Para los financistas de Wall Street, la única opción potable para las futuras elecciones presidenciales del año próximo sigue siendo la misma: Mauricio Macri. Ni la corrida cambiaria ni las fuertes pérdidas que acumulan los bonos en 2018 cambió esta percepción. La falta de otras opciones con caudal electoral relevante pero sobre todo la sombra que sigue proyectando Cristina Kirchner como gran contrincante siguen desvelando a los grandes administradores de fondos internacionales.
Así lo pudo comprobar en carne propia el ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne, tras las maratónicas reuniones que mantuvo martes y miércoles en Nueva York. Las preguntas que recibió una y otra vez de parte de los ejecutivos de Pimco, Templeton, Black Rock y Ashmore, entre otros, apuntaron en la misma dirección: ¿hasta qué punto la economía ayudará o será un escollo para las posibilidades de Macri en 2019?
Los mercados siguen apostando a Mauricio Macri como favorito para las elecciones del 2019, a pesar del “palo” que los inversores sufrieron este año. Con Cristina enfrente y sin otro personaje surgiendo, se acotan las opciones.
Acompañado por el presidente del Central, Guido Sandleris y el secretario de Finanzas, Santiago Bausili, el ministro de Hacienda se preocupó por mostrar un panorama mucho más optimista sobre la evolución de la economía. Estos fueron algunos de los conceptos centrales que dejó en su paso por Wall Street.
1. La Argentina está en recesión, pero la caída del PBI será menor a la que se viene pronosticando: llegaría a “sólo” 2% este año, de acuerdo a lo presentado por Dujovne. Esto se debe a que las cifras oficiales de actividad dieron mejor que lo esperado en julio y agosto, que crecieron en la comparación mes contra mes. Por supuesto que a partir de septiembre la caída es mucho más pronunciada por la inflación y la caída del salario real. Pero aún así el PBI caerá menos de lo que pronostican los mercados y el propio FMI. En el Relevamiento de Expectativa de Mercado (REM) que publicó el BCRA el viernes, surge que los analistas esperan una caída de 2,4% del Producto este año.
2. La recesión está cerca de tocar un piso y la economía ya dejaría de caer en el arranque del año próximo. Si bien se espera un repunte fuerte a partir de abril por una cosecha de soja mucho mejor que la del año pasado, ya a principios de este año dejará de deteriorarse la actividad. En otras palabras, las ventas no se van a recuperar rápido pero ya no se seguirían cayendo, por lo que no falta mucho para llegar a los mínimos antes de empezar a rebotar.
3. Para el cuarto trimestre del año la expectativa es que el crecimiento interanual llegue al 8,5%, es decir un rebote en forma de “V”. De nuevo, el contraste es importante en comparación con la mayoría de los pronósticos, mucho más cautelosos. Si bien se espera una mejora en 2019 cuando se compare contra los peores meses del año anterior, pero ven poco probable semejante salto. El motivo no es otro que la gran incertidumbre electoral, que demorará cualquier decisión hasta que no se sepa quién gobernará desde el 10 de diciembre del año próximo.
“No tenemos ninguna duda que Macri ganará las elecciones y seguirá gobernando. La economía también nos va a jugar a favor”, fue el mensaje final que dejó un exultante Dujovne a los grandes administradores de cartera.
No sólo cayó el dólar y subieron las acciones. El dato más fuerte de la semana fue la caída del riesgo país, muy cerca otra vez de perforar los 600 puntos. Ayudó el desembolso del FMI pero también el “road show” de funcionarios a Nueva York
No se sabe si habrá o no tenido que ver el “road show” de los funcionarios por Wall Street. Pero lo concreto es que los activos financieros reaccionaron todos favorablemente, sobre todo en las últimas dos jornadas. Sin exagerar, podría considerar a esta última que pasó como la mejor semana para el Gobierno del 2018, dejando de lado la primera del año, cuando se colocaron bonos por USD 9.000 millones en el mercado internacional.
