“No soy el Libro gordo de Petete, no puedo saber todo”, advirtió Miguel Ángel Pichetto distendido sobre el final de la charla, cuando ya había respondido sobre un eventual segundo gobierno de Mauricio Macri, el acuerdo entre el Mercosur y la Unión Europea, su rol como hipotético vicepresidente, los errores de la anterior gestión, la Justicia, el PJ, el “achicamiento” de Alternativa Federal y el resultado electoral que, según el senador, será favorable para el Gobierno.
El compañero de fórmula de Macri aprovechó el público que lo escuchó atentamente durante más de una hora para vaticinar el final del ciclo K si es que sus pronósticos se cumplen, en un escenario de extrema paridad electoral.
“La derrota nuevamente de la ex Presidenta le pone final a un ciclo político radicalizado, con una visión autoritaria, una oposición planteando siempre que lo peor es lo mejor. Eso se termina: cuatro derrotas es el final de un ciclo”, resaltó Pichetto en un encuentro en el Hotel Panamericano del centro porteño, organizado por los socios de la Cámara de Comercio de los Estados Unidos (AmCham) junto a la Cámara de Comercio Argentino-Británica y la Argentino-Canadiense que se mostraron curiosos ante eventuales reformas impositivas y la conformación de una nueva coalición de gobierno.
“Nos va a quedar una parte radicalizada en el Congreso. Lo que hay que preguntarse si el Frente de Todos ganara las elecciones es en qué lugar estaría el poder. La centralidad del poder está en la candidata a la vicepresidenta, los votos están ahí. Cuando el poder está de un lado y el poder real está en el otro, siempre hay problemas”, agregó el senador, que mañana participará por primera vez de una reunión de gabinete ampliado junto a Macri y un millar de funcionarios, dirigentes y asesores del oficialismo, en el Centro Cultural Kirchner (CCK).
El candidato a vicepresidente de la fórmula oficial volvió a mostrarse particularmente ácido con la gestión K, pero también dedicó algunos pasajes de su conversación, moderada por la periodista Laura Serra, a Roberto Lavagna y al empresario del agro Gustavo Grobocopatel, que había dicho que algunos sectores desaparecerían con el acuerdo entre el Mercosur y la UE. “Hay un empresario muy ligado a la soja que tuvo declaraciones imprudentes: no va a desaparecer ningún sector”, señaló primero Pichetto, sin mencionarlo.
Es que el ex jefe del bloque del PJ en la Cámara alta también volvió a exhibir especial saña contra el rol de los medios, uno de sus blancos preferidos, cuando se refería a un eventual acuerdo multisectorial, que pidió replicar de la experiencia de Vaca Muerta. Ahi aprovechó para cargar contra el empresario.
“Necesitamos una visión comprometida de los medios que conforman la opinión pública. Si el alma sensible de muchos comunicadores sigue gravitando no tenemos destino como sociedad y como país. Los grandes medios tienen que ser parte de este debate. Si la televisión se llena de visiones negativas ninguna reforma es posible. Si el señor Grobo dice tonterías y es uno de los principales beneficiados, estamos en problemas”, analizó.
Sobre Lavagna, abundó en que por su “mediocridad” se había “dinamitado” Alternativa Federal, una construcción “frágil” y “débil” que se redujo a que el ex ministro se redujera a “colocar a su hijo en la Ciudad”, en referencia a la postulación de Marco Lavagna.
Para Pichetto, que ya se mueve con notable comodidad como candidato del oficialismo, el acuerdo regional con Europa alcanzado la semana pasada en Bruselas “podría estar ingresando para fin de año” en el Parlamento. “Va a requerir un tiempo, hay que analizar lo que está pasando en Francia”, explicó.
