La invasión de Rusia a Ucrania no cesa. Los últimos reportes indican que la invasión por tierra, mar y aire de las tropas enviadas del Kremlin causa ya más de 350 civiles muertos. Por ahora, Kiev resiste al avance ruso a casi una semana de la declaratoria de guerra por parte de Vladimir Putin, quien ha merecido el rechazo unánime de varios países de América Latina y la Unión Europea.
Sobre la delicada situación geopolítica, y lo que podría pasar en los próximos días, Infobae entrevistó al internacionalista Miguel Ángel Rodríguez Mackay, quien sostuvo que Rusia tiene un plan geopolítico claro: cercenar partes del territorio de Ucrania para anexarlas como ocurrió hace ocho años con Crimea de manera de facto.
– ¿Cómo observa que el viernes no se aprobó la condena a la invasión de Rusia a Ucrania en el Consejo de Seguridad de la Naciones Unidas?
– Desde un punto de vista de realismo político, ir al Consejo de Seguridad de la Naciones Unidas, estaba decantado de que iba ser una acción por ejecución frustrada. Estados Unidos sabe que en el Consejo, para que las decisiones se tomen, tiene que contar con la adhesión de todos los países miembros permanentes. Estando allí una Rusia comprometida directamente con el asunto y China, será muy difícil que se consiga. Creo que Estados Unidos ha llevado un asunto a la gestión, bajo el consejo, para transmitirle a la comunidad internacional que se pega al derecho internacional, al ordenamiento jurídico planetario, establecido en un sistema de convenciones como es la Naciones Unidas que es el foro geopolítico planetario por excelencia. En segundo lugar, creo que la tónica, por más que sean nueve los países miembros permanentes del consejo que permiten tomar decisiones en otros ámbitos o marcos, tampoco iban a concretar una decisión de siquiera cercana a un juicio de valor de lo que está pasando exactamente en Ucrania. Como ya lo he dicho, el Consejo de Seguridad debería funcionar mejor para condenar estos casos porque allí siempre funciona mejor el realismo político que la propia naturaleza del derecho internacional.
– China se abstuvo. ¿Qué mensaje lanza?
– La votación de China en abstención significa que otra vez muestra su temperamento internacional de no comprometerse en situaciones de conflictividad inmediata. China está preocupada no en introducirse en espacios de concepto de guerra, sino en conquistar el mundo económicamente. No significa que, por una abstención, China apoye a Estados Unidos. Lo que muestra es su nivel de equilibrio y empoderamiento internacional. Con su decisión, no tira la balanza para algún lado sino, más bien, por sí mismo busca empoderarse y no perder. Eso que durante la pandemia tuvo: vitrina internacional junto a Estados Unidos. No creo que exista alguna posibilidad de una Guerra Fría como algunos deslizan.
– ¿Y el papel de Estados Unidos en este conflicto?
– El solo hecho que Estados Unidos llame a una mesa de negociación, por más que sea un acto sensato, lo debilita políticamente frente a un discurso de un presidente demócrata como Joe Biden, quien no ha estado mirando el tablero internacional. Tú has visto sus discursos con advertencias reiterativas al gobierno de Vladimir Putin y que, además, señaló que Estados Unidos no va ingresar con sus tropas a Kiev. [Biden] Sabe que una guerra va provocar muertos que se le van imputar a él y, además, servirá como una oportunidad para que Donald Trump salga de sus cuarteles de invierno para que le achaque lo que está pasando y abra paso para una elección en el 2024. Repito: Joe Biden pierde en el frente de la política internacional y también en el frente interno de Estados Unidos.
– ¿Qué busca Rusia con este movimiento de invadir a Ucrania?
– Básicamente, el objetivo de Rusia es hacer realidad su plan geopolítico.
–¿Cuál?
– El plan geopolítico es extender el territorio ruso hacia aquellos que considera parte de su historia. Por eso, la idea de Rusia es cercenar el territorio de Ucrania. Y lo va conseguir. Primero fue Crimea hace ocho años con una anexión de facto. Con un referéndum que posibilitó luego que fuera anexado a Rusia. Y, ahora, con un acto para el mundo entero como de facto, pero para Rusia con un decreto que no está alineado al derecho de la Naciones Unidas. Los rusos, al oficializarse el reconocimiento de dos provincias separatistas como repúblicas independientes, lo que han hecho es decirle al mundo que no está invadiendo Donbass. Está ingresando al territorio de dos repúblicas independientes de Ucrania. Claro, el asunto comienza cuando Rusia ha llegado hasta Kiev. Entonces, ya es territorio propiamente ucraniano. Con ello, vuelo a mi hipótesis geopolítica de que el ingreso hasta Kiev no es como quieren decir algunos que desea hacer una provincia similar a Donbass. Ingresa hasta allí para de una vez liquidar al gobierno de Zelenski para poner otro e ir a una mesa de negociación en condiciones de empoderamiento. Con reglas claras para conseguir lo que está buscando Rusia. Seguramente, la negociación va retroceder hasta la ocupación en Donbass que, estimo, terminará siendo anexado a Rusia, con lo cual consiguió su objetivo geopolítico y, también, de la política internacional.
– Se habla que Vladimir Putin quiere restablecer la URSS. ¿Este escenario es factible?