Todo estuvo alineado. El dólar siguió cayendo y ya está a poco más de 50 centavos del piso de la banda cambiaria. El Central mantuvo tasas altísimas, pero consiguió hacerlas retroceder desde 70% a 68,5% anual. Pero además las acciones tuvieron un fuerte repunte, especialmente los bancos con ganancias de más de 20% en dólares en algunos casos.
Lo mejor fue la recuperación de los bonos argentinos el viernes, que dejó el riesgo país al borde de perforar los 600 puntos básicos. Para el equipo económico, el valor de equilibrio de este indicador -que marca el grado de confianza o desconfianza de los inversores en el país- debería estabilizarse entre 500 y 550 puntos entrando al 2019.
Hubo otra señal fuerte que equipo económico dejó en Wall Street. Los dólares que ahora presta el FMI serán usado con mucho más cuidado. Sólo irán a pagar deuda en dólares. Pero no hará falta salir a vender al mercado para enfrentar gastos corrientes como se había hecho en los últimos meses. Así se busca que el Central muestre un efectivo aumento de las reservas y mayor capacidad de intervención pensando en la turbulencia por el año electoral que se avecina. El stock cerró la semana arriba de los USD 54.000 millones.
La actividad económica cayó fuerte en septiembre y octubre. Y seguiría desinflándose en noviembre, pero muchos piensan que en diciembre la caída tendrá un piso. Para la reactivación habría que esperar hasta abril.
Esta bonanza financiera contrasta con el crudo invierno que se vive en la economía real, aún en plena primavera. Las ventas de autos, motos y propiedad se desploma a un nivel de 40% interanual. La industria se desmorona a un ritmo de casi dos dígitos. Y el comercio minorista vive uno de los peores momentos de los últimos años. Crece la cantidad de empresas que acude al concurso de acreedores para renegociar totalmente sus pasivos. Y muchas están despidiendo porque tienen capacidad excedente sin que haya señales concretas a la vista de una gran recuperación.
El final de esta película todo el mundo ya lo tiene más o menos claro: aumento de la pobreza y del desempleo hacia fin de año. Por eso ahora todo está enfocado a suavizar los efectos de la crisis generada por la devaluación, alta inflación y fuerte aumento de la tasa de interés.
En la provincia de Buenos Aires anunciaron medidas para darle alivio financiero (en particular descuento de cheques) e impositivo a las PYME. Y la AFIP aumentó de dos a seis la cantidad de planes permanentes de pago de impuestos, además de incrementar también a seis las cuotas para refinanciar. Todo a una tasa del 36% anual. El objetivo es que las empresas puedan evitar embargos y continúen pagando impuestos aunque sea con “pedal”.
Luego de un mes de tranquilidad cambiaria ahora se presenta un doble desafío: mantener la estabilidad del dólar, evitando otro cimbronazo como el de agosto, pero al mismo tiempo procurar que la actividad comience a reanimarse.
Esos objetivos simultáneos no son fáciles de lograr. Porque requieren de una importante baja de la tasa de interés e pesos. Si al Central se le va la mano con la disminución, podría volver a escaparse el dólar. Pero si esa tasa permanece demasiado alta mucho tiempo más las consecuencias para la economía podrían ser aún duras.
Mientras tanto, será un mes donde la Argentina tendrá una oportunidad única para seguir fortaleciendo lazos internacionales. Una misión comercial y financiera de relevancia parte el lunes hacia China, que sigue siendo un gran destino para las exportaciones, pero ahora con el desafío de darles más valor agregado. La presencia de Sandleris en el grupo avizora que finalmente podría ponerse en marcha un nuevo tramo del swap de monedas con ese país para fortalecer reservas.
Y en sólo tres semanas arranca la reunión de presidente del G-20, un hecho único e inédito en la Argentina, pocos días después de otro acontecimiento único como la final River-Boca. Será la chance para seguir consolidando el posicionamiento del país, ese que permitió conseguir un préstamo inédito del FMI e incluso una renegociación del acuerdo a sólo tres meses de haber entrado en vigencia.
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FUENTE: INFOBAE NOTICIAS
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