Los jefes de Estado y de gobierno de la UE han respaldado este jueves destinar los beneficios extraordinarios de los activos rusos congelados a ayuda para Ucrania, incluida la posibilidad de financiar apoyo militar, tras examinar la propuesta presentada por la Comisión Europea este miércoles.
Las conclusiones adoptadas por los líderes este jueves también señalan que “el apoyo militar y los compromisos de seguridad de la UE se prestarán respetando plenamente la política de seguridad y defensa de determinados Estados miembro y teniendo en cuenta los intereses de seguridad y defensa de todos los países de la UE”.
Este párrafo es una mención velada a los países que se han mostrado más reticentes por su política de neutralidad, siendo Austria el más vocal de ellos, aunque también otros como Irlanda, Chipre o Malta han expresado reparos. Mientras, Hungría se erige como el principal obstáculo de los líderes, dada su resistencia a sufragar el apoyo militar a Ucrania.
Como ya apuntó este martes el Alto Representante de la Unión Europea para Política Exterior, Josep Borrell, el plan de Bruselas es utilizar el 90% de los beneficios generados, que Bruselas estima en 3.000 millones anuales, para nutrir el Mecanismo Europeo para la Paz, mientras que el 10% restante se canalizará a través de la ayuda a Ucrania dentro del Marco Financiero Plurianual (MFP) de la UE para reforzar la industria de la Defensa de Ucrania.
La utilización de estos dos mecanismos garantizará, según fuentes comunitarias, que el dinero pueda transferirse a Ucrania “cuanto antes” para dar respuesta a sus necesidades “más acuciantes”, que actualmente son de índole militar, aunque estas cuotas podrán revisarse en base a la evolución de las necesidades del país.
Estas mismas fuentes aseguraron que la Comisión Europea espera que una parte de esos 3.000 millones de euros que se estima obtener en 2024 de los beneficios extraordinarios generados por los activos del Banco Central de Rusia inmovilizados en Europa puedan empezar a utilizarse ya a partir de julio para apoyar militarmente a Ucrania, tras dos años de debate sobre la base legal para utilizar estos recursos.
Los líderes han llamado también a “reforzar” la base tecnológica e industrial de la defensa europea, así como a aumentar la preparación de la defensa y reforzar la soberanía de la UE, aunque reconocen que esto exigirá “esfuerzos adicionales”.
Para lograr este objetivo, se han comprometido a cumplir el compromiso compartido de aumentar sustancialmente el gasto en defensa, e invertir juntos “mejor y más rápido”, además de mejorar el acceso de la industria europea de defensa a la financiación pública y privada. En este sentido, han invitado a la Comisión a estudiar “todas las opciones” para movilizar la financiación e informar al respecto “antes de junio”.
La referencia a “todas las opciones” de financiación ha sustituido a la mención previa que Alemania, Suecia y Países Bajos forzaron borrar y que animaba a explorar “formas innovadoras” de inversión en defensa, abriendo así la puerta a la emisión de deuda conjunta para financiar la Defensa europea, un debate que genera división entre los Estados miembro.
No obstante, las conclusiones sí piden “incentivar el desarrollo y la adquisición conjunta para hacer frente a las carencias críticas de capacidades de la UE” y “ampliar la inversión cooperativa en defensa, desde la fase de investigación y desarrollo hasta la de planificación, industrialización y adquisición conjunta”.
Asimismo, los Veintisiete han invitado al Banco Europeo de Inversiones (BEI) a que adapte su política de préstamos a la industria de defensa y su definición actual de bienes de “doble uso”, tanto militar como civil, salvaguardando al mismo tiempo su capacidad de financiación, una noticia que ha celebrado el propio Grupo BEI al recibir el respaldo a su trabajo, según ha señalado un portavoz del Banco a Europa Press.
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