Hace aproximadamente ocho años, la vida de Octavio Mendoza dio un giro inesperado. De la mano de su grupo de músicos, llegó al municipio mexicano conocido como Texcoco, lugar al que fue invitado por amigos y colegas que interpretan la concha de armadillo, para tocar en un bautizo. Allí, luego de saludar a los asistentes de la fiesta, se acercó al curandero, al líder del grupo de artistas que se encontraba también presente.
Aquel hombre le tomó de las manos para presagiar el que sería su futuro. “Yo a ti te estaba esperando. Tu eres una mujer. Tu eres una bruja. Tus manos son de mujer. Tu viniste aquí por algo”, le dijo aquel brujo a quien ahora se conoce como popularmente ‘La bruja de Texcoco’. En su momento, Mendoza no entendía lo que ocurría, sin embargo, por primera vez en la vida, de acuerdo con lo que le comentó a Infobae, sintió que alguien se refería a su feminidad de una manera linda, mágica, lejos de ofensas.
“Era un señor muy grande, no nos conocíamos, no sabía nada de mí, yo no sabía nada de él”, recordó en su diálogo con ese medio de comunicación. El día de hechos mágicos no se detuvo allí, pues luego de esa revelación, hizo parte de la sanación de una joven que, en medio de los agradecimientos que se hicieron en la fiesta, perdió la consciencia y empezó a convulsionar. “El curandero hizo un par de cosas y me dijo que yo tenía que resolverlo porque a eso había ido”, relató.
Sin saber que hacer, tomó su violín y, con la ayuda de dos amigos, interpretó ‘El pescador de hombres’. “Todos empezaron a cantar, el ambiente cambió, la chica se mejoró”, contó. Luego de ello, al curandero le llevó a caminar en los adentros de la zona boscosa que había alrededor de la fiesta y le pidió, en medio de la caminata, que se presentara. “Dije: soy Octavio Mendoza, la bruja de aquí, de Texcoco”.
Fue luego de eso que se dio cuenta que estaba en su derecho de ser lo quería ser, en ese momento, una mujer, pero ‘no cualquier mujer’, dice ella, ‘una bruja’. “Ahí empezó mi momento de transición, de feminidad. Desde allí viene todo lo que tiene que ver con mi identidad. Me fui con todo, empecé a hacer muchas cosas, hasta el punto en el que estoy ahorita”, dijo en su charla con Infobae Colombia.
Para el año 2019, la Bruja de Texcoco presentó su primer trabajo discográfico, un compilado de canciones al que llamó “De Brujas, peteneras y chachalacas”. De a pocos, comenzó a perfilarse como un ícono de la comunidad LGBTI, uno que, además, resaltaba sus orígenes como mujer mexicana y latinoamericana.
“Es importante en la industria mostrar experiencias nuevas o experiencias distintas a lo que la gente está acostumbrada, justo, para que puedan suceder. Que gracias a mis experiencias puedan existir otras. Es abrir una brecha para que más gente pueda identificarse y hacer. Recientemente escuché algo que decía: ‘si no existe, muéstralo. Si es algo que jamás ha sucedido, muéstralo”, manifestó, aunque reconoce que un proyecto como el suyo, con una lucha como la suya, no es nuevo.
A pesar de tener una agenda política y social dentro de su proyecto, las etiquetas y las clasificaciones no van con ella. Cuando un proyecto se explica y se argumenta demás, dice ella, pierde el sentido. Prefiere dejar fluir y ser, aún y cuando algunos quieren hacer que ella cumpla con una cuota o con unos mínimos.
“La cuota de la música tradicional, la cuota de que, si estás tocando un huapango, debes de vestirte como se supone, la cuota transfeminista. Yo creo que es algo muy esencial en el proyecto, pero más allá de la justificación a cada una de las cosas que hago, es mejor dejar que suceda. Esa es la verdadera esencia, la verdadera magia. Mira a Tokischa, la cantante dominicana. Ella no se está justificando, lo está haciendo, y punto. Ese es el verdadero sentido y la está rompiendo con eso”, argumentó en su conversación con Infobae.
Construyendo a la Bruja de Texcoco
Antes de convertirse en la Bruja de Texcoco, Mendoza viajó por gran parte del territorio mexicano con su música. En aquellas travesías solía comprar diferentes prendas tradicionales, no solo para ella, sino también para su mamá. Los textiles siempre le han apasionado, así como las historias detrás de cada retazo.
“Eso hace parte de mí. En el escenario siempre trato de llevar, de cierta manera, atuendos que me representen y que me hagan sentir bien. La mayoría de los vestidos que uso son diseñados por mi mamá. Ahí, cierta manera, hay un proceso de reconciliación. Normalizar esto con mi mamá fue un proceso largo, no tan fácil, pero ahorita estamos en otro nivel. En el escenario soy yo, es mi historia, es mi esencia, es mi visión de cómo yo me percibo en la sociedad”, contó.
“Lo trans es un gran paraguas que abarca experiencias y vivencias. Tengo muchas amigas, mujeres trans hermosas, que tienen esta construcción de lo trans muy llevado a lo femenino. A mí me gusta mucho verme con mi corporalidad, empoderarme de mi cuerpo, de mi altura, de mi tono de piel. Son cosas que todo el tiempo me enfrentan, que me mueven fibras muy internas. Quieras o no si hay un proceso de aceptación. Es un proceso difícil porque vas a contracorriente con la sociedad, en contra de otras experiencias que te dicen: ‘es que tú no eres tan trans porque tienes barba’. Lo trans abarca todo. Somos muchas experiencias, y eso es lo enriquecedor”, puntualizó.
“Hay momentos en los que me cuestiono mucho, en que esto me pesa, en que me pongo a pensar en qué tanto tengo que cumplir con la sociedad y el deber ser”, añadió. “Me pienso como una feminidad empoderada. Me da mucha responsabilidad, esto no es fácil, y más en tiempos cuando todo va tan rápido”, señala.
En su entrevista con este portal no desaprovechó su oportunidad para manifestar el amor que siente por Colombia, particularmente por Bogotá, ciudad en la que ha estado en repetidas ocasiones. Una de las veces más recientes fue el año pasado, cuando se presentó en el festival de música Colombia al Parque.
“Me gusta mucho el clima, fíjate, podría vivir ahí. Qué bonito Bogotá. Que ganas de estar en el Parque de los Hippies para comerme unas arepas. Hay unas muy famosas ahí. Esa plaza me ha visto amanecer, ¿eh? Por ahí, muy cerca hay muchos antros de la comunidad. He estado muchas veces”, recordó, entre risas.
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