Pablo Alarcón habló sobre su trabajo a la gorra: “Necesito el dinero, mi jubilación de 70.000 no me alcanza y me vinieron más de 17.000 de gas”

Sorprendieron las imágenes del último fin de semana que mostraban al actor Pablo Alarcón trabajando a la gorra en una plaza, ya que según destacó, a los 76 años al no tener un trabajo estable en teatro ni en televisión tuvo que llegar al recurso de presentarse de esa forma para llegar al público y lograr algo de plata “para poder vivir”, según destacó.

“Esto era algo que me faltaba en mi vida hacer. No tengo trabajo en este momento en el teatro y me pareció una muy buena oportunidad porque tengo tiempo y además yo no necesito trabajar a esta altura de mi vida, te confieso, no necesito trabajar. Necesito ganar guita para vivir. Está jodida la situación de los actores porque no hay trabajo. De nosotros, de los barrenderos, de los cocineros, de los periodistas, de todos. Está jodido el país. Ha llegado la miseria a un límite total. No se asombren de que yo esté trabajando la gorra. Asómbrense de lo mal que está el país”, sumó preocupado en declaraciones a Socios del espectáculo.

Al margen de ese presente, también reconoció el multifacético actor que continúa con una propuesta ideada durante la pandemia, El cocinero está frito, un espectáculo al estilo teatro delivery que reúne música, juegos y cocina a domicilio. En reuniones de alrededor de 10 personas, el artista -acompañado por dos músicos- ingresa a la casa de quien así lo quiera para compartir una velada única que puede extenderse por alrededor de cuatro horas, donde además de cocinar, despliega todo su talento actoral.

En charla con Paulo Vilouta en el ciclo Vilouta 910 por La Red, aclaró que la obra callejera es Discurso de la servidumbre voluntaria en plazas: “Estoy en la Chabuca Grande justo al lado del Centro Cultural Recoleta. Necesidades económicas tengo. El dinero no es que me preocupa, lo necesito. Me vinieron más de $17.000 de gas, por ejemplo. No tengo un sueldo, tengo mi jubilación de $70.000 que no me alcanza para un carajo, pero pese a eso me sé manejar. tengo mucho respeto por la necesidad”.

“Me costó llegar a esto de la calle, pero no por vergüenza, por el frío, intenté el primer día y me volví a casa. Pero al segundo día no me importó, me puse tres calzoncillos largos, cuatro camisetas de friza y salí, y hoy estoy feliz de haberlo hecho. Me siento que hago lo que corresponde. Nunca laburé por la guita, siempre por vocación”, aclaró.

Y sobre este momento, recitó parte de la obra que presenta en la vía pública: “Nos roban, nos están robando y hay muchos que están contentos. A estos gobiernos no los defienden los ejércitos, lo defienden cuatro o cinco corruptos testigos de sus voluptuosidades, socios en el fruto de sus saqueos, de sus robos, y muchos están contentos. Y los que no están con este Gobierno se callan porque tienen miedo. Estos gobiernos no solo quieren ser obedecidos, quieren ser venerados, idolatrados”.

Además, reconoció que la semana próxima se hará una función frente a Casa de Gobierno, para después continuar con otra frente al Congreso; “Para decirles ‘corruptos’ en la cara y quien quiera oir que oiga”.

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