Tiene 34 años, lleva la política en la sangre y está al frente de la intendencia de San Nicolás desde 2017, pero en los últimos meses su nombre se multiplicó en los medios por dos peleas en las que salió bien parado. Una fue cuando a principios de marzo se animó a retrucarles en un acto al gobernador Axel Kicillof y al ministro de Seguridad bonaerense, Sergio Berni, por la entrega de patrulleros en su distrito. Otra, la más reciente e impactante, se produjo cuando se puso firme contra el bloqueo del Sindicato de Camioneros en su ciudad por la detención de dos dirigentes: la protesta se levantó luego de que el jefe comunal denunció que el distrito era “rehén de la extorsión de los Moyano” y amenazó con recolectar residuos con empleados municipales.
Manuel Passaglia proviene del peronismo como su papá Ismael, intendente nicoleño hasta 2017, y de la misma forma que su hermano Santiago, diputado provincial, es una de las jóvenes promesas bonaerenses de Juntos. Tiene puesta la misma camiseta que el resto de los intendentes de la coalición opositora, que buscan estructurar un polo de poder propio para incidir en las decisiones, pero ya se mostró al lado de Horacio Rodríguez Larreta y de Diego Santilli en la protesta del campo del sábado pasado.
En la entrevista con Infobae, explica por qué se endureció ante el reclamo de Camioneros en su ciudad, denuncia que San Nicolás es el distrito de la provincia de Buenos Aires que menos dinero recibe de la administración bonaerense para obras públicas y consideró que “hay dos gobernadores, uno que fomenta un discurso, una lógica de construcción de enemigos para construir ese relato kirchnerista en donde crean un enemigo, buscan un culpable y después a quién echarle la culpa, y, por el otro lado, un gobernador que trata de buscar soluciones: son dos distintos, uno es Axel Kicillof y el otro es Martín Insaurralde”.
— ¿Por qué tomó la decisión de endurecerse ante la protesta de Camioneros? ¿Qué consecuencias le trajo?
— Lo que nos pasó en San Nicolás fue una locura porque no teníamos absolutamente nada que ver. El conflicto se inicia por un bloqueo en una empresa en San Pedro, en otra ciudad, y a raíz de los problemas judiciales de dos dirigentes del gremio de Camioneros terminan bloqueando por 48 horas a San Nicolás, una ciudad de 160.000 habitantes en donde nos tomaron a todos de rehén. Lo primero que quisimos hacer es que entren en razón y nos contestaron que “nos caguemos de hambre” (lo dijo el padre de Maximiliano Cabaleyro, el jefe local del sindicato que fue detenido por extorsión). A partir de ese momento nos pusimos firmes. Teníamos parada la recolección de residuos y también iba a afectar la distribución de alimentos y el ingreso de cualquier producto.
— ¿Qué significa ponerse firme?
— Tomamos la decisión de salir a recolectar los residuos con camiones y empleados municipales. Y si persistía el conflicto, municipalizar todo el servicio. En ese sentido siempre nos sentimos acompañados por la gente.
— ¿Lo llamó el gobernador Kicillof para ofrecerle ayuda?
— No, nos sentimos solos. Desde el gobierno no nos llamó absolutamente nadie.
— ¿Ni del gobierno nacional ni del bonaerense?
— Nadie. Pero éramos 160.000 nicoleños convencidos de que no podíamos ceder porque no era un reclamo sino una extorsión.
— ¿A qué atribuye el hecho de que no hubiera ningún llamado del gobierno bonaerense o del gobierno nacional?
— Privilegiaron los intereses con el gremio de Camioneros al reclamo legítimo de 160.000 nicoleños. Si no, no se entiende.
— ¿Mantiene la idea de municipalizar el servicio de recolección de residuos? Sería la batalla final contra los Moyano.
— Era una hoja de ruta que teníamos si el conflicto persistía y ahora lo seguimos mirando porque, de hecho, los problemas judiciales siguen y el modus operandi de Camioneros cuando tuvieron problemas por bloquear una empresa fue bloquear una ciudad. Entonces lo estamos mirando. Si vuelve a haber conflictos estamos dispuestos a enfrentarlos y tomar todas las decisiones que sean necesarias para que los nicoleños puedan vivir tranquilos y no sean rehenes de ninguna situación.
