Mercedes Ortuño Lizarán
Madrid, 27 dic (EFE).- Bautizar a sus antepasados es uno de los pilares fundamentales para los mormones. Para ello cuentan con una herramienta diseñada para crear “el árbol genealógico de la humanidad”: una base de datos con información pública y gratuita con la que sueñan encontrar a sus ancestros y poder llevarlos a la “salvación”.
Con mil quinientos millones de personas “indexadas” (cuyos datos se han añadido a la web) en todo el mundo, FamilySearch se ha convertido en un instrumento básico para los mormones -58.000 en España- y también para estudiosos de la historia familiar ajenos a esta confesión minoritaria, que son la inmensa mayoría de los usuarios, según el responsable de la aplicación en España, Virginio Baptista.
En 2022 se abrieron cinco millones y medio de cuentas de FamilySearch en todo el mundo, el 97 % son de personas no relacionadas con la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días (mormonismo), detalla a EFE Baptista en una visita al templo del barrio madrileño de Moratalaz, el único en España de momento, con otro proyectado en Barcelona.
Es un edificio inmenso, blanco inmaculado, sobrio, sin imágenes, al que solo pueden acceder los miembros de la iglesia. En el centro se eleva una torre delgada y alta, coronada por la figura dorada del ángel Moroni, uno de los profetas del Libro de Mormón, en el que basan su doctrina y que da nombre a los mormones, aunque no les guste que los llamen así.
El templo forma parte de un complejo en el que, entre aulas, salas de reunión y una pila bautismal para sumergirse en ella, se encuentra el centro de historia familiar para consultar archivos digitalizados; algunos no son accesibles fuera de la red wifi de la iglesia.
Más allá del interés personal de conocer la historia familiar, el principal propósito de FamilySearch es que los fieles localicen a sus antepasados para proporcionarles la “ordenanza de salvación” (el equivalente al sacramento católico del bautismo).
Con fe en la vida eterna, los fieles practican el bautismo en nombre de sus antepasados para que estos “decidan si lo aceptan o no”. Porque para los mormones, las ordenanzas van más allá de la vida terrenal, como demuestra el ‘sellamiento’, un matrimonio eterno, no solo “hasta que la muerte los separe”, explica la directora nacional adjunta de comunicación de la iglesia en España, Cristina Villar.
Como la Iglesia de Jesucristo nació en Salt Lake City (Utah, EE.UU.) en 1830, sus ancestros no tuvieron opción de pertenecer a ella y quieren dársela ahora.
Cuanta más gente reconstruya su pasado en FamilySearch, más posibilidades tendrá un mormón de encontrar a algún antepasado gracias a conexiones o “entronques” con otros usuarios.
Si se introducen datos que coinciden con otros ya indexados, la aplicación sugiere que podría tratarse de la misma persona. De ser así, los perfiles se fusionan y se puede acceder a más información gracias a la investigación de familiares lejanos o remotos.
Aunque pueda resultar llamativo que sean tan abiertos con la información, “se entiende perfectamente” que los mormones busquen un acceso universal, dice a EFE el director de la Real Academia Matritense de Heráldica y Genealogía, Ernesto Fernández-Xesta, quien considera FamilySearch la herramienta “más potente” para reconstruir árboles genealógicos.
FamilySearch funciona desde 1894, primero copiando libros a mano, luego con microfilmes y, a día de hoy, con la ayuda de la inteligencia artificial generativa, un “avance vertiginoso” en los últimos años, resalta Villar.
Censos, padrones o actas sacramentales de todo el mundo son algunos de los documentos oficiales recopilados en la aplicación. Faltan muchos porque no todas las diócesis, parroquias y otras entidades han dado permiso.
Además, también se pueden adjuntar archivos familiares como fotografías, escrituras o contratos, e incluso notas de voz.
Para respetar la privacidad, la información de las personas vivas es confidencial. FamilySearch no ha tenido problemas reseñables de protección de datos, confirman Baptista y Fernández-Xesta.
Las fuentes son básicas para la investigación: “La genealogía sin documento es mitología”, sentencia Baptista.
También los análisis de ADN pueden “abrir una puerta”, según Villar.
Hay quien declara haber reconstruido su historia familiar hasta Adán, pero es algo “casi imposible” según Baptista y Villar.
Antes del Concilio de Trento (1545-1563), cuando se instauró la obligación de un registro parroquial, anotar algún sacramento podía ser una excepción, nunca la norma.
Por eso, si no hay antepasados nobles o militares en la familia, es muy complicado lograr retroceder más allá del siglo XVI, según Baptista.
Un amigo suyo con orígenes franceses asegura haber llegado hasta Carlomagno. A partir de ahí, podría tirar de una línea real. “¿Pero confías en ese hecho histórico, en esa genealogía de reyes?”, se pregunta. EFE
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