Con 100 años de edad, este viernes 8 julio murió uno de los ex presidentes más cuestionados en la historia de México: Luis Echeverría Álvarez, quien estuvo en el poder de 1970 a 1976.
El priista pasó sus últimos días en su casa de Cuernavaca, Morelos, pero su cuerpo fue trasladado este sábado a la Ciudad de México para ser velado.
Al respecto, el presidente Andrés Manuel López Obrador envió el pésame a sus familiares y amigos a través de su cuenta de Twitter:
“En nombre del Gobierno de México envío un respetuoso pésame a los familiares y amigos del licenciado Luis Echeverría Álvarez, presidente de México durante el sexenio de 1970 a 1976″.
Pero muchos usuarios respondieron a su publicación para criticar la cortesía propia de la investidura, pues recordaron las violaciones a los derechos humanos que marcaron la trayectoria del priista, como su participación en la matanza estudiantil del 68 y el “Halconazo” en el 71. Cabe mencionar que en las dos quedó impune.
Sin embargo, hubo otros internautas que aprovecharon para comparar el régimen de AMLO con el de Echeverría.
“Mi sentido pésame, murió su modelo a seguir pero su legado vive en usted”, “Pésame para el padre ideológico de su visión setentera, nunca para las personas asesinadas todos los días en México”, El ex Presidente Luis Echeverria debió haber fallecido muy feliz al ver que su proyecto de nación sigue más vivo que nunca con AMLO”, se lee entre las reacciones.
No es la primera vez que aparecen este tipo de comentarios en redes sociales. Incluso, desde sus anteriores campañas presidenciales de 2012 y 2018, varios analistas políticos y periodistas señalaron que López Obrador, quien también militó en sus inicios con el PRI, se asemeja con su antecesor en términos de concentración de poder y populismo, a través de un discurso nacionalista, el uso de las Fuerzas Armadas, un poder centralizado y una retórica contestataria.
Uno de los ejemplos más claros es la suspicacia al sector privado, tanto mexicano como extranjero, y una pasión por el Estado como actor en la economía.
Y es que ambos vieron el gasto público como una herramienta transformacional para producir, distribuir o emplear. De hecho, una prioridad de AMLO es la necesidad de la “dependencia” de la Comisión Federal de Electricidad (CFE), para que “produzca” la energía sin la ayuda de empresas privadas, a pesar de los problemas de operación que ello ocasione, como aquella paraestatal que existía antes de 1992.
Muestra de lo anterior se dio en febrero de 2021, cuando el gobierno federal lanzó la campaña “Apoya un poco, apaga un foco”, ante la crisis de energía eléctrica causada por la falta de suministro de gas natural por parte de Texas, Estados Unidos.
A través de mensajes en redes sociales, se pidió a la ciudadanía de los estados del norte del norte evitar consumos de luz innecesarios, generando polémica por lo parecido a la campaña de 1972, cuando Echeverria solicitó con el lema “¡Ayuda un poco… aflojando un foco!” cuidar el consumo de electricidad, pues México no generaba aún la energía suficiente para satisfacer todas las necesidades.
Otra semejanza para los expertos está en sus proyectos de Gobierno. Para Echeverría la “Revolución Mexicana”, para AMLO su “Cuarta Transformación”. Ambos se presentaron como la encarnación de una etapa transformacional.
Además, los dos requirieron de enemigos para reafirmarse. Mientras el priista gritó “jóvenes fascistas” a estudiantes de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y del Instituto Politécnico Nacional (IPN), Obrador no dudó en catalogar de “neoliberales, fifis, conservadores” a aquellos que lo cuestionan desde las redes sociales.
No obstante, afirman que hay una diferencia en su camino al poder. Echeverría fue un burócrata más discreto, que se ganaba la confianza de sus antecesores y del sector empresarial. El tabasqueño llegó como opositor incansable, en campaña permanente, atacando siempre al gobierno del momento.
No todo fue malo
Durante su sexenio se crearon varias instituciones y organismos que ayudaron en el desarrollo del país como el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt), la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), el Fomento Nacional de Turismo (Fonatur), el Instituto Nacional de Ciencias Penales, entre otras.
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