Sobre una serie de 185 países, desde 1990 a 2021, el Banco Mundial detectó que la Argentina ocupó el último año el puesto 82 en la tasa de participación de la población en el mercado de trabajo rentado, técnicamente denominada PEA (Población Económicamente Activa), con apenas 45,74%, esto es unas 21 millones personas, sobre poco más de 45,8 millones de habitantes estimados hasta entonces. Con el ajuste derivado del último Censo de Población del Indec, la proyección a total país de la oferta laboral se eleva a casi 22 millones de personas.
Por el contrario; ese indicador de oferta de trabajadores para no sólo obtener el sustento a través de una actividad rentada, sino también contribuir al crecimiento de la economía y el desarrollo del país, persiste muy alejado de la participación que alcanza en el resto de los vecinos y relativamente cercanos Perú 55,66%; Canadá 54,94%; Bolivia 53,34%; Paraguay 51,45%; Colombia 50,55%; Estados Unidos 49,65%, entre otros. Y también, está muy por debajo de la tasa de participación que se detecta en países con similares condiciones geográficas, como Nueva Zelanda 56,55% y Australia 53,04% del total de habitantes.
De lo anterior se desprende que, si en la Argentina la PEA se ubicara en torno a promedio de esos países, la oferta laboral podría elevarse a más de 25,2 millones de personas; y superar los 26,5 millones si registrara la proporción promedio de Perú y Nueva Zelanda, unos 5 millones de trabajadores más que la que surgió de la proyección del 45,74% de la PEA a la población que arrojó el Censo 2022 del Indec.
Si la tasa de participación laboral fuera como en Perú, el índice de desempleo subiría del 7% actual a más del 24% de la PEA
Visto de otra forma, con el actual nivel de la tasa de empleo y esa hipotética proporción óptima de la PEA que le permitiría al país ascender al podio de los 20 países con mayor tasa de participación de la población en el mundo de trabajo rentado, la tasa de desocupación ascendería del 7% que informó el Indec para el cierre del primer trimestre 2022, a más del 24% de la oferta laboral potencial.
Causas de la reducida tasa de participación
En comparación con el promedio del planeta la Argentina mantiene una tasa de 1,7 puntos porcentuales más alta, y también una proporción relativamente estable de la PEA mundial, en torno a 0,6 por ciento. Además, registra supremacía en términos relativos frente a los índices que el organismo de crédito internacional detectó en 2021 para Chile 44,02% de tasa de la PEA; México 43,99%; e Italia 42,25% de la población total.
Pero lejos está de constituir un orgullo, porque en un universo de 185 países el promedio no siempre constituye una buena referencia estadística, mientras que el resto de los casos parecieran ser más excepciones que virtudes.
La brecha negativa que se observa en comparación con la mayor parte de los Estados de la región resulta congruente con el desesperante nivel de pobreza
Lo cierto que la brecha negativa que se observa en comparación con la mayor parte de los Estados de la región, y de similares características de clima y suelo, resulta congruente con el desesperante nivel de pobreza que registra la Argentina, puede atribuirse a varios factores, pero se destacan:
1) Efecto desaliento por la baja tasa de inversión por la agobiante presión tributaria, en los tres órdenes de gobierno: nacional, provincial y municipal;
2) El bajo clima educativo que impide a muchos habitantes poder calificar para tareas básicas, como lo reflejan los altos índices de puestos vacantes que detecta la Encuesta de Indicadores Laborales del Ministerio de Trabajo;
3) El crecimiento de los planes asistenciales antiempleo, porque mucho de los receptores temen perderlos si obtienen un puesto de trabajo, aunque sea en condiciones precarias;
4) Las presiones sindicales sobre las empresas, las cuales, en general, se concentran en “defender” supuestos derechos de los trabajadores y en particular de quiénes están en el sistema laboral, en tanto no manifiestan vocación por proponer iniciativas a favor del aumento de la productividad, la inversión y el crecimiento de la economía, para contribuir a generar mejores condiciones para la contratación y aumento de la nómina, en particular entre los asalariados registrados;
5) Las repetidas regulaciones que desalientan la inversión productiva: de precios, cepos cambiarios, cupos para exportar y más aún importar, principalmente.
