Otra muerte por barras enluta al fútbol argentino

El Chino Ojeda había salido de prisión dos meses atrás. Tiempo suficiente para armar un grupo de choque e ir por su objetivo primario: recuperar el control de la barra de All Boys, que había perdido a fines de 2016, cuando el poder fue para un grupo cuyo líder, Mauro M., vive en San Martín y tiene el apoyo de una banda muy pesada de la zona norte del Gran Buenos Aires.

El miércoles pasado ya se había hecho notar su gente cuando atacó y robó al grupo de directivos que acompañaba al equipo de Reserva de Nueva Chicago. Con esa carga, y rodeado de “la banda de Floresta”, que agrupa a varios barrabravas con presencia en el barrio, fue hasta el club Iguazú, a seis cuadras del estadio, donde suelen reunirse antes y después de los partidos los barras de All Boys, a dirimir la cuestión. La idea era robarles las banderas y tomar definitivamente el mando.

El ataque fue sorpresivo, ya que la facción de Mauro M. no los esperaba. Pero la respuesta fue instantánea: a menos de cinco minutos de empezada la pelea, Mauro M. se le acercó por la espalda y, según la denuncia que está radicada en la comisaría 43, le descerrajó un balazo en la nuca. El Chino Ojeda fue trasladado de urgencia al hospital de la zona donde dos horas después falleció y así se convirtió en la víctima número 323 de la violencia del fútbol argentino.

La pelea viene de hace tiempo. La barra de All Boys era manejada con mano firme por Gastón Marone, alias el Gordo Gastón, quien reinó durante toda la presidencia de Roberto Bugallo en el club y quien armó buenas migas con la política. Fue uno de los miembros de comisión directiva de Hinchadas Unidas Argentinas, la ONG barra que viajó al Mundial de Sudáfrica bancada por el gobierno anterior y además, era quién tenía el nexo con Alejandro Yusuf Kalil, el dirigente islámico e hincha del Albo involucrado en la causa por el encubrimiento al atentado a la AMIA. De hecho, la barra de All Boys cobró 25.000 pesos por un acto a favor de Nicolás Maduro organizado en el estadio por el dirigente piquetero Luis D’Elía y el propio Marone fue quien le entregó una camiseta del equipo al presidente venezolano.

Pero Marone, quien en el Mundial 2014 ayudaba a Bebote Alvarez a camuflarse para ingresar a los estadios sin que la policía lo encontrara, fue perdiendo fuerza y cuando vio que el grupo de San Martín, con gente muy pesada vinculada al tráfico de drogas, quería establecerse en Floresta, decidió que era tiempo de salvar su vida y correrse. Y como su lugarteniente, el Chino Ojeda, cayó preso, La Peste Blanca, tal como se autodenomina la barra, quedó con nuevo líder lo que se explicitó el 10/09/16 en la derrota como local del equipo de Floresta frente a Santamarina de Tandil, cuando apareció una bandera gigante con el lema “eran ustedes, ahora somos nosotros” y otra que reemplazaba a la de La Peste Blanca por una que decía La barra del Muro.

Durante un año, el nuevo grupo aterrorizó las calles del barrio. La nueva dirigencia, por miedo, decidió no denunciar y entregar los tickets y las vituallas solicitadas por los violentos. Pero a fines del año pasado, el Chino volvió al barrio y empezó a juntar a sus viejos soldados. Y en dos meses se creyó con la fuerza suficiente para ir por todo y desató ayer la batalla final, que terminó cobrándose su propia vida.

 



FUENTE: INFOBAE NOTICIAS

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