– Mira, no creo que vuelva a ser jurídicamente y técnicamente la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas. Lo que va pasar es, digamos, la naturaleza de la acción política que tiene en mente Putin. Recuerda que, después del desmembramiento de la URSS y la presión de la Federación Rusa con Volinski, toda esa etapa fue frustrante y chocante para el imaginario colectivo ruso. Entonces, cuando Vladimir Putin aparece en la política, él es el abanderado que encarna la revitalización de lo que fue la Unión Soviética. Volver a empoderar esa etapa en la que junto a Estados Unidos eran el verdadero mundo bipolar de la Guerra Fría. Todo eso él [Putin] lo encarna. Seguramente, lo quiere llevar adelante. De hecho, tiene a países como a Kazajistán y Bielorrusia bajo el control satelital de Rusia. Por eso, no veo jurídicamente y técnicamente que se pueda constituir la URSS. Algunos espacios, como Crimea y Donbass, van a ser anexados para que se conviertan en territorio ruso. Además, sus poblaciones son pro Rusia. No necesitarán de fraudes para conseguirlas. En todas las demás repúblicas que fueron socialistas no veo ese escenario final de volver a ser técnicamente la Unión Soviética, pero sí políticamente bajo el control satelital como lo explicó Putin hace un mes. De otro lado, Putin no permitirá un acercamiento de Occidente, en términos de seguridad, con la OTAN en un territorio que tiene su influencia.
– ¿Cuál es el grado de responsabilidad de la OTAN en la crisis?
– Yo diría que la OTAN es un espacio dominado de manera relevante por Estados Unidos porque allí se hace lo que ellos dicen. La OTAN tiene responsabilidad porque el desplazamiento de sus soldados ha generado la intranquilidad internacional. Creyendo disuadir, no lo ha conseguido y, más bien, ha exacerbado la acción por parte de Rusia. Entonces, hay responsabilidad compartida por Estados Unidos, por la OTAN y tenemos que decirlo por Rusia. El sistema internacional del Siglo XXI no está para esos aparejos. Pero cada uno lo hace porque significa poder internacional y van a querer conseguir sus objetivos.
– ¿Esto se relaciona con la amenaza de Rusia a Suecia y Finlandia para que no se integren a la OTAN, lo cual también pasó con Ucrania que desea ser parte de este bloque?
– Sin duda. El pedido de Ucrania de integrarse a la OTAN significa para Vladimir Putin, para el Kremlin y el núcleo duro de los países ex soviéticos, un insulto y ofensa al baluarte histórico de lo que representó Rusia en el pasado. El poder de Rusia, más allá del económico que quisiera, le está permitiendo una movilización de fichas con mayor audacia que Occidente en la política internacional.
– ¿Cómo quedan los países miembros de la OTAN en medio de la crisis?
– Los países de la OTAN queda medio mal parados y, seguramente, de manera individual saben que existen a partir de ser un solo bloque. Después de la Segunda Guerra Mundial, hubiesen desaparecido. Entonces, como individualidades, tendrán una posición muy en discreción. El primero será Alemania. Recuerda que los alemanes, con Ángela Merkel, han tenido una relación interesante con Rusia. En el caso de Francia que ha buscado aparecer más en el medio para ser el gran líder de la diplomacia europea para evitar el conflicto actual. Los países europeos están muy sometidos y diezmados porque el gas ruso es, verdaderamente, propulsor del desarrollo industrial en la región. No los veo, realmente, con una suerte de abanderamiento total y absoluto con Estados Unidos, que tampoco supo mover sus fichas en el tablero internacional.
– ¿Las sanciones que le aplican a Rusia tienen algún efecto disuasivo?
– Rusia es un país menoscabado económicamente. El tema es que no veo que las sanciones económicas para convertirlo en una paria internacional sea la solución inmediata. Lo relevante, en estos momentos, es el tema militar. Vas a ver que cuando entre a Kiev, masacrarán a más gente como un acto de guerra. Me atrevería a decir que Vladimir Putin ya previó un escenario en el que Estados Unidos tenía este plan de sanciones hasta convertirlo en paria. Por eso es que, apenas Putin haya conseguido entrar a Kiev, seguramente será el primero que pida una mesa de negociación para conseguir lo que quiere. Sacar a Rusia del sistema Swift no lo va afectar en lo inmediato. El problema radica en el poder militar que está determinado el ajedrez que, posteriormente, será diplomático donde se verá la futura negociación entre ambas partes.
– ¿No resulta contradictorio que se pida una negociación cuando Putin ha llamado a los militares que hagan un golpe de Estado en Ucrania?
– No. Creo que para Rusia es la única forma de evitar más muertos. Ellos piden que de una vez lo derroquen al presidente para que haya menos muertos y una imputación punitiva internacional hacia Vladimir Putin. Ahora, cuando haya una mesa, ellos van a retroceder para conseguir anexarlos [Donetsk y Lugansk] ¿Cómo? Bueno, que haya un referéndum en la región de Donbass, donde las provincias Donetsk y Lugansk seguramente dirán que desean ser rusas. Entonces, el objetivo se terminará cumpliendo tarde o temprano. No veo una URSS o una Ucrania con el mismo territorio de 722 mil kilómetros cuadrados que tenía hasta antes de ingresar las tropas rusas en este país.
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