
Boca arribó a Madrid y, junto al equipo, también la ilusión de muchos hinchas. Esos que empiezan a desfilar por los pasillos de las tantas terminales que tiene el aeropuerto de Barajas tras bajar de los aviones que los trajo. Esos que se saludan como si se conocieran de toda la vida, pero que en verdad hace apenas dos minutos que se vieron por primera vez, todo por los colores que los unen.
Y ahí está Germán, rosarino, de 32 años, que está esperando a sus amigos que llegan en un vuelo siguiente. Cuenta que se pidió licencia por 4 días en el trabajo y, cuando le da su testimonio a Infobae, aprovecha para halagar a su jefe de una forma especial: “Es el mejor del mundo”. Germán viaja a todos lados adonde juegue Boca durante la última década, dice que se recorre desde su ciudad los 300 kilómetros ida y vuelta para llegar a La Bombonera cada 15 días y que tampoco se pierde un partido de Copa. “Voy a todos lados, por eso quería estar acá”.
En cuanto al pasaje, el fanático comenta que llegó a comprarlo a último momento, el lunes por la noche ya con la entrada asegurada, y que pagó $45.000. “Tuve mucha suerte porque sé que a un amigo que llega el viernes le costó $90.000, porque es más cerca del fin de semana”. Su ticket pudo adquirirlo por ser socio, a través de la página oficial del club.
Tras pasar la seguridad migratoria, el hincha narra que en los controles solo le preguntaron si llegó para ver el partido, por lo que mostró su carnet de socio de Boca junto a su pasaporte. Más allá de estar contento por lo que va a vivir, asegura que “jugar acá es una joda, no se entiende que se defina en Europa”.
Al lado de Gabriel, aparece Germán, un tucumano de 28 años, soltero y sin hijos, que sonríe a cada segundo porque no puede creer que está por ver la final de la Copa Libertadores en Madrid. Es ingeniero de sistemas y cuenta un truco que utilizó para poder comprar su entrada desde Argentina cuando en verdad solo se podía desde el exterior. “El domingo estaba viendo el partido ante Independiente y a cada momento pensaba que tenía que viajar, entonces sabía que me iba a animar a emprender esta aventura sólo si tenía la entrada para el partido. Por eso primero probé desde mi celular y no me dejaba, por lo que me di cuenta que desde una computadora podía cambiar la dirección del IP (localización de la conexión) instalando un servidor proxy al navegador y así simular que estaba en Francia. De esa forma pude comprar”.

Al día siguiente fue a su trabajo y contó que quería viajar. Su jefe se lo permitió y sus compañeros lo ayudaron ahí mismo a buscar ofertas de pasajes. “Conseguí uno desde Tucumán pasando por Ezeiza a $40.000. Fue un buen precio, teniendo en cuenta que se llegó a pagar más de $60.000. Además pude financiarlo”.
Lo que todavía no tiene resuelto son las cinco noches de alojamiento completas, pero no demuestra demasiada preocupación.
Es que la felicidad les llena el alma. Saben que, aunque suene alocado e injusto por semejante distancia recorrida, están muy cerca de vivir un acontecimiento histórico: el clásico que de ninguna manera se querían perder.
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FUENTE: INFOBAE NOTICIAS
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