La desigualdad entre hombres y mujeres es un problema que nos debe interpelar como sociedad. Es la causa de la violencia de género porque condiciona nuestro pensamiento en relación con los roles que se esperan de cada uno y luego impone una lógica de acción que somete a las mujeres.
Para hablar de la violencia de género, debemos cuestionar nuestras pautas culturales desde el hogar y reflexionar acerca de qué valores les inculcamos a nuestros hijos, qué hábitos se imponen y reproducen en la familia, en la educación y en el trabajo. Los que somos padres, por ejemplo, ¿qué tarea en el hogar le asignamos a cada uno de nuestros hijos? ¿Les damos más o menos responsabilidades en función de su género? ¿Quién ayuda en las tareas del hogar y quién descansa mientras se realizan? Como sociedad debemos trabajar para generar cambios culturales profundos desde la educación que reciben niñas y niños. Debemos comprometernos a cambiar estos patrones para generar una sociedad más igualitaria.
La violencia de género es el resultado de la desigualdad. Una sociedad que legitima el poder de hombres sobre mujeres está propiciando el abuso y la violencia.
En Argentina, una mujer es asesinada cada 30 horas. En la mayoría de los casos, los femicidios son cometidos por sus parejas. Los criminales que son juzgados y van a la cárcel muchas veces también son los padres de los hijos de la mujer asesinada. En estos casos, los hijos se quedan sin madre y sin padre, en una situación de extrema vulnerabilidad, especialmente si son menores de edad. Cuando una mujer deja de existir, todas las vidas de su alrededor son afectadas trágicamente. Gracias a la denominada “ley Brisa” que recientemente tuvo media sanción por unanimidad en Diputados, se está contemplando por primera vez a los hijos del femicidio. Este proyecto es un gran paso.
En el Ministerio de Desarrollo Social de la Nación trabajamos para brindarles a las mujeres oportunidades para enfrentar las desigualdades y las herramientas para denunciar la violencia de género como la línea 144 que es gratuita y accesible las 24 horas desde su lanzamiento, y a partir de un acuerdo que realizamos el año pasado con los proveedores de telefonía móvil ahora también está disponible para celulares incluso sin crédito. Además, por medio de los Hogares de Protección Integral (HPI) pueden acceder a formación y capacitación para rearmar sus proyectos de vida. Para ellas, es importante tener un nuevo comienzo, lograr su independencia económica y recuperar su autoestima y la de sus hijos.
Esta semana, la Dirección Nacional de Responsabilidad Social para el Desarrollo Sostenible que tengo a mi cargo, junto al Instituto Nacional de las Mujeres (INAM), Avon, la Fundación Avon y la Asociación Conciencia firmamos un acuerdo que involucra 9 millones de pesos para mejorar los HPI. Con la inversión social privada de Avon se podrán complementar las inversiones económicas y técnicas que lleva adelante el Ministerio de Desarrollo Social, tanto lo que respecta al equipamiento como a la capacitación de los equipos técnicos.
Es importante que distintos sectores de la sociedad sigan tomando conciencia y se animen a involucrarse en la lucha contra la desigualdad y la violencia de género.
Apelo a que tomemos dimensión del impacto de nuestras acciones: en el hogar, en el trabajo, en las instituciones, en nuestra vida cotidiana. Allí es donde se materializa lo que realmente somos. Todos somos responsables de no seguir reproduciendo aquello que mata a mujeres y niñas. No seamos cómplices ni indiferentes en esta lucha. Cambiemos las situaciones de inequidad. La consigna es: legitimar la igualdad para eliminar la violencia.
La autora es directora nacional de Responsabilidad Social para el Desarrollo Sostenible, Ministerio de Desarrollo Social.
FUENTE: INFOBAE NOTICIAS
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