Los seguros franceses tendrán que pagar al menos 650 millones de euros por los disturbios

París, 11 jul (EFE).- Las compañías de seguros francesas han calculado que, sabiendo que todavía no les han llegado todas las declaraciones de siniestro por los disturbios que se produjeron entre finales de junio y comienzos de julio, tendrán que pagar al menos 650 millones de euros.

En un comunicado publicado este martes, la federación de aseguradoras francesas precisó que esos 650 millones derivan de las declaraciones recibidas la semana pasada, y eso es tres veces más que lo que les costaron los disturbios de 2005, los más catastróficos hasta ahora, que habían durado cuatro semanas.

Hasta el 7 de julio, habían recibido 11.300 declaraciones de siniestro, un tercio de las cuales de profesionales cuyos bienes habían visto vandalizados (sobre todo comercios saqueados) y eso representa un 55 % de los costos que tendrán que indemnizar.

Si se suman a eso los daños de las administraciones públicas (cientos de edificios como ayuntamientos, bibliotecas, escuelas o comisarías fueron deterioradas e incendiadas), se llega al 90 %, mientras el resto son bienes de particulares, esencialmente coches quemados.

En 2005, el 82 % de los siniestros correspondieron a daños e incendios de vehículos, con un valor indemnizado de 204 millones de euros.

France Assureurs recordó que esta vez se ha convenido prolongar el periodo de declaración de los 5 días que habitualmente figuran en los contratos a 30 días, que se han acelerado los procedimientos de peritaje y que se han facilitado los adelantos de indemnización para las “situaciones más difíciles”.

Según la contabilidad del Ministerio del Interior comunicada el 5 de julio, desde el inicio de los disturbios el 27 de junio más de 2.500 edificios fueron incendiados o degradados y también fueron pasto de las llamas más de 12.000 coches.

En el origen de este estallido de violencia que se prolongó una semana, estuvo la muerte de un menor de 17 años por un tiro policial cuando intentaba saltarse un control al volante de un coche y sin carné. EFE

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