, pero que no creíamos que valiera ese precio en ese momento”, comentó Guy. “Si te gusta el iPhone X, espera un año o dos para ver qué pasa”.
Al año siguiente, Apple lanzó el iPhone XR, que era igual de capaz (y en algunos aspectos mejor) que el iPhone X, y costaba 750 dólares.
Kyle Wiens, director ejecutivo de iFixit, que vende partes y publica instrucciones para la reparación de dispositivos, dijo que antes la gente cambiaba en promedio de celular cada dieciocho meses, pero ahora esperaban más de tres años. Eso se debe a que los teléfonos han llegado a un punto en el que sus mejoras no se notan tanto año tras año.
“Estamos en la época dorada de los celulares”, dijo. “Tu teléfono de hace dos años aún funciona muy bien y seguirá haciéndolo más tiempo”.
¿Quieres comprar un reloj viejo? ¡Seguro!
Hay otros ejemplos más nuevos que enfatizan las ventajas de este enfoque.
Mi segunda mejor compra tecnológica de este año fue el Apple Watch Series 3. Cuando Apple lanzó este reloj en 2017, costaba 330 dólares. Este año, minoristas como Amazon y Best Buy bajaron el precio a 200 dólares. Apple vende la versión más nueva del reloj, Series 4, en 400 dólares, y su principal mejora es la pantalla más grande, una función de la que puedo prescindir porque no veo a menudo la pantalla del reloj.
En otras palabras, si espero y opto por un modelo de la generación anterior, puedo disfrutar un reloj veloz y duradero que da seguimiento a mis rutinas de ejercicio y me muestra las notificaciones de mi calendario, entre otras ventajas, con un gran descuento.
¿Qué debes saber para este año?
La pregunta que como reseñador de tecnología escucho con más frecuencia de boca de mis amigos y colegas es si deben comprar los dispositivos más recientes. Sin embargo, aprovechando el enfoque que describí, puedes usar tu intuición para saber cuándo es inteligente cambiar de dispositivo y cuándo es riesgoso hacerlo.
Apple lanzó un nuevo iPhone este 10 de septiembre y en las próximas semanas Google lanza un nuevo celular Pixel.
Puesto que Apple llevó a cabo el último gran cambio de diseño del iPhone en 2017, el presentado en 2019 es una actualización gradual del anterior. En cuanto a Google, los nuevos celulares Pixel generalmente son actualizaciones modestas que se enfocan en las mejoras del sistema operativo.
Si tu iPhone o Google Pixel actual ya no sirven, este año quizá sea un buen momento para cambiarlo, suponiendo que los nuevos celulares obtengan reseñas positivas. (O, si eres como yo, podrías considerar los modelos del año pasado cuando bajen sus precios después de que salgan los nuevos este año).
En contraste, un celular nuevo de Samsung que saldrá en septiembre parece gritar: “Comprador, ten cuidado”. Se trata del Galaxy Fold, el primer celular que puede doblarse y desdoblarse como un libro para aumentar o reducir el tamaño de la pantalla. Samsung pospuso el lanzamiento después de que en abril las primeras muestras se rompieron en manos de los reseñadores.
Samsung señaló que ya mejoró el diseño y la construcción del Fold. No obstante, con su reputación manchada y un precio de casi 2000 dólares, es probable que se convierta en un buen ejemplo de una apuesta arriesgada para los primeros compradores.
Lo más prudente que podemos hacer es poner atención a las pantallas plegables y la manera en que quizá nos beneficien en unos años, pero tal vez no mañana.
Brian X. Chen es el principal escritor sobre tecnología de consumo. Reseña productos y escribe Tech Fix, una columna sobre resolver problemas relacionados con la tecnología. Antes de unirse a The New York Times en 2011, reportaba sobre Apple y la industria inalámbrica para Wired. @bxchen
*Copyright: 2019 The New York Times Company
FUENTE: INFOBAE NOTICIAS
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