La maternidad y el deporte de élite son dos cuestiones difíciles de compaginar. Tanto que incluso hoy, muchas mujeres tienen que elegir: o retrasar la edad a la que quedarse embarazadas, renunciar a ellos o poner en pausa su trayectoria deportiva, con todo lo que ello implica, desde perder puestos en un ránking, quedarse sin un contrato o, incluso, terminar con su carrera. Además, esta elección también las lleva ser discriminadas y abandonadas, lo que hace todavía más difícil su reincorporación a la competición. En algunos casos, ni siquiera sus propios clubes les brindan el apoyo o la ayuda que precisan en esos momentos.
“Yo quería ser madre antes, pero me daba temor el tener que renunciar a mi pasión o mi profesión, a lo que era mi vida”, explica Ona Carbonell, exdeportista olímpica en natación sincronizada, a Infobae España. “Siempre tenía esa incertidumbre, ese miedo a tener que renunciar o a tenerlo muy difícil”, relata. Esto hizo que lo fuera postergando hasta que llegó un punto que dijo “hasta aquí”; decidió hacer un “reset”, como ella misma lo califica, y dedicar tiempo a su familia y a crear una. Dicho y hecho. Se quedó embarazada y dio a luz a su primer hijo. El problema llegó después.
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En verano de 2021 se celebraron los Juegos Olímpicos de Tokio, un evento al que Ona Carbonell solicitó poder llevar a su hijo, dado que todavía se encontraba en periodo de lactancia. Sin embargo, las autoridades japonesas no permitieron esta solicitud. A pesar de que la exnadadora se siente una privilegiada por cómo vivió su periodo postparto, con una situación económica estable y la confianza y el apoyo de su equipo, asegura que en esa época se fue dando cuenta de que en la mayoría de ámbitos, no solo en el deporte, “la conciliación se coge con pinzas”.
“El problema de prácticamente todas las deportistas que quieren quedarse embarazadas es, en primer lugar, que tienen muy poca información, está muy poco visibilizado, sigue siendo un tema tabú. Y luego que no tienen ni una estabilidad económica, ni un apoyo, ni unos recursos. Entonces todas esas deportistas tienen ese miedo, ese temor que tuve yo a tener que renunciar a tu vida profesional”. Sin embargo, como ella misma recuerda, hay grandes deportistas españolas y mundiales que han hecho sus mejores retos después de la maternidad.
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Tal es la situación que viven las mujeres en el deporte respecto a los embarazos, que hace tan solo unos años era habitual que los contratos de las deportistas de élites contaran con una cláusula antiembarazo, es decir, que en caso de que la deportista se quedara embarazada podían rescindir el contrato sin ningún tipo de indemnización. A estos se suman también los acuerdos bilaterales, donde una mujer que quiere ser madre o que está embarazada se ve obligada a llegar a “un acuerdo” con el club para poner fin al contrato, pero cuando quiere volver a la competición debe encontrar un nuevo equipo.
Con estas trabas sobre la mesa, los datos revelan la evidencia, es muy complicado para las mujeres compaginar la maternidad y el deporte de alto nivel, dado que en muchas ocasiones esto implica el final de sus carreras deportivas. En concreto, en el mundo del atletismo, una de cada tres embarazadas sufre abandono y discriminación. Blanca Manchón es una de las deportistas que sufrió en sus propias carnes esta situación. La deportista española de vela perdió todos sus patrocinios en 2016 tras anunciar que estaba embarazada. “Existe la idea de que una madre deportista está ya acabada, que no va a volver a su alto rendimiento”, aseguró en una entrevista, quien, además, describió esa etapa como “una pesadilla” que la llevó incluso a retirarse de la competición. Finalmente, no lo hizo y a base de “sacrificio, pasión y constancia” demostró que podía compaginar la maternidad y el deporte.
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La maternidad en el fútbol
En cuanto al fútbol, un estudio realizado por FutPro concluyó que al 46 % de las futbolistas españolas les preocupa quedarse embarazadas por las posibles represalias que pueda tomar su club. Y no solo eso, sino que el 60 % tiene miedo a que rescindan su contrato si se quedan embarazadas; el 40 % piensa que su club podría bajarle el sueldo si tiene un hijo; y, además, otro 40 % piensa que su equipo la discriminaría sentándola en el banquillo y reduciendo sus minutos sobre el terreno de juego. Unos datos que reflejan la realidad de las futbolistas y que Marta Corredera, exjugadora del Real Madrid, pudo verificar con su propia experiencia. “Desde el momento que doy a luz, me siento muy abandonada”, afirmó la futbolista en una entrevista.
