Parece una escena salida de una película de ciencia ficción. Una trama que ni la propia Mary Shelley habría incluido en Frankenstein. Sin embargo, forma parte de los avances más novedosos y revolucionarios en medicina antiage: un controvertido ensayo clínico asegura que el plasma de donantes jóvenes puede contrarrestar el envejecimiento.
Pues para el médico graduado en la Universidad de Stanford Jesse Karmazin el futuro ya llegó. En 2016 fundó Ambrosia, una start-up que investiga los efectos de la sangre joven en la lucha contra el envejecimiento y en su empresa con sede en Monterrey, California, realizó el primer ensayo clínico de los EEUU para descubrir qué sucede cuando se transfunde “sangre joven” a adultos mayores.
Según el propio Karmazin, “muchos” de los aproximadamente 150 involucrados que recibieron el tratamiento -y que pagaron 8 mil dólares por participar- notaron “diversos” beneficios en su salud, que fueron desde mejoras cognitivas en cuanto a atención, memoria y concentración, hasta mejores ciclos de sueño, además de mejor apariencia y tono muscular en el aspecto estético.
Un controvertido ensayo clínico asegura que el plasma de donantes jóvenes puede contrarrestar el envejecimiento
Harto conocidos son en la medicina mundial las cualidades de la sangre: una simple transfusión, que consiste en conectar una vía intravenosa y bombear el plasma de una persona sana a las venas de alguien que se sometió a una cirugía o tuvo un accidente automovilístico por ejemplo, es uno de los procedimientos más seguros para salvar vidas que existen. Ahora, los usos en medicina antiage de este material humano podría decirse que son tan prometedores como polémicos.
El reconocido médico especialista en medicina antiaging y regenerativa Rubén Mühlberger aseguró a Infobae que “desde siempre, la humanidad busca vivir más y agregar salud a los años” y recordó que “hace muchos años, en los ’90, y sin el conocimiento tan fino en cuanto a genética y medicina biomolecular que se tiene hoy, ya se hablaba de que en un futuro se podrían compartir elementos que tengan que ver con la placenta y la sangre para mejorar la salud”.
“La medicina del futuro va a buscar moléculas jóvenes para reparar moléculas avejentadas”, señaló el especialista, quien destacó que “hace un año, científicos americanos presentaron en un congreso de medicina regenerativa los beneficios de las transfusiones de sangre joven, pero hay que tener mucho cuidado con la ética médica; lo llevaron como una práctica revolucionaria en medicina orthomolecular y genética”.
Tras asegurar que los tratamientos con plasma rico en plaquetas, cuya efectividad está ampliamente probada “perdió prestigio médico desde que puede hacerlo cualquier terapeuta sin mayores controles”, Mühlberger ahondó que “la sangre de personas genéticamente privilegiadas, fuertes inmunológicamente, con patrones de un genoma privilegiado transfundida en ciertas personas tiene como objetivo rejuvenecer y mantenerse inmunológicamente más competentes”. “Hay determinados elementos en la sangre heteróloga (de otra persona) que se pueden compartir y esto ya ocurre en países con una ética científica y moral más abierta, como los EEUU y China”. “Se trata de un micro nano injerto de material biológico que estos ejemplares perfectos genéticamente donan a quien atraviesa un envejecimiento incorrecto, sufren una enfermedad crónica o atraviesan un cuadro inmunológico”, destacó.
Hay determinados elementos en la sangre heteróloga (de otra persona) que se pueden compartir y esto ya ocurre en países con una ética científica y moral más abierta
Para el especialista, que está a punto de participar en una reunión académica mundial en los EEUU “donde se hablará de trasplante de células madre mesenquimales para usos estéticos”, estos avances significan “el fin del paradigma de las cirugías estéticas”.
Según la médica clínica y endocrinóloga María Alejandra Rodríguez Zía, “una transfusión de sangre siempre va a revitalizar; con las compatibilidades adecuadas se supone que toda sangre saludable, con los nutrientes que una persona tenga en forma completa, va a beneficiar a otro que posiblemente no los tenga”. Aunque hizo la salvedad de diferenciar entre edad cronológica y edad biológica, al afirmar que “se debe elegir una persona que tenga una biología mucho más saludable en todo aspecto y así su sangre será el medio por el cual manifieste su energía a otra persona, que no sólo por edad sino por condiciones biológicas, esté en inferioridad”.
