Prolífica y con una variedad de géneros —relato, novela, ensayo, teatro, autobiografía—, la obra de Mario Vargas Llosa explica buena parte de nuestra historia: como lectores, como latinoamericanos. ¿Qué hubiera pasado si nadie escribía La ciudad y los perros o Conversación en La Catedral? ¿Cómo habría cambiado nuestra percepción de la realidad?
Con sus libros, el escritor peruano mapea el devenir del continente. Hay quienes dirán que es un dibujo preciso; hay quienes dirán que está equivocado: nadie dirá que es irrelevante.
Proponemos aquí una lista de títulos para conocer al ganador del Premio Nobel de Literatura en 2010.
Los jefes – Los cachorros
Son dos cuentos largos publicados por separado, pero que luego formaron un único volumen como un díptico de la adolescencia. “Los jefes”, de hecho, fue el primer relato publicado por Vargas Llosa y cuenta un hecho que vivió en el Liceo Militar, cuando fue uno de los cabecillas que intentó hacer una huelga estudiantil ante una decisión injusta del director.
“Los cachorros” es un cuento demoledor: la historia de un chico que tras el ataque de un perro —no vamos a revelar aquí lo que sucede— queda atado a una época y a la inmadurez. Desde una lectura política se puede tomar la parte por el todo y hablar de cómo la sociedad peruana no pudo salir adelante después de la mordida del dictador Manuel Apolinario Odría, quien gobernó el país durante ocho años, entre 1948 y 1956.
La ciudad y los perros
Si con los Los jefes – Los cachorros Vargas Llosa dio una primera repuesta a los años de su educación, con esta novela refuerza su posición contra el imaginario de pureza e integridad que las fuerzas castrenses se atribuyen a sí mismas. Suerte de Juvenilia desencantada, La ciudad y los perros cuenta la vida de una serie de personajes diferentes que viven en tensión permanente, con sus miserias, sus pactos, sus traiciones. Al igual que con el libro anterior, la lectura permite hacer una analogía entra la corrupción del colegio y lo putrefacto que había en el Perú de Odría.
Esta novela, además, es una de las primeras novelas del Boom latinoamericano: La ciudad y los perros es de 1962 al igual que El coronel no tiene quien le escriba, de García Márquez (con quien mantuvo una entrañable amistad durante muchos años), y La muerte de Artemio Cruz, de Carlos Fuentes.
Conversación en La Catedral
Después de varios libros de hablar sobre lo extraviado que está un país, hay que hacerse la pregunta: “¿En qué momento se había jodido el Perú?”.
Conversación en La Catedral es la novela más importante de Mario Vargas Llosa. “Es la novela que me hizo escritor”, dijo él mismo en 2019, cuando se cumplían 50 años de su publicación. El texto comienza con esa pregunta que se volvió un ícono de la literatura latinoamericana —en realidad, no es la primera frase, pero está en la primera página y tiene un peso gravitatorio tan poderoso que borra lo que la antecede—, y se pregunta por los mecanismos con los que la dictadura envileció a la sociedad peruana de forma tal que parece una caída sin fin. Con el procedimiento de confundir lo alto y lo bajo, lo puro y lo inmoral —como si se dijera la Biblia y el calefón—, la novela sigue el diálogo de distintos personajes en un bar de mala muerte llamado La Catedral.
Es una obra maestra que está señalada como una de las más importantes del siglo XX. Carlos Fuentes, hiperbólico, aseguró que esta era “la única novela política de América latina”. Es un gran libro que resiste el paso del tiempo.
Pantaleón y las visitadoras
Esta novela impone cierto cambio en la manera de escribir de Vargas Llosa, que, por una vez, se permite el humorismo. Movido por la obsesión de mostrar el revés de la trama en el relato oficial de los militares, Pantaleón y las visitadoras cuenta la historia de un capitán, un tal Pantaleón Pantoja, que recibe el encargo secreto de poner en funciones un servicio de prostitutas para los soldados.
Hace algunos años la llevaron al cine con el protagónico de Angie Cepeda, que estaba en su época de mayor exposición y que, curiosamente, poco después actuó como actriz de reparto en El amor en los tiempos del cólera.
La tía Julia y el escribidor
Otra enorme novela de Vargas Llosa en la que cuenta su primer y tumultuoso matrimonio. No hay dobleces en la intención autobiográfica: el protagonista se llama Mario y su mujer, Julia, como era el nombre de su tía política Julia Urdiqui. Ella le llevaba 10 años y se casaron antes de que él cumpliera los 20. El tercer personaje es un guinista de radioteatros que tomó a Mario como un artista cachorro a quien enseñarle el oficio.
