Los vecinos de Níkopol temen a los bombardeos rusos y a un accidente nuclear

Por Rostyslav Averchuk

Leópolis (Ucrania), 15 ago (EFE). – La ciudad de Níkopol, al sur de Ucrania, entra en su segundo mes de bombardeos indiscriminados casi a diario, mientras Kiev acusa a Rusia de usar la central nuclear de Zaporiyia, a solo seis kilómetros, como escudo para sus tropas y equipos militares.

Natalya, originaria de Níkopol, cuenta a Efe que abandonó la ciudad con sus hijos el 9 de marzo, después de que los rusos ocuparan la vecina central nuclear, la más grande de Europa.

Sus padres y otros familiares siguen, sin embargo allí. “Allí la situación da mucho miedo, es como una película. Cada noche hay bombardeos desde el otro lado del río. Están destruyendo Níkopol,” señala.

Antes de que comenzaran los ataques de la artillería rusa, hace más de un mes, las fuerzas de ambos bandos pasaron cuatro meses vigilándose mutuamente desde orillas opuestas del río Dniéper, después de que la ofensiva de Moscú en el sur de Ucrania quedase estancada.

Nikopol era una ciudad relativamente segura y se convirtió en refugio de unos 10.000 desplazados de zonas de conflicto.

Sin embargo, a mediados de julio, los sistemas rusos de lanzamiento múltiple de cohetes estacionados alrededor de la central de Zaporiyia comenzaron a disparar contra Níkopol y las localidades adyacentes.

En un mes murieron ocho civiles y en la vecina ciudad de Marganets, el pasado 10 de agosto, el ataque más mortífero registrado hasta ahora en la zona dejó 11 muertos.

“Ninguno de ellos era un soldado,” apuntó Yevgen Yevtushenko, el jefe de la administración militar local, como parte de las informaciones que publica diariamente en su cuenta de Facebook.

Según Yevtushenko, las fuerzas rusas empezaron a aterrorizar la ciudad tras darse cuenta de que no podrían capturarla. Los bombardeos, según escribe, no tienen ningún propósito militar y sólo están destruyendo las fábricas, edificios administrativos y viviendas de la ciudad.

La escalada de tensiones en torno a la central nuclear de Zaporiyia también ha contribuido a sembrar el pánico en la ciudad, que recientemente apareció empapelada con carteles con instrucciones de qué hacer en caso de una explosión nuclear.

Los carteles, llenos de faltas de ortografía, advertían a los vecinos de que verían una luz brillante, pero les instaban a mantener la calma y a ponerse una toalla mojada en la cabeza.

Entretanto prosigue la búsqueda de colaboracionistas prorrusos por parte de las autoridades locales, con recompensas de 100 dólares por cada uno de ellos, lo que ha llevado a varios vecinos contactados por Efe a no querer dar informaciones que pudieran ser empleadas eventualmente por el enemigo.

“Por favor, entiende que toda mi familia sigue allí y que les quiero más que a nada en el mundo,” respondió uno de ellos.

Las autoridades locales han ayudado a los residentes de las zonas más peligrosas, cerca del río, a trasladarse a lugares más seguros al interior. Muchos de los habitantes son reacios a dejar la ciudad o sencillamente incapaces de hacerlo.

“Mi padre tiene cáncer y está en tratamiento de quimioterapia. Mi madre apenas puede caminar por la artritis. Además tienen varios perros y gatos y no saben cómo cuidarlos si tienen que evacuar la ciudad,” explicó Natalya a Efe.

La artillería ucraniana trata de responder a los bombardeos rusos cuando puede, pero según Yevtushenko los rusos a menudo instalan sus equipos en zonas de viviendas, en las localidades de Vodiane y Kamianka-Dniprovske, cerca de la central.

Kiev denuncia que los rusos están usando la planta como escudo para sus tropas y como base para atacar Níkopol, a sabiendas de que Ucrania no se arriesgará a tomar como blanco el territorio de la central ni siquiera usando armamento de alta precisión como los sistemas de cohetes HIMARS.

Según un mensaje publicado este lunes por la compañía estatal de energía nuclear Energoatom, varios edificios en el recinto de la central han sido dañados por bombardeos rusos y el riesgo de un incendio o de fugas radioactivas se mantiene alto.

Varios representantes del Gobierno ucraniano afirman que Rusia podría estar utilizando la amenaza para la central como moneda de cambio, además de para difundir miedo entre la población.

Además, a su juicio es posible que Moscú aspire a separarla del resto de la red eléctrica ucraniana y a reorientar la central hacia la producción de electricidad para la anexionada península de Crimea. EFE

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