El senador volvió a destacar la figura de Macri y su vinculación con otros líderes de la región y del mundo, e insistió en sus críticas al kirchnerismo, una constante del encuentro. “Es inexplicable la postura del candidato a presidente del Frente por Todos, que desconoce incluso los esfuerzo de la ex Presidenta. Y lamentables las declaraciones de (Axel) Kicillof: la visión de la izquierda argentina atrasa. Bolivia lo ve como la posibilidad de que los pueblos latinoamericanos se desarrollen”, dijo.
Algunos de los asistentes incluso sonrió cuando remarcó que “los últimos cuatro años (del kirchnerismo) fueron muy malos, con una economía con perfil soviético”. Habló de “ideas viejas”, de “algunas visiones de izquierda” y de la posibilidad de volver al “default”. Otro dardo al ex ministro de Economía y precandidato a gobernador de la provincia de Buenos Aires, al que ya había tildado de “comunista” después de la parrillada que compartió semanas atrás junto a dirigentes peronistas del PRO.
En su deseo visceral de acabar con el kirchnerismo, Pichetto volvió a razonar en que el triunfo de Macri podría darse “en primera vuelta”, un escenario que, al menos por ahora, no aparece en las encuestas, a las que también le dedicó un pasaje crítico de su conversación.
Y volvió, otra vez, contra el kirchnerismo. “Si se da el triunfo de Macri se agota un ciclo definitivo que ha signado en 16 años la vida del peronismo. Una forma y un componente duro y autoritario en términos de un partido que debería haber tenido salidas más democráticas. El peronismo tiene el desafío de ser un partido republicano, democrático”, subrayó. Mencionó a los gobernadores Sergio Uñac y Juan Manuel Urtubey, y a Omar Perotti, electo en Santa Fe.
Tal cómo publicó este medio, en un sector del Gobierno siguen con atención la relación de los gobernadores del PJ con la fórmula del kirchnerismo. En ese plano, el senador se refirió a las provincias que llevan boleta corta, como Córdoba, y a la vinculación del Gobierno central con los distritos. Aseguró que la composición del voto nacional tiene componentes distintos al provincial.
De todos modos, el ex jefe del bloque del PJ defendió a la ex Presidenta en la causa de dólar futuro, elevada a juicio oral por el juez Claudio Bonadio: “No es un delito, es un acto de Gobierno, es una herramienta que tiene el Ministerio de Economía”.
A pesar de su relación con varios de los jueces federales de la ciudad de Buenos Aires, fue duro con Comodoro Py. “No creo en un país hiper judicializado como este. En estos últimos tres años las noticias más importantes fueron las judiciales. Hay que hacer una tarea reparadora. El Gobierno de los jueces no es la salida. No estoy justificando la impunidad: pero hay gente que se levanta, lee el diario y va a Comodoro Py a hacer una denuncia. Un presidente termina un mandato con 100 denuncias, es inviable. El Presidente termina siendo responsable de una irregularidad de un secretario de Estado, estamos complicados. Hay algunos que confunden la etapa de instrucción con el juicio. Estamos en problemas en la Argentina”, lanzó.
También se mostró favorable a que los militares encarcelados por juicios de lesa humanidad en edad de tener prisión domiciliaria puedan acceder a ella, después de que Elisa Carrió pidiera algo similar el último fin de semana. “No estoy de acuerdo con la idea de la amnistía”, aclaró.
Sobre el final, alguno de los asistentes quiso saber cómo había hecho para defender al kirchnerismo y ahora convertirse en candidato a vicepresidente de Macri. Antes, había resaltado que hubo “una gran funcionalidad entre la oposición en cabeza de la ex Presidenta y el Gobierno”. “La idea de la grieta que hay que erradicar”, dijo.
“El Presidente me tomó con mi pasado. A veces los acuerdos también se hacen con los diferentes”, contestó primero.
Después habló de que tenía muchos años de terapia encima y que eso ayudaba a la “resiliencia”: “Hay una leyenda en el Congreso que dice que todos los presidentes pasan y yo me quedo”.
FUENTE: INFOBAE NOTICIAS
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