Los problemas de las coaliciones

Macri, Carrió y Sanz en 2016 (Nicolás Stulberg)
Macri, Carrió y Sanz en 2016 (Nicolás Stulberg)

Las coaliciones políticas no arrojan buenos recuerdos en el pasado argentino. Por supuesto las circunstancias son distintas en cada caso.

El ejemplo de la administración de la Alianza, entre 1999 y 2001, fue frustrante. Cuando se puso en el tapete un caso de corrupción en el Parlamento, Carlos “Chacho” Álvarez, el vicepresidente, se fue del poder y Fernando de la Rúa enfrentó un vacío de gobernabilidad. Fue extenuante, sumado a una mala praxis económica que acabó con su presidencia. El final se tradujo en un default.

Cambiemos intentó tener el sello de coalición, pero en los hechos se puso en práctica tímidamente. Sólo asumió la conducción el PRO: Mauricio Macri hizo y deshizo sin anuencia del partido radical. Lilita Carrió sólo pudo entrar en Olivos para escuchar y decir. Sus movidas en el escenario partidario eran parciales, iracundas o demasiado personales. El radicalismo quedó excluido de las decisiones. Primero cuestionó “suavemente”, pero después lo hizo en términos más contundente. El partido centenario le había facilitado a Cambiemos su estructura a nivel nacional. Pese a todo, en el parlamento cumplieron con su compromiso y respaldaron los proyectos de la Casa Rosada. Más allá de eso, los radicales no tuvieron margen de poder.

Cambiemos intentó tener el sello de coalición, pero en los hechos se puso en práctica tímidamente. Sólo asumió la conducción el PRO. Mauricio Macri hizo y deshizo sin anuencia del partido radical

Otros de distinto origen en la Coalición fueron señalando errores de comunicación y de gestión, pero en la Casa Rosada no escucharon; siguieron, empecinados, en su propia ruta. Ahora necesitan a esos desplazados para buscar otro período. Les espera un gran esfuerzo para igualar posiciones con su contrincante.

Viendo el resultado en las PASO, importantes sectores de la sociedad se movilizaron, culminando con la multitudinaria concentración el sábado 24. Macri se sintió muy respaldado y repitió sus declaraciones donde asumía su responsabilidad por los errores.

Por su parte, el Frente para Todos surgió y se organizó tres meses antes de las PASO. Y con esa rapidez congregó a muy distintos y muy heterogéneos grupos de militantes. Cristina Fernández, procesada en varios juicios, y no Alberto Fernández fue quien bajó línea con habilidad y reconocida “experiencia política”. Creó un nuevo discurso que Fernández –su enemigo hasta hacía un año y medio– puso en práctica. Su ex jefe de gabinete no es un recién llegado, ha pasado por distintas instancias de gestión parlamentaria y de gobierno. En sus declaraciones asomó una postura crítica del PRO, trató de seducir a los inversores y mostró un nuevo rostro para el cristinismo. El tiempo dirá si actuaron con sinceridad o sólo con propósito electoral.

Sergio Massa, Fernández y Cristina Fernández
Sergio Massa, Fernández y Cristina Fernández

Fue Cristina Fernández quien eligió la lista de diputados, senadores, los candidatos a ganar el poder en la provincia de Buenos Aires y maniobró para conseguir el apoyo de casi todos los gobernadores cuando se creía que el peronismo estaba fracturado y muchos de ellos no querían trato alguno con la expresidenta. A la tropa propia se agregaron los votos de todos aquellos que fueron castigados por las decisiones económicas recesivas del actual gobierno.

Esas decisiones fueron diseñadas por Nicolás Dujovne, sus antecesores y las autoridades del Fondo Monetario Internacional, con la aprobación de Macri y de su círculo de confianza.

A Cambiemos le resultará muy complicado igualar las cifras conseguidas por el Frente para Todos. La distancia es muy grande, aunque sus exseguidores, que por rabia respaldaron el Frente, se arrepientan del voto colocado en las PASO.

Es muy complicado predecir qué ocurrirá. El problema con el que se enfrentan tanto Juntos por el Cambio como el Frente opositor es político y decididamente económico. No se sabe cómo reaccionará el Fondo Monetario ante un pedido de renegociación de las condiciones del crédito que otorgó al país

El futuro, probablemente, será diseñado por un Frente para Todos que viene con aires de cobrarle facturas a sus enemigos.

Emergen las contradicciones de toda coalición y la pregunta es cómo hará el Frente para Todos para armonizar acciones entre los grupos de diferente pensamiento que nuclea. ¿Qué tiene que ver La Cámpora con Alberto Fernández y con Sergio Massa? ¿Se lanzarán otra vez a cantar loas al gobierno decadente de Venezuela y a la  Cuba del fracasado castrista? ¿Las figuras que tuvieron o tienen una visión de izquierda aceptarán el diálogo con el FMI en los momentos de renegociación de la deuda? ¿Aprobarán las gestiones para seducir a los mercados financieros que mal recuerdan las decisiones políticas, geopolíticas y económicas del populista cristinismo?

Es muy complicado predecir qué ocurrirá. El problema con el que se enfrentan tanto Juntos por el Cambio como el Frente opositor es político y decididamente económico. No se sabe cómo reaccionará el Fondo Monetario ante un pedido de renegociación de las condiciones del crédito que le otorgó al país. Los años que vienen no serán un camino de rosas por el peso de la recesión, la inflación, las características bimonetarias (por el “paraguas del dólar”), la desocupación y los millones que se usan en planes sociales. No será sólo cuestión de suerte sino de extrema habilidad de reacción ante los problemas que se presenten.

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FUENTE: INFOBAE NOTICIAS

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