Miguel Rep: "Evita era una feminista pragmática, no teórica"

Rep dialogó con Infoae cultura sobre el proceso de crear su propia Eva
Rep dialogó con Infoae cultura sobre el proceso de crear su propia Eva

María Eva Ibarguren Duarte, Eva Duarte, la desdichada, la actriz, la prostituta, la primera dama, Eva Perón, Evita, la abanderada de los humildes, esa mujer, la Santa, el mito.

Sobre la 9 de Julio, desde hace algunos años ya, descansan dos rostros de Eva en hierro, a través de la obra Sueños de Victoria que el artista Alejandro Marmo produjo para el Ministerio de Obras Públicas. De un lado, sonríe mientras observa con cariñosa complacencia hacia el sur, al Riachuelo; del otro, su gesto adusto, severo, se inflama dando un discurso de cara al norte. Eso sí, solo pueden observarse a la luz del día, ya que de noche apenas puede apreciarse el marco lumínico con los colores patrios. Cuando la oscuridad llega, Eva  no está.

“Evita. Nacida para molesta” (Planeta), de Miguel Rep
“Evita. Nacida para molesta” (Planeta), de Miguel Rep

Son quizá, estas expresiones en metal, dos representaciones que marcan solo un aspecto de la construcción del imaginario alrededor de Eva, quien -con motivo de sus 100 años- acaba de ser ilustrada por primera vez en Evita. Nacida para molestar, por el humorista gráfico Rep.

La génesis, cuenta a Infobae Cultura el artista, se produjo luego de ver la obra de teatro Eva Perón de Copi. A la salida, comprendió que la dirigente política argentina jamás había sido representada desde el humor en un libro y, mucho menos, de manera gráfica. Y a ello se volcó.

Existen tantas imágenes de Evita, se escribió mucho y, sobre todo, se dijo -y dice- aún más. ¿Cómo construyó la idea de lo que deseaba contar?, ¿cómo se construye a una Eva que tuvo -y tiene- múltiples caras según quien la mire?

-Se escribió mucho y se fantaseó mucho. Se circulan muchas cosas que nunca fueron fotografiadas, imaginadas, dibujadas. Y a mi me parece que me tenía que sentar a tener un rigor en ese sentido, las cosas que sí ocurrieron, incluso para inventar algunas. Sobre todo para darle imagen a algunos fantasmas que ocurren porque ella nació en un tiempo en que había pocas fotos. Nació pobre, no había como ahora puede haber un fotógrafo en la sala de parto. Entonces, eso te da mucha libertad, pero también es bueno que esté afincado en algún viso de realidad y eso te lo da la historia. Historiadoras que leí, Maisa Navarro, Alicia Dujovne Ortíz y todas las esquirlas que hubo después. Pero ellas dos son las totalizadoras, las que te hablan del ’19 al ’52 y también el post mortem, lo que pasó con el cadáver. Yo tomo desde Los Toldos, en el 19, la partera india, la bastardía, la muerte del padre natural (Duarte), la miseria, luego el decidir ser actriz, venir a Buenos Aires y después todo su coqueteo con la pobreza en la ciudad hasta que la empieza a pegar, empieza a crecer, pasa hambre pero un día ocurre la historia, ¿no?

Es una Eva con en sus sueños, pero también con en sus soledades, sus amores y rencores. Una Eva que es, sobre todo, humana. 

-Mi afán es que la gente pueda reírse y reír con Eva, y que podamos hablar de ella ya no en el pedestal, humanizarla como se humaniza a la gente que vale la pena. Que encuentren empatía, simpatía, por esos dibujos y también cuestionamientos, que sigamos discutiéndola. Que este libro sirva también para ir hacia Perlongher, hacia Copi, a Maisa Navarro, a Tomás Eloy Martínez. Centrifugar y centripetar una Eva que no se queda solo ahí, pero que a veces el dibujo tiene una cosa didáctica. Hay una linealidad de entender la vida, tiene un fin didáctico.

“En 33 años esta mujer vivió muchas cosas, que es excepcional para alguien de esa época y para una mujer. Es increíble su vida. La construcción que más me preocupa es la del dibujo. La otra es simplemente dar rienda suelta al guionista que llevo adentro. Siempre se me va a ocurrir algún gag en tal situación, en todo caso veo desde qué punto de vista tomo la escena. No es lo mismo verla desde la calle, que desde alguien que la acosa o la policía, esas son decisiones de guionista. Pero el tema del dibujo es lo raro que tiene este libro”, explicó el también artista que ilustró biografías de Borges, Cortázar, Jack Kerouac, Charles Bukowski y clásicos como Don Quijote de la Mancha La Divina Comedia, entre otras obras.

El humor detrás de Eva

En el libro introduce una anécdota en la ella que se quemó con aceite y allí habla de un primer cambio de piel. Y es un poco eso, una mujer que se construyó y fue construida en múltiples mujeres, ¿cuál fue el mayor desafío?

