Pekín, 2 nov (EFE).- La capital de China, Pekín, amaneció este jueves con las banderas de varios edificios y lugares emblemáticos, como la Plaza de Tiananmen, a media asta para conmemorar el día de su funeral a su ex primer ministro, Li Keqiang, fallecido el pasado viernes de un infarto.
Tiananmen, o la sede del Ministerio de Exteriores, ambos en Pekín, son solo unos de los edificios oficiales de toda China, incluidos Hong Kong y Macao, que decidieron honrar al fallecido político con las banderas ondeando a media asta con un cielo de fondo marcado por la contaminación que azota estos días la ciudad.
El protocolo para el funeral de Li Keqiang, cuyos restos fueron trasladados a Pekín en el mismo día de su deceso, es equiparable al seguido tras el fallecimiento en 2019 de Li Peng, también ex primer ministro.
En el jerárquico sistema de formalidades de China, solo los líderes de mayor rango, como el expresidente Jiang Zemin, que recibió un funeral de Estado en diciembre del año pasado, tienen derecho a los máximos honores.
El presidente chino, Xi Jinping, pronunció la elegía durante la conmemoración oficial de Jiang.
En la red social Weibo, similar a X (antes Twitter) -bloqueado en China-, los mensajes de condolencia y los comentarios en respuesta a publicaciones oficiales sobre su muerte han estado sometidos desde los minutos posteriores al deceso del expolítico a un intenso control.
La etiqueta (‘hashtag’) en Weibo sobre el funeral de Li superó los 220 millones de visualizaciones este jueves a los pocos minutos de su publicación, convirtiéndose en tendencia dentro de la plataforma, aunque la sección de comentarios de algunas publicaciones, sobre todo aquellas sin vinculación gubernamental, quedaban invisibles tras haber sido sometidas a un “filtro” o “selección”, según la red social.
El portal China Digital Times, fundado en la universidad estadounidense de Berkeley, filtró la semana pasada unas supuestas instrucciones dictadas a un medio chino por las autoridades: “Las secciones de comentarios deben gestionarse bien. Hay que prestar atención a los comentarios ‘demasiado efusivos'” sobre Li, quien compitió con Xi por el puesto de líder del país hasta 2012 y era considerado más liberal que el actual presidente.
Los fallecimientos de antiguos líderes del país suelen ser momentos de tensión para el aparato estatal chino, ya que, en el pasado, las vigilias y el luto de varios funcionarios sirvieron en ocasiones de catalizador para el descontento, cristalizando en protestas.
Li lideró el Ejecutivo chino entre 2013 y 2023, un período en el que se mantuvo a la sombra de Xi.
Cuando llegó al cargo de primer ministro, se esperaba que Li, perteneciente al ala más liberal del aparato, diera un empujón a la apertura y reforma económica de China, pero su labor y capacidad de maniobra se vieron progresivamente limitadas y cada vez más opacadas por el creciente poder de Xi.
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