A través de un documento difundido en conmemoración a un nuevo aniversario del nacimiento del sacerdote Carlos Mugica, el equipo de curas de villas y barrios populares de la ciudad y la provincia de Buenos Aires reflexionó sobre las asignaturas pendientes en los sectores carenciados e hicieron foco, entre otras cosas, en el acceso a la vivienda. En ese sentido, advirtieron sobre “los dramas irresueltos del techo y el trabajo, que representan hoy un grito estremecedor y creciente” y definieron como “pasmosa” la “desconexión de algunas dirigencias políticas con el dolor del pueblo”.
En el documento, titulado “La vivienda del pueblo: una asignatura pendiente” y firmado por más de 20 curas y diáconos de diferentes diócesis del Gran Buenos Aires, todos coincidieron que “la realidad política, económica y social no se comprende mirando desde el centro, sino desde la periferia” y que “la agenda que necesita nuestra patria debe ser para todas y todos, empezando por los últimos”.
En esa línea, los religiosos consideraron que las agendas que llevan adelante la economía liberal o el progresismo cultural “no le hacen justicia al deseo de vivir bien que tienen los más pobres y pequeños de nuestro país” e indicaron que “el sufrimiento del pueblo es demasiado real y extendido para que no tenga casi lugar en la agenda política y en los debates de la campaña legislativa”.
A su vez, el documento sentencia que los alquileres tienen “requisitos inalcanzables” y que comprar un terreno o una vivienda “representa una empresa absolutamente desproporcionada para el sueldo promedio de un obrero”, incluso “hablando de alguien que tiene un trabajo formal”. En relación a esto último, también expresa su preocupación por “millones de argentinos que no tienen un trabajo formal”.
“Nuestro país ha entrado hace décadas en una espiral de empobrecimiento cada vez mayor, al tiempo que es cada vez mayor la concentración de la riqueza y la desigualdad social”, resaltaron.
Y continuaron: “La brecha con los últimos crece. El sufrimiento del pueblo es demasiado real y extendido para que no tenga casi lugar en la agenda política y en los debates de la campaña legislativa. La desconexión de algunas dirigencias políticas con el dolor del pueblo resulta pasmosa”.
Por último, el escrito también hace mención al reciente desalojo de una toma de tierras en la Villa 31, en un predio donde se construirá una escuela, y consignó que “los gobiernos son crueles cuando no escuchan la necesidad, y solo defienden los helados intereses del poder”.
Carlos Mugica nació el 7 de octubre de 1930 y trabajó desde sus primeros años como sacerdote en la parroquia Santa Rosa de Lima, Balvanera, y posteriormente en la Villa 31. Comprometido en una opción por los podres, realizó su tarea pastoral cerca de los sectores populares. “Fue esa proximidad física expresada en el encuentro cotidiano con los más pobres lo que le permitió comprender su lucha por la vida, su sentir, sus alegrías, su dolor”, subrayaron los curas.
La carta del Equipo de Curas de Villas y Barrios Populares de Provincia y Capital la firmaron Gustavo Carrara, José María Di Paola, Andrés Benítez, Guillermo Torre, Agustín López Solari, Juan Isasmendi, Lucas Walton, y otros referentes de asentamientos de la Capital Federal y el conurbano.
El documento completo difundido por los curas
Los dramas irresueltos del techo y el trabajo son un grito estremecedor y creciente, y la agenda política que necesita nuestra patria debe ser para todas y todos, empezando por los últimos, advierte el equipo de sacerdotes de la pastoral villera, en un nuevo aniversario del nacimiento del Padre Carlos Mugica.
Un 7 de Octubre como hoy, hace 91 años nacía Carlos Mugica. Hijo de una familia adinerada, durante sus primeros años de sacerdote realizó una verdadera conversión al descubrir el sufrimiento, las opciones y el pensamiento de sus hermanos más pobres en los alrededores de la parroquia Santa Rosa de Lima y posteriormente en la villa 31. Fue esa proximidad física expresada en el encuentro cotidiano con los más pobres lo que le permitió comprender su lucha por la vida, su sentir, sus alegrías, su dolor. Ese encuentro real transformó sus opciones, lo llevó a dar la vida y quedó de manifiesto en el testimonio de su martirio.
Hoy, en un nuevo aniversario de su nacimiento, junto al Papa Francisco afirmamos que la realidad –también política, económica y social– no se comprende mirando desde el centro, sino desde la periferia, y que la agenda que necesita nuestra patria debe ser para todas y todos, empezando por los últimos. Las agendas prioritarias que llevan adelante la economía liberal o el progresismo cultural, no le hacen justicia al deseo de vivir bien que tienen los más pobres y pequeños de nuestro país.
Los dramas irresueltos de la vivienda y el trabajo representan hoy un grito estremecedor y creciente. Cada día los alquileres tienen requisitos inalcanzables para más gente. Comprar un terreno o una vivienda representa una empresa absolutamente desproporcionada para el sueldo promedio de un obrero, y estamos hablando de alguien que tiene un trabajo formal, pero se cuentan de a millones las argentinas y argentinos que no lo tienen.
Nuestro país ha entrado hace décadas en una espiral de empobrecimiento cada vez mayor, al tiempo que es cada vez mayor la concentración de la riqueza y la desigualdad social. La brecha con los últimos crece. El sufrimiento del pueblo es demasiado real y extendido para que no tenga casi lugar en la agenda política y en los debates de la campaña legislativa. La desconexión de algunas dirigencias políticas con el dolor del pueblo resulta pasmosa. Entre las atribuciones del Congreso, el Artículo 75 de la Constitución dice en su inciso 19: “Proveer lo conducente al desarrollo humano, al progreso económico con justicia social…”. Por allí debería ir el diálogo y la discusión de las propuestas de campaña.
Hace pocos días, el desalojo en la villa 31 mostró al país una escena cruel: una nena llorando porque le rompieron el inodoro. Lo concreto de ese llanto permitió al país entrever algo del dramatismo de la vida de los pobres. Es verdad que había un fallo judicial que ordenaba el desalojo, y es lamentable que no haya fallos que obliguen a cumplir el derecho a una vivienda digna consignado en el artículo 14 bis de la Constitución Nacional. Porque si la gente vive en una villa, o en un asentamiento no es porque le guste vivir hacinada o inundarse de cloaca o pozo ciego, sino porque el drama que atraviesa tal vez ya no le deja otra opción. ¿Qué va a hacer? ¿Qué harías vos si no pudieras pagar un alquiler y te estuvieras quedando en la calle con tus hijos? Los gobiernos son crueles cuando no escuchan la necesidad, y solo defienden los helados intereses del poder.
Querido padre Carlos, hoy, 7 de Octubre de 2021, el equipo de Curas Villeros te rinde homenaje afirmando la tremenda vigencia del mensaje de tu vida, y te ruega que intercedas ante el Padre por esta Patria nuestra, la Argentina, que está herida en la justicia. Que la Virgen de Luján, tu madre y la nuestra, humanice nuestras opciones.
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