Es muy común que los gobiernos populistas manifiesten su “preocupación” por la creación de empleos, pero en general avanzan en la dirección contraria
Es muy común que los gobiernos populistas manifiesten su “preocupación” por la creación de empleos, pero en general avanzan en la dirección contraria. Silvina Batakis no fue la excepción, lo dijo el día de la jura como ministro de Economía. Sin embargo, una vez más el Indec informó que en la Argentina pospandemia los puestos que más crecen son los precarios, como los asalariados no registrados: 12,5%, casi a un ritmo cuatro veces mayor que la Encuesta Permanente de Hogares estimó para el segmento formal en relación de dependencia, apenas 3,4%, en una economía que hasta el primer trimestre 2022 se reactivaba a una tasa del 6% respecto del año previo.
Participación en la franja de más de 15 años
El Banco Mundial, también acaba de actualizar su estadística de participación de la PEA por género para la franja etárea de más de 15 años, la cual, técnicamente y sociológicamente, es la más apropiada para un mercado laboral responsable y cuidado por el Estado, donde los niños menores son cuidados para que puedan cumplir con sus obligaciones y menesteres primarios de adecuada alimentación, atención sanitaria y educación básica avanzada, al menos hasta el inicio del nivel secundario.
En ese caso, la estadística, acorde con criterios metodológicos de la Organización Internacional del Trabajo, ubica a la Argentina varias posiciones más abajo que en la general; y no sólo cae al puesto 108, sino que además queda 12 posiciones detrás del promedio mundial, con una tasa de participación de 53,81% de la población de ese grupo etáreo, un punto y medio porcentual menor a la media internacional de 55,85 por ciento.
Perú y Bolivia registran sendas tasas de actividad (PEA) en la franja de más de 15 años del 70,31%; le siguen Bolivia 69,52%; y Paraguay 66,89 por ciento
Entre los países de la región se destacan Perú y Bolivia con sendas tasas de actividad (PEA) de esa franja de edad del 70,31%; le siguen Bolivia 69,52%; y Paraguay 66,89%. En cambio, se aproximan a las tasas de Argentina las estimadas para México 56,46%; Colombia 55,43%; Uruguay 55,23%; y mucho más atrás Brasil 49,99% y Chile 49,65% de la población con más de 15 años de edad.
En ese caso, según la estimación de la población argentina de más de 15 años -unas 35,8 millones de personas- se puede proyectar una oferta potencial de mano de obra que estaría en condiciones de trabajar de unas 5,4 millones de personas, pasaría de 19,3 millones a 24,7 millones, aproximadamente.
En la Argentina hay unas 5,4 millones de personas que no participan de la oferta laboral por falta de incentivos y oportunidades
La consecuencia de tanta baja tasa de participación de la población en el mercado de trabajo total (en blanco y negro, asalariado y por cuenta propia) es que también la Argentina se posicione muy abajo en el ranking mundial de la cantidad de ocupados sobre el conjunto de habitantes mayores de 15 años.
En ese caso, la base de datos del Banco Mundial se limita a una serie ininterrumpida de 105 países, y ubica a la Argentina en el puesto 67, con apenas 55,1%, casi dos puntos porcentuales menor al promedio general; y muy lejos de las tasas que se observan en varios países vecinos: Perú 68,3%; Paraguay 66,7%; Bolivia 64,3%; Ecuador 62,8%; entre otros.
De todo lo anterior, se desprende que las urgencias para los futuros gobernantes no se limitan a ordenar las finanzas públicas y la política monetaria, para bajar la inflación, sino también atender otras carencias socioeconómicas básicas, para que a través de incentivos al empleo del enorme potencial de la población inactiva se pueda avanzar aceleradamente en la reducción de la pobreza, aumentar la productividad del conjunto de los factores productivos de bienes y servicios y expandir el comercio exterior de bienes y servicios con resultado positivo sobre las reservas en divisas del Banco Central.
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