Berlín, 14 mar El entrenador Felix Magath llega ahora el Hertha Berlín, actualmente penúltimo clasificado en la Bundesliga, para asumir otra vez un papel al que ha estado acostumbrado en el futuro, el de asumir la misión de salvar un equipo que está al borde del precipicio.
Magath se ha resistido siempre a que lo consideren solo como un especialista en la lucha contra el descenso.
De hecho su carrera muestra otros logros como el haber sido tres veces campeón alemán, dos veces con el Bayern y una vez con el Wolfsburgo -lo que sin duda tiene más mérito- o haber llevado al Schalke a semifinales de la Liga de Campeones.
Su objetivo cuando empezó su carrera como entrenador era, según confesó, lograr los mismos éxitos que había logrado como jugador.
No le ha alcanzado para tanto. Como jugador ganó la Liga de Campeones con el Hamburgo en 1983, hizo el gol para el triunfo contra el Juventus en la final, y fue campeón de Europa con Alemania en 1980.
Aunque sus títulos permiten verlo como algo más que un especialista en apagar incendios hay algo en su mentalidad que lo hace ideal para luchar en los puestos bajos de la clasificación, cuando hay que darlo todo por la salvación y muchas veces el éxito se alcanza llevando los partidos el terreno de lo físico.
Se ha vuelto un lugar común decir que aunque no se puede saber si Magath hubiera salvado el Titanic en caso de que le hubiesen encomendado esa tarea es casi seguro que los supervivientes hubieran estado en plena forma física.
Según Magath “Qualität” (calidad) viene de “Qual” (tortura) por lo que para alcanzar lo primero hay que estar dispuesto a torturarse en los entrenamientos.
Cuando llegó al Wolfsburgo hizo construir una colina en el campo de entrenamiento y les explicó a los jugadores que “no era solo bajar corriendo si ante todo para correr hacia arriba”.
En un tiempo fue llamado “el hombre del balón medicinal” por el uso que le daba a esa herramienta en la preparación física.
Antes de ser entrenador Magath fue secretario técnico, primero en el Hamburgo como sucesor de Günter Netzer y luego en el Uerdigen, pero en esa posición se sentía demasiado alejado del día a día del fútbol y optó por probar suerte como entrenador.
En 1992 tuvo su primera estación en el Bremerhaven, de la cuarta división. Un año después volvió al Hamburgo donde primero dirigió al segundo equipo, luego se convirtió en asistente del entrenador Benno Möhlmann a quien sucedería en 1995.
Su experiencia en el Hamburgo resume parte de lo que han sido las luces y las sombras en la carrera de Magath. Asumió el equipo en medio de la lucha contra el descenso, lo llevó al quinto lugar a jugar la Copa de la UEFA.
En la siguiente temporada, sin embargo, empezó a haber enfrentamiento con los jugadores que se quejaban de la dureza de los entrenamientos y los resultados dejaron de darse lo que terminó llevando a su destitución.
Su siguiente misión fue el Núremberg, equipo al que asumió en cuando estaba amenazado por el descenso a la primera categoría y al que terminó llevando a la Bundesliga.
Después siguieron misiones que tenían que ver con la lucha contra el descenso, en el Werder Bremen, el Eintracht Fráncfort y el Stuttgart en donde, por primera vez, se empezó a pensar que Magath podía ser algo más que un experto en la lucha por la permanencia.
Primero, evitó el descenso y luego llevó al Stuttgart a la parte alta de la clasificación con un grupo de jugadores que fueron conocidos como “los jóvenes salvajes” entre los que se destacaba un lateral cedido por el Bayern que se llamaba Philipp Lahm.
Lahm debutó como profesional con Magath en el Stuttgart lo mismo que Mario Gómez, que también llegaría a ser internacional.
En 2003 el Stuttgart fue subcampeón, por detrás del Bayern. En 2004 Magath fue fichado por el Bayern, como sucesor de Ottmar Hitzfeld.
En el Bayern Magath siguió siendo un hombre de contrastes. En sus dos primeras temporadas ganó el doblete. En la tercera fue destituido cuando el equipo estaba por fuera de las casillas de la Liga de Campeones.
Del Bayern pasó al Wolfsburgo, en 2007, donde se convirtió simultáneamente el entrenador y director deportivo. En Wolfsburgo acababa de salvarse in extremis del descenso. Magath, en sus dos años, hizo una auténtica revolución con más de 30 fichajes por un valor total de 55 millones de euros.
En 2009, tras una segunda ronda impresionante -la primera la había terminado en la novena casilla- el Wolfsburgo fue campeón alemán.
Magath se fue al Schalke, donde dirigió a Raúl, descubrió a Julian Draxler, llevo al equipo a la final de la Copa de Alemania y a semifinales de la Liga de Campeones.
El Schalke ganó la Copa pero para entonces Magath ya había sido destituido por diferencias con la directiva.
Fue, hasta ahora, su último gran proyecto. Lo que ha venido después, como su experiencia en el Fulhalm en la liga inglesa, han sido intentos fallidos. EFE
rz/og
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