Tras su maternidad, Corredera está viviendo una etapa complicada, dado que por parte del club no tuvo “ningún tipo de ayuda en ese sentido”, ni tampoco la llamaron en ningún momento para preguntar como se encontraba su jugadora o si necesitaba algo “en cuanto a condición física”. Y no solo eso, sino que recibió una propuesta del Real Madrid: “Me propusieron que, como yo no podía ejercer mi actividad laboral normal, debía ir a ayudar a los equipos femeninos por las tardes a Valdebebas a no sé a qué, estar allí desde las 19 horas de la tarde hasta las 21 horas de la noche, para cumplir mi contrato. Me quedé en shock, porque mi contrato es de jugadora profesional”. La Corredera considera que “lo último que necesitaba en ese momento es que se me apartase del equipo y se me mandase con la cantera”. “Desde el momento que yo doy a luz me siento muy abandonada porque no tengo ningún tipo de contacto con el club, ni con los fisios, ni con el preparador, ni con un médico”, añade.
Ona Carbonell y la Comisión de Maternidad y Deporte
Ante estas situaciones y la suya propia, Ona Carbonell tenía claro que tras retirarse quería hacer algo al respecto. “Tuve la sensación de que tenía como una responsabilidad, tras la experiencia personal que había vivido y el altavoz que tenía, para intentar cambiar algo y allanar un poco el camino a las que vengan”. El famoso video en Instagram denunciando lo vivido en los JJOO de Tokio que dio la vuelta al mundo o el documental para 70 países contando su experiencia en conciliación le sirvieron para darse cuenta de que existía muchos hándicaps para conseguir una conciliación real, pero a la vez el momento del cambio había llegado.
Tras llamar a muchas puertas, llamadas telefónicas y reuniones, finalmente la Comisión de Maternidad y Deporte del COE echó a andar. Una de las primeras medidas que tomaron fue crear unas jornadas de formación para las etapas pre y posparto, donde las mujeres deportistas tuvieran un apoyo especializado. “No puede ser que el deporte evolucione tantísimo en rendimiento, en indumentaria, en nutrición y que no exista ni un entrenador que sepa de embarazo y de posparto, de suelo pélvico, de lactancia…”, afirma. Además, asegura que había un tema que la “obsesionaba”, dado que consideraba que era fundamental para conseguir la conciliación: la pérdida de posición en un ranking al quedarte embarazada. Un hecho que le ocurrió a Serena Williams, quien pasó de ostentar el puesto número 1 al 491 al dar luz a su primer hijo.
“Creemos que tiene que haber una ley unánime a todas las federaciones iguales y que, al menos, desde que te quedas embarazada hasta la primera competición internacional que haga esa deportista, tiene que haber una congelación del ranking. Obviamente creímos que teníamos que poner un máximo de tiempo porque si no no lo iban a aceptar y pusimos 18 meses, aunque es difícil”.
Otro punto importante que a Ona Carbonell le preocupaba cuando crearon la comisión era que no pudieras viajar con tu bebé a un Mundial o a unos JJOO, que no hubiera cuidado para los niños, ni salas de lactancia. Dos puntos (la lactancia en los campeonatos y mantener el ranking de competición) fundamentales por los que están luchando desde la Comisión de Maternidad para que se incluyan de cara a los JJOO de París. La medallista olímpica es consciente de que “van mal de tiempo”, aunque confía en que, por lo menos, puedan poner la sala de lactancia al lado de la Villa.
Lo que sí tiene claro es que este es el mejor momento para adoptar estos caminos directos a una conciliación real. “Lo hemos visto con el fútbol femenino, las cosas están cambiando y tienen que cambiar”. Todavía quedan pasos por dar, aunque las líneas están trazadas. Ona tiene claro cuál es el sendero a seguir, tiene claro que el deporte de élite y la maternidad son compatibles, solo es necesario adoptar una serie de medidas y herramientas para que atletas y deportistas en todo mundo no tengan que ponerse en la tesitura de ¿deporte o maternidad?
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