— Usted tuvo un encontronazo con Kicillof y con Berni? ¿Qué pasó después de eso?
— En la provincia hay dos gobernadores. Uno que fomenta un discurso, una lógica de construcción de enemigos para construir ese relato kirchnerista en donde crean un enemigo, buscan un culpable y después a quién echarle la culpa. Y, por otro lado, un gobernador que trata de buscar soluciones. Son dos distintos. Uno es Axel Kicillof y el otro es Martín Insaurralde.
— ¿Conviven esos dos gobernadores de los que usted habla?
— Desde las PASO, en que cambió la Jefatura de Gabinete impuesto por los intendentes del oficialismo, empezaron estos dos caminos que se abrieron, estas dos provincias distintas en donde uno tiene un estilo y el otro, uno distinto. Y en eso se pudo ver en la lógica de construcción de enemigos. La discusión no tiene que ver con la ideología sino con la seguridad, que es uno de los principales problemas de la provincia de Buenos Aires, que nos tiene que unir a todos porque es de lo más grave y ya no puede esperar más. Vinieron a San Nicolás a una entrega de patrulleros y yo lo único que quería hacer era tratar de decirles cuántos patrulleros había en la ciudad porque no sabían el número, no sabían que la policía local dependía del gobernador y no me dejaban hablar en ningún momento. Sentí prepotencia por parte de ellos. Hablaban por encima de mí. El ministro Berni y el gobernador se reían como disfrutando lo que estaba pasando. Y no me podía callar porque estaba tratando de explicarles la situación de la seguridad en nuestra ciudad porque ellos la estaban desconociendo. Era hacerle un daño a los vecinos de la ciudad y a ellos también: ¿cómo vamos a empezar a resolver un problema tan grave como el de la seguridad si no saben con qué recursos cuentan?
— ¿Estos dos gobernadores fueron frutos de un acuerdo político? ¿Qué problemas provoca en la gestión?
— No sé si está acordado o no. No sé si a Insaurralde lo designó el gobernador, si fue impuesto por los intendentes o por Cristina, pero en el fondo nos deja descuidados a los bonaerenses porque eso termina impactando en la gestión, que es claramente mala en la provincia. Es inexistente. Pasa con una decisión emblema de la gestión provincial, que es la construcción de las casas de la provincia en todos los distritos bonaerenses: gastar millones en edificios, en personal, más trámites y mantenimiento cuando todo el mundo está yendo a la digitalización, a llevar el municipio, la provincia o el Estado al celular. Todos van exactamente en el sentido contrario. Y lo mismo pasó con lo que hace a la designación de cargos. Pasaron el Instituto de la Vivienda de la provincia de Buenos Aires al rango de ministerio, donde construyeron relato pero no gestión porque pasaron de 3.000 casas que se entregaban por año a 700 en una provincia con 15 millones y medio de habitantes. Construyeron relato, pero la gestión es poner a trabajar el Instituto y que les lleguen viviendas dignas a las personas. Tendrían que avanzar en la modernización, en ocuparse de que cada recurso que hay en la provincia, que son escasos, lleguen a seguridad, lleguen a educación, lleguen a salud. Pasamos una de las crisis sanitarias más grandes de la historia y el hospital provincial en nuestra ciudad sigue exactamente igual.
— ¿Hubo represalias? ¿El Gobierno discrimina a San Nicolás, un distrito “enemigo” para la Casa Rosada?
— San Nicolás es la ciudad de los 135 distritos de la provincia de Buenos Aires que menos dinero recibe para obras públicas en el presupuesto total, que lo hicieron ellos. De hecho, lo que recibe es 0. Es el último.
— ¿A qué lo atribuye?
