La Navidad es a decir de muchos la mejor época del año, debido a que representa una oportunidad perfecta para tomar un merecido descanso, realizar actividades como viajes de turismo o visitas, reunirse con la familia y gozar de un momento que no suele repetirse a menudo. Estas fechas representan unión, paz y mucha nostalgia, pero también muestran lo mejor de las costumbres propias de cada lugar.
Sobra decir que el Perú es un país rico en tradiciones y expresiones culturales que con el paso de los años han ido variando, pero sin perder su esencia, y terminaron dándole un lugar a la Navidad que llegó al país de la mano de los españoles. Así, cada lugar del Perú adaptó sus costumbres para recordar el nacimiento del niño Dios.
La buena noticia es que muchas de estas expresiones han trascendido al tiempo y han llegado hasta nuestros días, como ocurre en el caso de la región Ica, donde se mantienen costumbres ligadas a la fuerte influencia afroperuana, dando paso a tradiciones muy especiales.
La Navidad en Ica
Ica, caracterizada por su color, sabor y altas temperaturas, es una región ubicada al sur del Perú donde se pueden encontrar muchos atractivos turísticos. Actualmente, su tradición ligada a la navidad llamada “Navidad Negra” es una de las más representativas y se extiende también a lugares como Chincha, Cañete y Pisco.
Esta celebración se suele llevar a cabo a partir del 24 de diciembre, homenajeando al niño Dios, y culmina el 6 de enero con la Bajada de Reyes. En ella participa un importante sector de la población, que en medio de aplausos, zapateos, algarabía, cantos y demás se unen a las danzas tradicionales: El Hatajo de Negritos, que suele interpretarse por hombres zapateando al ritmo del violín y las campanillas, y Las Pallitas, donde danzan mujeres al son de la guitarra.
Cabe mencionar que dichas danzas fueron inscritas en el 2019 en la Lista Representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad de la UNESCO. Por otro lado, el origen de esta festividad tan particular está relacionada a la fusión entre costumbres peruanas con las afrodescendientes, pero también de ésta con la tradición religiosa, plasmando así un fuerte sincretismo.
La popularidad de la Navidad Negra es tal que incluso el famoso Nicomedes Santa Cruz escribió al respecto, explicando aspectos como el vestuario de los danzantes, su preparación que solía empezar desde fines de noviembre, y cómo es que entonaban villancicos y e interactuaban con la población, organizados en cuadrillas que visitaban nacimientos e iglesias. Vale destacar que hasta hoy se danza al ritmo de instrumentos representativos como el cajón o la quijada de burro.
En el marco de esta festividad se hace también la puesta en escena de un nacimiento y se rinde homenaje a la Virgen del Carmen o “La Peoncita” y al Cristo Negro.
Otra tradición que se mantiene hasta hoy es asistir a la Misa del Gallo para escuchar el sermón previo al nacimiento de Jesús. También se dice que en tiempos de antaño los niños solían quemar juguetes viejos para luego recibir los nuevos en Navidad.
Como en todo el Perú, la gastronomía también es un pilar importante de la celebración. Esa noche las familias se deleitan con el sabor de un pavo fresco, de preferencia de corral, que es preparado especialmente para compartir y está acompañado generalmente por algunos platillos que conocemos, como el puré de manzana, chocolate y panetón, y en algunos casos, un poco de pisco puro.
Lo cierto es que la Navidad en el sur del Perú es toda una experiencia que mantiene vigente tradiciones nacidas desde la colonia, que pese a algunos cambios, han sobrevivido al paso del tiempo.
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