Javier Rodrigo
Pamplona, 20 oct (EFE).- El catedrático de Historia Contemporánea de la Universidad de Navarra Pablo Pérez López ha asegurado que Oriente Medio es en este momento “un peón en el gran tablero internacional” en el que Irán y sus aliados, China y Rusia, intentan que “los Estados Unidos disminuyan su influencia” en el mundo.
El enfrentamiento armado entre Israel y Hamás, ha señalado Pérez en una entrevista con EFE, “va a generar más odio y más conflicto” en la zona y, si acaba creando un nivel de desestabilización alto, “puede ser una oportunidad de oro para debilitar al enemigo norteamericano en el escenario mundial”.
“El aventurero violento está últimamente teniendo más facilidad para salirse con la suya”, ha declarado el historiador, quien ha subrayado: “Los que quieren ver al poder americano debilitado tienen una oportunidad grande, una oportunidad importante”.
Pérez ha explicado que éste es “un conflicto muy antiguo, extraordinariamente complejo”, que es de carácter político pero que tiene “un componente religioso fortísimo”.
El hecho de que a la vertiente religiosa se sume la disputa por un territorio, ha asegurado, es lo que “convierte directamente aquello en una cuestión política muy difícil de resolver”.
El catedrático ha considerado que la síntesis de este conflicto es Jerusalén, una ciudad sagrada para las tres grandes religiones monoteístas.
Como le dijo una vez un eclesiástico de esta ciudad, ha recordado, “si Jerusalén se consiguiera compartir pacíficamente, todo el problema estaría resuelto ya. Y ese es el problema, que todos la quieren, pero no la quieren compartir”.
Aunque el conflicto hunde sus raíces en hechos que tuvieron lugar hace muchos siglos, ha declarado, “estamos ante un problema netamente contemporáneo, hijo de las revoluciones liberales y de la emergencia del nacionalismo como idea política” en Europa.
En ese contexto, ha indicado, “surge la idea de conseguir un hogar judío, un lugar en el mundo y entonces empieza la búsqueda de esa tierra”. Se barajaron localizaciones como Uganda, Madagascar o Estados Unidos, pero la respuesta de los judíos fue “volvamos a Sion, volvamos al monte en el que está edificada Jerusalén” y “ahí empieza el problema”.
Tras la desestabilización que produjo en la zona la Primera Guerra Mundial y la disolución del Imperio Otomano, y posteriormente la Segunda Guerra Mundial, “la gran solución que se le ocurre a los norteamericanos, que son la gran potencia del siglo XX junto a la Unión Soviética, que le da su placet con Stalin, es crear una organización de Naciones Unidas”.
Y la nueva ONU, ha apuntado, “decide crear dos Estados”, el de Israel y el de Palestina, “con una solución salomónica que consistía literalmente en partir el niño por la mitad”, con una Jerusalén con estatuto internacional. Sin embargo, ha comentado, los palestinos se niegan y “reaccionan de una manera desafiante”, lo que a su juicio es “comprensible”.
A partir de aquí, ha asegurado, se encona un conflicto que “es como un repaso de los grandes errores que se cometen”, pero “nacidos de la buena intención de crear una solución”. Se trata de “una muestra de cómo la buena intención en política no basta”, sino que “tienes que acertar y tienes que ser justo, o por lo menos, intentarlo”.
Pérez ha señalado que suele preguntar a sus alumnos cómo es posible que Israel ganara las guerras de 1948, 1956, 1967 y 1973 contra las naciones árabes de la zona y la respuesta “clave” para entender el problema es que “los árabes están muy divididos entre ellos, los árabes entre ellos se odian tanto que solo están unidos en el odio a Israel”.
“Es muy importante entender que la división interna del mundo árabe es una de las causas graves de que el conflicto persista”, ha manifestado.
Pérez ha lamentado que, en esta espiral violenta en Oriente Medio, “Israel ha aprendido la lección de que lo único que entienden los palestinos es el uso de la fuerza y que van a recurrir siempre al terror para intentar ganar ventaja y por tanto ellos tienen que responder con mano dura porque, de la misma manera que los palestinos están divididos, también los judíos lo están dentro del Estado de Israel”.
El historiador ha hecho hincapié en que hay que observar la evolución de los acontecimientos, porque “si la desestabilización crece” en Oriente Medio, puede haber una “reconfiguración del espacio internacional”. EFE
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