— No sé, las intendencias de Cambiemos los que menos reciben. Ahora bien, ¿por qué San Nicolás recibe 0? Puede ser por la actitud de decir las cosas y hablar con la verdad. Nosotros no hacemos diferenciación ideológica, vemos problemas como intendentes y tratamos de llevar soluciones. Y en ese camino nuestra postura es siempre institucional. En el episodio con el gobernador y el ministro, mi intervención no era no desde la ideología sino para explicarles la situación que estábamos viviendo y diciéndoles que teníamos que dejar de lado justamente cualquier diferencia para llevar tranquilidad a los vecinos. Puede ser que San Nicolás sea la ciudad de la provincia de Buenos Aires que menos obra pública reciba, pero no nos quedamos con eso y salimos a trabajar. De hecho, el municipio de San Nicolás hoy es uno de los municipios que más obra pública está haciendo.
— ¿De qué forma? ¿Con fondos propios, con ahorro de partidas, con reasignación de recursos?
— Cuando nosotros empezamos en San Nicolás pagábamos sueldos igual que cualquier municipio de la provincia de Buenos Aires, estábamos llenos de deudas y algunas veces pagábamos aguinaldo. Hoy, San Nicolás gasta el 24% en sueldos, el 23% en mantenimiento y el 53% es de superávit que volcamos en obra pública.
— ¿Cómo llegaron al superávit? ¿Hubo ajuste de personal o en otras partidas?
— No hay soluciones mágicas en esto. Hay que trazar un plan, trabajar duro porque hay muchas situaciones que enfrentar y persistir en ese camino. En el tema de personal empezamos con 1.403 empleados y hoy tenemos 838. Cada vez que se jubilaba alguien no lo reemplazábamos. Fue un camino que llevó tiempo. En cada una de las áreas fuimos cuidando el peso igual que una familia. El bolsillo del Estado no es de nadie sino de todos. Lo primero era pagar las deudas y no gastar más de lo que nos entraba, y después ir cuidando cada uno de esos ingresos que venían para que vuelvan en respuestas concretas en beneficio para la gente.
— ¿Cree que Cristina Kirchner, a partir de su pelea con Alberto Fernández, buscará atrincherarse políticamente en la provincia de Buenos Aires en 2023 para preservar su capital político?
— El Gobierno claramente está privilegiando a lo que es el Conurbano, lo vemos con los subsidios al transporte público, en la distribución de obra pública. El terreno está preparado en ese sentido.
— ¿Tienen asidero las versiones sobre el desdoblamiento de las elecciones en la Provincia?
— Va a ser una decisión política de Cristina (Kirchner), que es la única que tiene el poder para tomar una decisión así. Más allá del tema político, sería bueno que se puedan discutir los problemas de la provincia y de los municipios de Buenos Aires, como hacen en el resto del país, para que los bonaerenses y los nicoleños entendamos bien cuál es la responsabilidad de cada uno. Si se desdoblan las elecciones, va a pasar más por una decisión política que pensando en la provincia o en los municipios.
— ¿Qué opina sobre la nueva crisis en Juntos por el Cambio por el rechazo a aliarse con Javier Milei?
— Estoy convencido de que la Mesa Nacional de Juntos por el Cambio tiene que ponerse en el centro de la discusión de los problemas de la gente, que la está pasando muy mal. Milei sí o no es un tema abstracto porque él mismo dijo que no se quería sumar. Somos una coalición donde hay muchos partidos, yo mismo vengo del peronismo, pero cada vez que nos ampliemos tenemos que estar convencidos de que es para sumar. Necesitamos ser más para llegar a ser gobierno y sacar al país adelante.
— ¿Le preocupa el crecimiento de Milei?
— El expresa el descontento que hay con un sector de la política y está claro que la situación actual ayuda a eso. En esto, la pelota la tenemos nosotros como espacio: mirarnos para adentro y ponernos al lado de la gente. Mientras lo hagamos y estemos unidos, vamos a ser fuertes. Cualquier otro camino, como las internas políticas o las discusiones que los vecinos vean que no son del día a día, aunque los problemas son urgentes, va a conducir a Milei o cualquiera otra expresión política tomará fuerza.
— ¿Cómo interpreta que haya tantos candidatos a gobernador en Juntos? ¿Revela una mayor fortaleza o debilidad?
