El año 2001 fue sin duda un gran momento para el cine por muchas razones: El viaje de Chihiro, Shrek, Monstruos S.A., Amélie o Donnie Darko, por no hablar de las primeras entregas de dos sagas que marcarían esa década, Harry Potter y El señor de los anillos. En definitiva, una cosecha increíble para abrir el milenio llena de títulos originales y diferentes entre sí, apostando por nuevos géneros y formatos y descubriéndonos prometedores cineastas y actores. Y entre todos aquellos títulos, hubo uno que se convirtió en obra de culto por muchos motivos, aunque nunca llegó a conseguir su ansiada secuela.
Estamos hablando de Destino de caballero, la película de Brian Helgeland ambientada en la Edad Media y protagonizada por Heath Ledger, Rufus Sewell, Shannyn Sossamon o Alan Tudyk, entre otros. Aunque estaba ambientada en la época de caballeros y princesas, la película contaba con un rasgo distintivo que se afianzaría en otras películas de su generación y que a su manera la haría tan popular: sus anacronismos, intentando convertir las justas en poco menos que la Champions League de fútbol y con la inclusión de temas pop y rock como We Will Rock You de Queen, entre muchos otros.
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Destino de caballero contaba la historia de William Thatcher (Heathd Ledger), un escudero que trar morir el caballero que servía ocupaba su lugar. William comenzaba a hacerse pasar por caballero y entraba a competir en un torneo de justas, el enfrentamiento a caballo entre dos caballeros lanza en mano. Pronto el joven plebeyo descubría su talento para esta competición y, junto a dos nuevos lacayos, se ponía a ir de villa en villa participando en cuantos torneos pudiese para así conseguir un gran botín. Sin embargo, en su camino quedaba prendado de una joven doncella a la que no se podría quitar de la cabeza. Sin embargo, en su camino se encontraría con la oposición del conde Adhemar de Anjou, un caballero con el que rivalizar en la justas… y en el amor.
Las ideas para una secuela
En una reciente entrevista, el director y guionista de la película Brian Helgeland contaba los muchos intentos por retomar el universo de Destino de caballero a través de una secuela. “Cuando la terminamos, ya estábamos pensando en hacer la secuela como una película de piratas. El argumento giraba en torno al secuestro de Jocelyn por el conde Adhemar y su traslado a Constantinopla”, contaba Helgeland. El director, que rodó la primera entrega en Praga y utilizó personas sin hogar como extras para dar vida a los campesinos, intentó llevarle este proyecto a Sony sin éxito: “Sony no quería hacerla. Se lo propuse a ellos porque son los propietarios de los derechos, y parecía que estaban interesados en hacerla con Netflix, lanzándola como una película de Netflix”.
Sin embargo, Helgeland desvela que fue la propia Netflix la que terminó desechando el proyecto, al no cumplir con las expectativas ni pasar el filtro de su algoritmo, que no auguraba éxito a la película. “Según tengo entendido, Netflix probó esta idea de secuela a través de sus algoritmos, que indicaron que no tendría éxito”, afirma el director, quien no obstante sigue creyendo en sus posibilidades: “Destino de caballero parece ser más popular cada año que pasa; es lo más extraño”.
En una industria cada vez más marcada por algoritmos e inteligencias artificiales, ya no parece haber sitio para este tipo de propuestas, en un arte que de toda la vida ha sido tan impredecible como las propias justas de la película. Solo cabe preguntarse qué hubiera pasado en 2001 si se hubiese tenido en cuenta esta tecnología. Quizá no habríamos visto mezclar Queen con los caballeros del medievo, pero quién sabe si tampoco Harry Potter, El señor de los anillos o tantas otras.
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