Partido derechista chileno deja negociación constitucional

SANTIAGO (AP) — El derechista Partido Republicano chileno abandonó el jueves una instancia de negociaciones que busca iniciar un nuevo proceso constituyente para reemplazar la carta magna vigente, impuesta hace 41 años por la dictadura militar.

Es la primera baja que sufre la mesa de negociaciones instalada hace un mes luego de que el 62% del electorado rechazó en un referendo un proyecto constitucional redactado por una convención electa democráticamente que estuvo dominada por sectores izquierdistas.

Ruth Hurtado, presidenta del Partido Republicano, (PR), señaló que abandonaron las negociaciones porque “nunca hubo intención de escuchar las posturas” de su colectividad, que plantea que el Congreso debe ser el órgano que debata las reformas a la constitución, posición rechazada por las restantes fuerzas políticas.

Agregó que “no tenemos ningún problema” si el PR es aislado por los otros partidos.

A pesar del retiro del PR el senador oficialista Álvaro Elizalde, presidente del Senado, señaló que “estamos más cerca de un acuerdo de lo que estábamos hace una semana”.

Sin embargo, las negociaciones se estancaron esta semana porque el oficialismo y la oposición no han logrado acuerdos en torno al órgano que escribirá otra carta magna ni sobre los principios básicos que debe contener el proyecto.

No quieren repetir la experiencia de la pasada convención donde 118 integrantes eran de izquierda o centroizquierda y 37 eran de derecha, lo que se reflejó en el texto rechazado a comienzos de septiembre. El oficialismo quiere nuevamente un órgano 100% electo, con escaños reservados para los indígenas y la oposición quiere incluir expertos en materias constitucionales y disminuir la representación de los pueblos originarios.

Sobre los principios básicos -que no podrían ser alterados por los nuevos convencionales- coincidieron en que Chile es un Estado Unitario, con separación de los poderes e independencia del Poder Judicial, entre otros puntos. El desacuerdo está en que la oposición quiere incluir la libertad de las personas de elegir entre diversos sistemas de salud y educación, como establece la actual constitución, a lo que la izquierda se opone.

Los negociadores están apurados por llegar a un acuerdo porque quieren que un nuevo proyecto constitucional sea votado por los chilenos hacia fines de 2023, para lo cual los redactores deberían ser electos a inicios del segundo trimestre para que trabajen unos seis meses en su elaboración.

El proceso constituyente surgió tras un estallido social en octubre de 2019 que derivó en un plebiscito un año después en el que el 78% del electorado dijo que quería una nueva carta magna y concluyó hace un mes, cuando una mayoría rechazó el texto propuesto.