— La gente la está pasando muy mal y son muchos los problemas por la inflación, la inestabilidad cambiaria, la falta de confianza, la falta de trabajo, la inseguridad, los problemas de la educación. Este es un momento para estar cerca de la gente y es un momento de responsabilidad y de unidad. El año que viene habrá tiempo para discutir todos estos temas. Hoy necesitamos estar al lado de los vecinos y acompañarlos en este momento difícil que estamos pasando los argentinos.
— ¿Eso significa que no está de acuerdo con los dirigentes que ya recorren la Provincia y parecen en campaña?
— No hay margen para internas políticas en la situación que estamos viviendo. Hoy necesitamos responsabilidad y unidad, que es lo que piden los vecinos. Mientras más nos alejemos de los problemas cotidianos, peor va a ser para todos. De hecho, hoy lo que muestran los medios de comunicación es esa diferencia entre lo que le interesa a la política, al Círculo Rojo, y lo que están viviendo los vecinos. El Consejo de la Magistratura no es una prioridad para los vecinos de San Nicolás.
— ¿La proliferación de candidatos es estar en favor de la gente?
— En una coalición es natural que pase. Esto no es un partido político, si no que son varios y todos tienen un objetivo común, que es sacar a la Argentina adelante. Tenemos que entender bien el momento que estamos pasando y acompañar en ese sentido. No son momentos para candidaturas. El año que viene va a haber tiempo para discutir cualquier interna. En la Argentina los años son como los de los perros, 7 en 1. Sobre todo en la política. Hoy lo que nos reclaman los vecinos es acompañamiento.
— ¿Con qué candidato se siente más identificado? Usted se mostró junto con Rodríguez Larreta y Santilli.
— Sé más lo que no quiero. Hoy quiero el trabajo por sobre los planes sociales. Quiero mirar al futuro sobre estar discutiendo del pasado. Quiero que los delincuentes estén presos. Quiero acompañar un proyecto en ese sentido, pero falta mucho. La realidad está muy difícil hoy y los tiempos también están cambiando. Quizás todo lo que esté pasando hoy sea distinto dentro un año.
— En ese trazado político, ¿los intendentes de Juntos se están agrupando para tener una voz propia?
— Sí, por supuesto, nos juntamos y hablamos con todos los dirigentes nacionales y provinciales. El intendente es un actor fundamental porque conoce la realidad provincial. La provincia de Buenos Aires es distinta a todo el resto porque son realidades totalmente distintas en cada una de las ciudades y, sobre todo, entre el conurbano y el interior. Y para tener un buen plan de gobierno, para llevarle soluciones a la gente sí o sí necesitás de la participación de los intendentes. Para el armado de un plan de gobierno y para llevarlo adelante. De todos los espacios políticos. Es grave la situación de la provincia de Buenos Aires, así que el que gobierne va a necesitar de todos, de los intendentes de todos los partidos políticos, y el mejor intendente es el que le soluciona los problemas a la gente. Ese es el mejor intendente para la tarea del gobernador, no si es de un partido o del otro.
— ¿Habrá un candidato a gobernador que surja de los intendentes de Juntos por el Cambio?
— Lo importante es que el que sea candidato a presidente y a gobernador trabajen en conjunto con todos los partidos políticos y tengan bien claro que necesitamos un plan para salir adelante. Planificación, trabajo duro y persistencia. Después, todos vamos a ser primos hermanos. Las diferencias van a ser pocas si entendemos que necesitamos empujar todos en el mismo sentido y que va a llevar tiempo, que va a necesitar esforzarnos y ponernos firmes, como pasó con Berni y Kicillof o con Moyano. Esas peleas van a existir y tendremos que darlas, no porque nos guste sino porque son parte de la realidad y no podemos ceder a ciertas cosas.
— ¿La visión sobre la provincia de Buenos Aires está consensuada internamente en Juntos por el Cambio? ¿Todos tienen la misma mirada sobre qué hacer con la Provincia, hacia dónde llevarla?
— Se está trabajando entre todos en planes de gobierno, en medidas para tomar quien sea que asuma. Tenemos que tener un plan para cuando lleguemos y cualquier diferencia no nos puede hacer perder el rumbo. Ya vemos lo que pasa cuando se pierde el rumbo, que es lo que le está pasando al Gobierno. Los problemas internos de ellos están afectando a todos los argentinos.
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