“Por ejemplo, un deportista de élite va a tener muchísima más capacidad de oxigenación en sus glóbulos rojos y la salud de sus células va a ser mejor que la de una persona obesa y sedentaria -puntualizó Rodríguez Zía-. No por edad sino por estado biológico va a producir una mejora en todo su sistema y es posible que esto sea una forma más de anti envejecimiento”. “Lo que importa es el estado biológico de cada cuerpo y no la edad cronológica; es de la única manera que se puede hablar de un beneficio de la sangre de un ‘joven biológico’ a otra persona que biológicamente esté en peor estado energético”.
Décadas atrás, los llamados estudios de parabiosis, en los cuales la circulación de animales viejos y jóvenes estaban conectados para que su sangre se mezclara, sugirieron que la sangre joven puede rejuvenecer a los ratones envejecidos. Un reciente resurgimiento del enfoque inusual demostró efectos beneficiosos en los músculos, el corazón, el cerebro y otros órganos, y algunos investigadores están examinando la sangre joven en busca de factores específicos que explican estas observaciones.
Para algunos expertos en ética e investigadores, la prueba de Karmazin plantea señales de alerta
Sin embargo, para algunos expertos en ética e investigadores, la prueba de Karmazin plantea señales de alerta, tanto por su costo para los participantes como por un diseño que dicen que es poco probable que ofrezca mucha ciencia. “Simplemente no hay evidencia clínica (de que el tratamiento sea beneficioso), y básicamente está abusando de la confianza de la gente y de la emoción pública en torno a esto”, aseguró el neurocientífico Tony Wyss-Coray de la Universidad de Stanford, quien dirigió en 2014 un estudio de plasma joven en ratones.
En esa línea se manifestó la médica dermatóloga Velia Lemel, para quien “la simple transfusión de una persona más joven no puede ser beneficiosa para prevenir el envejecimiento, ni exógeno (el que uno ve) ni neurológico o a nivel de los órganos y tejidos”.
Para la miembro de la Sociedad Americana de Dermatología (AAD) y de la Sociedad Argentina de Dermatología (SAD), “que una persona de 60 años reciba sangre de otra de 18 no quiere decir que vaya a recibir beneficios que redunden en un rejuvenecimiento en cuanto a células”. “Simplemente recibirá sangre más joven, que quizá tenga más propiedades o sea más rica en factores de crecimiento, pero una transfusión de sangre no rejuvenece, ni por dentro ni por fuera, salvo que esa sangre tenga algún otro agregado del que no se esté hablando, pero científicamente no hay nada comprobado acerca de que una transfusión de sangre puede rejuvenecer”, aseguró.
“Habrá que seguir buscando factores anti envejecimiento que puedan venir con la sangre -consideró Lemel-. Por ahora lo que sí se sabe es que las técnicas que antes se llamaban de vampirismo o vampire lift mejoran visiblemente el aspecto de la piel porque el plasma se procesa y las plaquetas tienen factores de crecimiento celular; eso sí está comprobado”.
Luego de destacar que “para realizar una transfusión tiene que haber compatibilidad sanguínea”, el médico especialista en cirugía plástica, estética y reconstructiva Fernando Felice, reforzó el concepto de que “habitualmente una transfusión se hace cuando el paciente necesita aumentar su volumen de sangre ya sea por una cirugía, un accidente u otra causa médica; no se aconseja ponerse sangre porque sí porque eso aumenta la bolemia, es decir el volumen de sangre total, estimado en unos cinco litros aproximadamente en todo el organismo y no es recomendable tener un volumen mayor”. “Tampoco tiene sentido desangrar a una persona para transfundirle sangre joven”, agregó el especialista, y finalizó: “No está nada demostrado científicamente”.
Por miedo a envejecer, obsesión por la juventud o cierto resquemor con la idea de la muerte excéntricos millonarios de todo el mundo siguen de cerca los avances en medicina regenerativa. ¿Serán las transfusiones de sangre las que dominen el mercado anti age? ¿Cuánto estaría dispuesta a pagar una persona por “sangre joven”? ¿Cuál es el límite ético de estos descubrimientos? ¿Está más cerca el hallazgo para la juventud eterna? Sólo el tiempo, que precisamente en estas cuestiones juega en contra, tendrá las respuestas.
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FUENTE: INFOBAE NOTICIAS
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