Todo tiene un precio. Solo se trata de saber tasar. Ayer por la mañana, la División Lavado de Activos de la Superintendencia de Drogas Peligrosas de la PFA ingresó en la casa de Hernán Westmann, empresario registrado en el rubro de “servicios personales de la AFIP y piloto de avión, ubicada sobre la calle Jilguero, lote 21 del barrio Los Sauces, Nordelta. El allanamiento había sido ordenado por el juez federal de Campana, Adrián González Charvay y el secretario Matías Latino. Westmann, hoy prófugo, está acusado de ser el ingeniero detrás de una estructura de lavado de al menos seis millones de dólares de carteles mexicanos, particularmente del cartel de Sinaloa, liderado por Joaquín “Chapo” Guzmán, a quien se le atribuye el envío en mayo de 2014 de 2300 kilos de cocaína líquida escondida en dos transformadores trifásicos a bordo de un barco al puerto de Mérida, Yucatán.
A priori, el perfil de Westmann, jugador de póker internacional, supone un personaje un poco extravagante, una suerte de Scarface oriundo de Parque Chas. Sin embargo, una suerte de buen gusto decorativo primaba en su casa sin jacuzzi de Los Sauces, líneas netas, gran cantidad de luz ambiente, nada de accesorios chillones. El valor de la casa en sí, de acuerdo a patrones de mercado, ronda los 800 mil dólares. Se encontró también una camioneta Nissan Kicks y una moto Kawasaki de 1000 cc. Precio de ambos en el mercado de usados: poco menos de un millón de pesos. La casa del padre de Westmann, a pocos metros sobre la calle Gorrión y muy similar a la del empresario, adquirida tiempo atrás a la familia de Federico Elaskar, financista ligado a Lázaro Báez en la ruta del dinero K, también fue allanada por la división Lavado de Activos. Una Ford Ecosport esperaba en la puerta a los policías, la casa contaba un amplio living y patio con vista a una de las tantas lagunas de Nordelta. Allí se incautó documentación de interés para la causa. Su valor, estimado por la PFA: 750 mil dólares.
El registro no terminó en tierra. La PFA luego se dirigió al Club de Yates Naval Motor, una de las guarderías dentro de Nordelta. Westmann guardaba allí su lancha marca Quicksilver, modelo Marine Sur 2400, que fue incautada. Su precio en el mercado de usados: poco más de 50 mil dólares. La pista sigue por aire; los efectivos luego ingresaron al aeropuerto de San Fernando para encontrar la avioneta Piper PA-28R-200 Cherokee Arrow del empresario. Precio: 1,5 millones de pesos. Otros seis inmuebles en Nordelta completaron la lista de allanamientos, en barrios como Miradores del Lago y Los Alisos. La cuenta final de valor para todas las propiedades en donde entró la PFA: más de 4 millones de dólares.
Hoy, el juez González Charvay avanza para detener a Westmann, que se cree está oculto en algún punto del país. Los vínculos de Westmann, por lo pronto, se vuelven un foco caliente. Fuentes de la investigación habían revelado esta tarde a Infobae que el empresario, ligado a por lo menos cuatro firmas radicadas en Miami, cuenta con vínculos con figuras célebres del narcolavado latinoamericano como Salomón Bendayán y Andrés Uricoechea, investigados en Estados Unidos por una trama de más de 100 millones de dólares girados entre Venezuela y Estados Unidos a través de empresas fantasma, el mismo modus operandi del que se lo acusa a Westmann. En las últimas horas, se conoció un nuevo nexo del empresario, alguien a quien la Justicia aún no pudo identificar con nombre y apellido, un colombiano, apodado “El Tuerto”.
Fue un arrepentido, un testigo de identidad reservada quien mencionó al “Tuerto” al juez González Charvay por primera vez. Habría sido el “Tuerto” quien le presentó a Westmann a tres colombianos que llegaron al país en septiembre de 2013: estos tres compatriotas habrían sido, a su vez, los financistas del Cartel de Sinaloa detrás de la maniobra que envió más de dos toneladas de cocaína a México siete meses después. El primer paso fue operar con una financiera para obtener dólares.
Los colombianos, por su parte, fueron identificados, con sus movimientos registrados por la Dirección Nacional de Migraciones y estadías en hoteles cinco estrellas. Uno de los colombianos llamó a comienzos de octubre a un teléfono celular desde el teléfono fijo de uno de los hoteles. El celular, según pericias posteriores, resultó ser el de Westmann. Registros de la Administración Nacional de Aviación Civil indicaron un viaje del contingente de colombianos y el empresario y jugador de póker a Montevideo, un vuelo privado que partió en un Lear Jet desde Aeroparque. La Unidad de Información Financiera y la AFIP, por su parte, también aportaron información sobre Westmann.
FUENTE: INFOBAE NOTICIAS
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