Narcovalijas: escuchas, caminatas sospechosas y una falla en Skype, las claves del seguimiento al “señor K”

Salía del hotel, caminaba hasta la esquina, fumaba un cigarrillo y regresaba. Horas después, daba la vuelta a la manzana y volvía rápido a su habitación. Para los expertos, eran movimientos para “vigilar” la calle. Su entrenamiento no le alcanzó para esquivar a los gendarmes que lo siguieron día y noche en Buenos Aires. Andrey Kovalchuk, supuesto cerebro “operativo” de la banda de las narcovalijas, finalmente cayó este viernes en Alemania. Infobae reconstruyó sus dos viajes a la Argentina con fuentes directas de la investigación.

El “señor K” estuvo dos veces en Argentina mientras duró la investigación. La primera vez fue en octubre pasado: llegó en un vuelo comercial a Ezeiza y se fue en otro privado, con matrícula de Letonia, que había aterrizado en el aeropuerto internacional apenas 48 horas antes. La aeronave había sido alquilada para transportar la droga. El plan fracasó. Durante esa semana, la Gendarmería no se despegó ni un minuto de Kovalchuk.

El primer seguimiento en Ezeiza comenzó apenas puso un pie afuera del avión, con la colaboración de la PSA (Policía de Seguridad Aeroportuaria).

Kovalchuk se movía siempre a pie por la zona del centro, lo que dificultaba el trabajo de los espías, que igualmente le sacaban fotos a distancia. También se registraban sus comunicaciones. El “señor K” traía su propio celular, que se conectaba a la red local para poder hacer llamadas, y además se compró un celular en un local del Microcentro. Alertados de esa situación, un segundo grupo de gendarmes llegó al lugar, interrogó a los empleados y obtuvo los datos para pinchar el teléfono. A partir de ese momento, con el visto bueno del juzgado de Julián Ercolini, se escucharon todas las comunicaciones en suelo argentino.

Los seguimientos de Kovalchuk incluyen las reuniones que mantuvo en Buenos Aires con Alexander Chikalo y el policía de la Ciudad Iván Blizniouk, ambos detenidos hace una semana. El “señor K” estaba desesperado por sacar las valijas que había introducido en un anexo de la embajada Ali Abyanov, un diplomático de la embajada rusa que tuvo que regresar a Moscú en medio de la operación. 

El primer viaje de Kovalchuk terminó el 18 de octubre. En el aeropuerto de Ezeiza lo esperaba un avión privado con bandera de Letonia, matrícula OE-HUB. El plan para llevar la droga a bordo de esa aeronave  había fracasado. El seguimiento de los gendarmes terminó con una foto tomada a varios metros de distancia, desde un alambrado. Se lo ve subiendo al avion, con rumbo a Brasil.

Los investigadores sospechan que la droga es de Colombia o Perú, por su altísima pureza, pero todavía no hay certezas. También se sospecha que el canal diplomático ya había sido utilizado por la banda para llevar droga a Europa.Abyanov dio a entender en su declaración judicial que hubo envíos anteriores”, dijo una fuente de la investigación.

Kovalchuk también viajó a la Argentina en noviembre del año pasado. Los espías nuevamente lo siguieron en todas sus salidas. La secuencia de imágenes obtenidas por Infobae lo muestran de bermudas, caminando por el Microcentro y en la feria de Plaza Francia.

El “señor K” ya estaba siendo escuchado. También estaba pinchado el teléfono del policía Blizniouk. Pero los investigadores tuvieron un golpe de suerte: a Blizniouk se le rompió la computadora y durante varios días no podían utilizar Skype (el canal de comunicación utilizado para esquivar a los espías), reveló una fuente que conoce los detalles de la operación.

El “señor K” finalmente fue detenido este viernes en su casa de Berlín. Para la Justicia argentina, está probado que fue el cerebro “operativo” de la banda que intentaba traficar 389 kilos de cocaína en valijas diplomáticas rusas. Ahora comienza el largo proceso de extradición a Rusia. Los investigadores creen que llevará al menos tres meses. Mientras tanto, la causa apunta a determinar el país de origen de la droga y el verdadero cerebro financiero de la banda.



FUENTE: INFOBAE NOTICIAS

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