Más allá de los entretelones familiares, La tía Julia y el escribidor puede leerse como una novela de aprendizaje, donde el protagonista se convierte de a poco en el escritor que es. Mucho tiempo después, Julia Urdiqui contó su versión en Lo que Varguitas no dijo.
El pez en el agua
Después de la fallida campaña por la presidencia en 1990, Vargas Llosa debió recluirse en Madrid en una suerte de exilio —Fujimori lo había amenazado con quitarle la nacionalidad peruana—. Por ese tiempo, él, que en sus orígenes había tenido un compromiso de izquierdas y había abrazado la revolución cubana, desencantado del gobierno de Fidel Castro, se volcó claramente hacia una política liberal de derecha.
Fue entonces que, antes de cumplir los 50 años, publicó las memorias El pez en el agua. Allí cuenta la relación problemática con un padre violento, la escuela, su vida tumultuosa, su voluntad de ser escritor, su historia política: si bien lo autobiográfico rodea desde siempre su obra, aquí no la recubre de ficción. O, por lo menos, es lo que él ha dicho.
El loco de los balcones
Una de las pocas incursiones de Vargas Llosa en el teatro, junto con La señorita de Tacna, Ojos bonitos, cuadros feos, y un puñado de obras más. El libreto cuenta el viaje hacia el Perú de un viejo italiano y su hija. En su llegada, él queda fascinado por la arquitectura colonial y ella se enamora de un joven arquitecto con el que regresa a Italia.
Con un tono melodramático, la historia opone posiciones binarias entre pasado y presente, cultura y pasión, y podría decirse: civilización y barbarie.
La fiesta del Chivo
En 1961, el dictador dominicano Rafael Trujillo fue asesinado en una emboscada que contó con el apoyo de la CIA. Durante décadas, Trujillo había sido el hombre en las sombras que gobernaba a través de presidentes títeres.
Vargas Llosa reconstruye la tragedia con eje en el asesinato y, mientras cuenta la historia de una mujer que regresa al país para visitar al padre moribundo, pone a funcionar la ficción para contar el último día de Trujillo y la posterior persecución de los atacantes. La fiesta del chivo es una novela sombría y pesimista.
El Paraíso en la otra esquina
En los años inmediatamente anteriores a recibir el Premio Nobel de Literatura en 2010, Vargas Llosa estaba metido en una etapa de novelas históricas. Son todas novelas sólidas, aunque con una mirada un tanto desangelada. La crítica de entonces, sin embargo, hacía ver que estos libros, antes que formar parte de una búsqueda literaria, parecían meros instrumentos destinados a sostener una ideología. El debate sobre la utilidad de literatura es tan antiguo como la literatura misma.
De aquel tiempo es El Paraíso en la otra esquina, un libro muy interesante —y, para muchos, incómodo— en el que Vargas Llosa cuenta dos historias independientes que terminan entrelazadas. Por un lado, cuenta la vida de la pensadora feminista Flora Tristán, y por el otro, cuenta la vida de Paul Gauguin. La novela deja una pregunta sin respuesta: qué es y dónde está la perfección en el arte, en la política, en la vida.
El sueño del celta
Mario Vargas Llosa recibió el Nobel de Literatura en 2010. Con más de 50 años en la literatura, ya había pasado el Boom latinoamericano, la pelea con Gabriel García Márquez (que fue enmarcada por el polémico puñetazo frente al Palacio de Bellas Artes, en México), la elección presidencial, Fujimori, los casamientos —todavía no había aparecido Isabel Preysler, pero faltaba poco—, la vida turbulenta, la enorme cantidad de premios y distinciones, incluyendo el Rómulo Gallegos y el Príncipe de Asturias.
Al año siguiente fue invitado a inaugurar la Feria del Libro de Buenos Aires, y un grupo de intelectuales, entre los que se encontraba el entonces director de la Biblioteca Nacional, Horacio González, escribieron una carta pública dando razones por la que se oponían a su presencia.
El escándalo opacó el libro que Vargas Llosa había publicado justo cuando le daban el Nobel: El sueño del celta, que es una novela histórica protagonizada por Roger Casement, el cónsul que denunció las explotaciones y atrocidades que se cometieron a principios del siglo XX en el Congo y en la selva peruana. “Para mí, Vargas Llosa es el autor de un par de novelas buenas que leí en mi juventud”, dijo entonces González. “Esta última, El sueño del celta, me interesó”.
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FUENTE: INFOBAE NOTICIAS
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