Panamá ordenó un toque de queda nocturno en dos zonas para combatir el narcotráfico y las bandas criminales

El presidente de Panamá, José Raúl Mulino, anunció este jueves que dos zonas del país quedarán bajo un régimen de toque de queda nocturno en el marco de su guerra contra el narcotráfico y las bandas criminales, que están en auge. El mandatario, que asumió el cargo el pasado 1 de julio, precisó que la medida afectará específicamente la ciudad de Colón -en el litoral Caribe, a unos 80 kilómetros de la capital- y el distrito de San Miguelito, dentro del área metropolitana.

La orden impedirá el libre desplazamiento de los vecinos de las zonas más “calientes” del país, donde se apunta a “poder trabajar con tranquilidad y limpiar” las calles de estos criminales, posiblemente ya desde “esta semana (…) de nueve de la noche a cinco o seis de la mañana”. “Es la única forma que tenemos, en tranquilidad relativa, de poder limpiar sus propias calles, avenidas y áreas más retiradas”, defendió.

Estadísticas difundidas por el Ministerio Público expusieron que el 38% de los 556 homicidios registrados en Panamá durante 2023 ocurrieron en la capital, mientras que el 19% se remontan a Colón y 18% del resto en San Miguelito. Asimismo, el 70% de estos asesinatos tienen vínculos con el crimen organizado y las pandillas, que forman parte de la cadena de narcotráfico que opera en el continente, con sus bases en Sudamérica, sus intermediarios en Centroamérica y su salida en el mercado local, Norteamérica y Europa.

“Desde ya lo digo, deseo que exista el toque de queda en esos dos lugares para empezar, que son -quizás- las zonas más afectadas por este tema de pandillas. Sin duda alguna (este problema) no es nuevo, pero ha crecido… el narcotráfico modificó la estructura delictiva” en el país, agregó Mulino en un intento por ratificar su voluntad de erradicar estas bandas.

En las últimas semanas, las autoridades panameñas han detenido a decenas de personas, incluidos policías y familiares de funcionarios, presuntamente relacionados con pandillas o el tráfico de droga, que comercializan las sustancias y blanquean dinero procedente de estas maniobras ilícitas. Inclusive, el mandatario destacó que mientras se desempeñó como ministro de Seguridad, entre 2009 y 2014, incautar una tonelada de droga “era de vez en cuando”, mientras que ahora “es cosa de todos los días prácticamente”.

Cifras oficiales expusieron que en 2023 se decomisaron 119 toneladas de drogas, frente al récord de 138 en 2022 y las más de 50 en lo que va del año.

En ese sentido, el mandatario también anunció que se iniciará un proceso de “depuración” en los aeropuertos, que se han convertido en una “terminal caliente” del problema. Para ello, instruyó al Servicio Nacional Aeronaval para que “intensifique el patrullaje en costas y tome la seguridad de todos los puertos del país, Tocumen incluido”. “El Senan tendrá a su cargo la seguridad de los aeropuertos mientras depuramos esas terminales de transporte, sobre todo en las áreas de carga en lo que a Tocumen respecta, que es la terminal caliente”, sumó ante la prensa.

“Trabajaremos duro con ellos para limpiar las estructuras y le he pedido a la directora de Aduanas que haga lo propio en las entradas del país (…) y que refuerce los puntos de entrada, incluyendo los puertos privados”, cerró.

Al igual que ocurre en otros países de América Latina, Panamá es un núcleo de delincuencia y narcotráfico, y resulta un eslabón clave en la cadena de paso de cocaína. Se estima que allí operan cerca de 150 pandillas, aunque su forma de actuar y su estética es mucho más violenta que otras en la región.

(Con información de EFE)