-No hay libros de humor de Evita, solo está el de Copi, que es una obra de teatro. Aquí lo novedoso es que está dibujada, seguida a centímetros. Le seguí el cuerpo a centímetros, para ello tenía que dominar el cuerpo, aunque yo tenga un dibujo grotesco, que no tiene viso de realismo. No soy (Horacio) Altuna ni un dibujante de superhéroes, soy un dibujante humorístico. Entonces lo que tuve que hacer es estudiar mucho su cara y tratar de hacerla mía, que a pesar de que se parezca o no, esa Evita sea creíble en el libro, que tenga una carnadura, una gestualidad, una frialdad en la mirada o un goce, un dolor. Ese fue el trabajo más difícil, dominar la gesticulación, la cosa fisonómica.

“La veces que se ha dibujado a Evita, ella no estaba. Y eso lo he visto en varias expresiones de las artes visuales, Evita como mera reproducción de esas imágenes oficiales, con el rodete. Pero moverla, comprender su psiquis, ¿qué tuve que comprender? Que era una mujer muy tímida, fría, mala actriz y que después era una apasionada”.

Evita y la grieta

Una de las características de la obra es que compone al personaje no solo desde una visión, sino que ingresa en el escenario histórico, tanto en la pasión que generaba para algunos y el odio, en otros. En ese sentido, Evita es uno de los emblemas argentinos que mejor dejan en evidencia el concepto de la grieta social, el enfrentamiento de dos visiones de país que se origina luego de la Revolución de Mayo de 1810.

Hoy decir Evita es decir Argentina. Entonces ese camino también te allana en el tema de la famosa grieta que siempre hubo y ahora es más notoria. Hoy Evita es un libro que no lo van a comprar solamente los peronistas, también lo compran los otros, porque Evita es un personaje universal. Esto también te la humaniza, ese personaje que no es solo de un barrio, que tenga esas ambivalencias, a los que algunos los provoca y otros adhieren absolutamente. Es un libro de hoy, de este tiempo

Esa relación conflictiva con sus enemigos también la construye.

-Sin ese dibujo que le hizo la contra, que le hizo la oligarquía, el destrato que le hizo la clase dominante. Primero los milicos, por casarse con Perón y ser una cualquiera, una puta, y luego la oligarquía viéndola como primera dama, que no la podían soportar, y ella también con su insoportabilidad, cero empatía, siempre iba al frente, su personaje se dibuja solo. Es eso Evita, es esa la adoración que luego tuvo a partir de su muerte, la de la gente humilde poniéndole estampitas y velas.

Evita, una figura que dividió y divide las aguas
Evita, una figura que dividió y divide las aguas

Es también una figura pop antes del Pop. Su imagen es reconocida tanto en el país, como en el extranjero.

-Sí. Eva fue una zarpada de su tiempo, era indomable para Perón, que la dejó hacer. Pero duró tan poquito ese Ícaro que fue Eva que no tuvo tiempo a reflexionar el quilombo en que lo estaba metiendo. Si hubiese sido vicepresidenta y sanaba, ¿qué hubiera pasado en la Argentina? Cualquier cosa. Y estamos hablando de un marido militar, que nunca iba a dejar de pertenecer a ese verticalismo, ¿qué hubiera pasado, no? Me parece que en ese sentido, ella fue una figura pop -a pesar de que no existía el Pop Art-, era un personaje mediático, que son los personajes rebeldes que conocemos, que pasan a la historia.

En otro pasaje de Evita. Nacida para molestar, usted plantea de alguna manera que ella fue una rebelde que abrió la puertas a otras, una suerte de faro que alcanzó costas más allá de las del país. Pero los ejemplos que toma son, en su gran mayoría, artistas. 

-Aunque ella no hubiera querido esa universalidad, ese despertar de Evita algún eco tuvo. Hasta te diría en un hombre que es mi amigo y que no es para nada peronista (Quino), más bien todo lo contrario, Mafalda es un personaje post Evita y surgió 12 años después de su muerte. Pero es argentina, es rebelde, es en los ’60 que era el momento en que había que ser rebelde. Esta mujer fue rebelde 15 años antes, podría decirse que a partir de la gira del Arcoiris, que ella vuelve embestida de Evita y dice ‘yo me lanzo acá’, como Ícaro.

Eva y el feminismo

Sin embargo, a pesar de esa rebeldía, su figura no está asociada al feminismo, más allá de su importancia en el voto universal. ¿Por qué considera que sucede?

-No hay banderas (de Eva) en las manifestaciones. Esto lo hablé con feministas, con Luciana Peker, con Mariana Carabajal, con Rita Segato, lo hablé con el libro en mano y ellas me han dicho que sí, que Evita era una feminista pragmática, no teórica, no era Simone de Beauvoir o Alicia Moreau de Justo, pero era una mujer que reivindicaba la labor de las mujeres o el género, y por ser del ambiente artístico era amiga de gays, como (PacoJamandreu. Ella tenía ese sentido pluralista y de sentimiento por las minorías, por lo perdedores, sobre todo. Si no hay una rebelde ahí, si no hay de alguna manera una feminista… Por supuesto que no es esto que está sucediendo hoy. Era una mujer que hablaba todo el tiempo de su marido, pareciera como que ella tenía que construir nombrando a su marido.

Fotos: Santiago Saferstein

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FUENTE: INFOBAE NOTICIAS

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