La cuenta particular de los oros olímpicos de España comenzó en el año 1900, en los segundos Juegos Olímpicos de la historia. En ese evento deportivo, España alcanzó la gloria con José de Amezola y Francisco Villota, dos pelotaris que decidieron inscribirse en la modalidad amateur de cesta punta. Esta modalidad de pelota vasca, el deporte de origen vasco, consistía en jugar con una cesta de mimbre con la que se cogía la pelota para lanzarla hacia un frontón.
España, que no tuvo participación en los primeros Juegos Olímpicos de la historia, acudió a París con una nómina de nueve deportistas. En ese año de 1900, la pareja compuesta por Amezola y Villota fue la más exitosa de la delegación española y se alzó con el más preciado metal: el oro olímpico. Sin embargo, no recibieron ninguna medalla, razón por la que ambos pelotaris no figuraron en la lista de los campeones olímpicos hasta 2004, año en el que el Comité Olímpico Internacional reconoció ese oro gracias a una tesis doctoral: The 1900 Olympic Games: Results for All Competitors in All Events, With Commentary.
El problema es que ese año los Juegos se compusieron de deportes reconocidos por el Comité Olímpico y de otros impulsados por la propia París, que celebraba también su Exposición Universal y mezcló los dos eventos. Esto ha causado controversia sobre qué competencias considerar oficiales. Esta investigación, que fue publicada por el investigador Bill Mallon en 1998, establece los cuatro criterios de una competición para ser incluida en el palmarés oficial de eventos: ser amateur, ser internacional, no tener participación de discapacitados y ser totalmente abierta. La pareja de pelota vasca reunía todos los requisitos, por los que finalmente les fue reconocido ese mérito olímpico.
Un oro sin necesidad de jugar
La pareja, que representaba a España en los Juegos Olímpicos de París de 1990, obtuvo el oro olímpico sin tener la necesidad de mover un solo dedo. Esta situación fue posible debido a que sus oponentes, Durguetty y Etchegaray representantes de Francia, nunca disputaron ese choque. Los franceses no se presentaron al partido porque se encontraban muy enfadados, a la par que disconformes, con varios aspectos de la reglamentación y con los organizadores. De esta manera, España, en su primera participación en juegos olímpicos, pudo hacerse con su primer oro olímpico.
Quienes fueron José de Amézola y Aspizua y Francisco Villota
Fernando Arrechea, doctor en Ciencias del Deporte, realizó una investigación en la que obtuvo información sobre Amézola y Villota. La investigación concluye, por un lado, que José de Amézola y Aspizua era hijo de uno de los más relevantes empresarios que habían durante esa época, José de Amézola Biriga. El investigador también explica que Amézola era un “distinguido pelotari amateur”. Así, además de ser el primer vasco en participar en los Juegos Olímpicos, fue un empresario y político español.
Por otro lado, Francisco Villota, de origen cántabro y miembro de la alta sociedad madrileña de la época, está ligado en cierta parte a la fundación del Athletic Club de Madrid, actual Atlético de Madrid. Además, también fue presidente del Club Euskal Jai, con el que organizó torneos de pelota vasca en Madrid.
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