Leptis Magna, que fue una de las ciudades más bellas del Imperio romano, permanece abandonada y sin turistas tras una década de guerra en Libia, pero algunos apuestan por su renacimiento.
No hay fila en la puerta y solo un puñado de visitantes, casi todos libios, caminan entre las imponentes ruinas de este lugar, declarado patrimonio mundial por la Unesco.
Visitar esta antigua ciudad romana en la costa sur del Mediterráneo es “un viaje en el tiempo, una inmersión en la historia”, comenta Abdesalam Ueba, un visitante libio de unos 60 años.
Fundada por los fenicios y luego conquistada por Roma, la ciudad fue la cuna de Septimio Severo, emperador romano entre los años 193 y 211.
El monarca libró campañas militares en toda Europa y el actual Irak antes de morir en York, Inglaterra, lejos de su ciudad de origen, a la que destinó cuantiosos recursos.
Asentada sobre una colina con una vista imponente del Mediterráneo, las ruinas incluyen una basílica, una pista de carreras y un teatro para 15.000 espectadores en terrazas con arcos que miran al mar.
Entre los pocos turistas en el lugar está Ihab, de Trípoli, quien hizo el recorrido de 120 km para mostrarle a sus hijos el lugar que visitó en su infancia.
“Leptis Magna es hermosa, el sitio romano más hermoso fuera de Italia”, aseguró el médico de 34 años. “Y sin embargo, apenas ha sido descubierto”.
– Abandono –
La violencia que azotó a Libia tras la revuelta que depuso al dictador Muamar Gadafi provocó temores por las ruinas de la ciudad y llevó a la agencia cultural de la ONU, la Unesco, a colocarlas en una lista de patrimonio en riesgo, junto con otros cuatro sitios libios.
Pero hasta ahora los sitios no han sido afectados por los combates, que terminaron con un alto el fuego en octubre de 2020.
“No ha habido ataques directos o amenazas contra Leptis Magna pese al conflicto”, aseguró Azzedin al Fakih, jefe del departamento de antigüedades del lugar.
Pero se enfrenta a otra amenaza: la falta de recursos y de apoyo gubernamental.
“En 2020 finalmente pudimos lanzar proyectos que debían estar concluidos hace 50 años”, agregó, citando instalaciones sanitarias, oficinas y una verja perimetral.
“Pero las excavaciones arqueológicas se han detenido y las operaciones de mantenimiento son apresuradas y superficiales”, reconoció.
Fakih señaló que tras diez años de conflicto y colapso del Estado, el actual gobierno de unidad de Libia “tiene problemas más grandes que enfrentar”.
Casi no había turismo en Libia bajo Gadafi, cuyo gobierno de 1969 a 2011 dependía de la gran riqueza petrolera del país.
Las sanciones y relaciones internacionales tensas también ahuyentaron a los visitantes.
Gadafi comenzó a dar visas de turistas por primera vez en 2003, e incluso creó un ministerio de Turismo cuando el país comenzó a mejorar sus relaciones con Occidente.
Pero todo se acabó en 2011, cuando un levantamiento apoyado por la OTAN derrocó y mató a Gadafi, hundiendo al país en el caos.
– Más valioso que el petróleo –
Ahora, un cese a la violencia durante más de un año despertó esperanzas de que el país pueda avanzar.
Omar Hdidan, un ingeniero civil que trabaja como voluntario para promover y mantener Leptis Magna, confía en su potencial turístico.
“Siempre ha sido abandonada por el Estado”, dijo este hombre de 49 años. “No hay excavaciones, hallazgos nuevos, no hay campañas para promover el turismo, pero Leptis Magna es más valiosa que diez pozos petroleros”.
Fakih está de acuerdo y cree que Leptis Magna “podría ser una fuente de ingresos si se administra bien”.
“Podría crear miles de empleos, recibir a millones de turistas y generar miles de millones de dólares. Llegará el día cuando se acabe el petróleo, pero Leptis Magna permanecerá”, asegura.
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