A pesar del elevado dato de inflación divulgado por el Indec la semana pasada (1,9% en septiembre), todo indica que el Banco Central mantendrá las tasas sin cambios durante la licitación mensual de Lebac, que se llevará adelante hoy. El viernes último la entidad no intervino en el mercado secundario y el fin de semana desde Washington (donde participó de la reunión del Fondo) el titular del BCRA, Federico Sturzenegger, señaló que no hay que guiarse por un “dato puntual” para sacar conclusiones. Y ponderó que la inflación núcleo del último trimestre –el mes pasado fue 1,6%- bajó considerablemente.
El vencimiento de la licitación de Lebac llega a $380.000 millones y representa el 34% del stock total emitido. La cifra bajó considerablemente desde el 55% ó hasta 60% de las anteriores licitaciones. Todo indica que el BCRA conseguirá su objetivo de colocar más títulos a plazos largos, especialmente 9 meses. De esa forma, se reduce el peligro de refinanciación en cada licitación mensual.
El mercado cuestiona que la política de tasas de interés será suficiente para controlar la inflación, ante la evidencia de que este año estará lejos de la meta del 17% anual a diciembre
El mercado estará pendiente una vez más de lo que resolverá Sturzenegger: ¿subirá un poco más las tasas ante el elevado dato de inflación o las dejará como están? Todo indica que no hará nada, pero que seguramente le llevará mucho más tiempo del previsto empezar a reducir las tasas de interés. La proximidad de las elecciones no aconsejaría un movimiento alcista, que metería ruido justo antes de votar, aunque este aspecto parecería estar un par de escalones por debajo respecto a otras consideraciones.
El titular del Banco Central jugará hoy y en los próximos meses un partido difícil, que va más allá de un punto más o menos de la tasa de interés: sostener su credibilidad a la hora de llevar adelante políticas que reduzcan efectivamente la inflación. Esa credibilidad es finalmente el principal activo de cualquier banquero central. Si el mercado desconfía sobre su habilidad para conseguir los objetivos (en este caso bajar la inflación subiendo las tasas de interés), entonces será mucho más difícil que esas políticas tengan resultado rápido.
El Banco Central insiste en que en las paritarias de 2018 los aumentos de salarios deben estar alineados con la meta de inflación estipulada, que es del 10%, más menos dos
El planteo de hacerlo usando casi exclusivamente el nivel de tasas de interés parece ser insuficiente para lograr el objetivo de suavizar los aumentos de precios. De hecho, pese a haber incrementado las tasas desde niveles de 20% hasta 27% anual en el año, los resultados han sido más bien escasos. La meta del 17% prevista para este año estará en realidad más cerca del 23%. Y para el año que viene nadie cree que se cumplirá con el objetivo del 10% y algunos ya empiezan a hablar de que la inflación del 2018 en realidad se terminará ubicando entre el 18% y el 20%, aunque el promedio de los economistas cree que estará en un rango del 15% al 17%. En todo caso muy lejos de la meta ya definida para el 2018.
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Por lo pronto, para lo que resta del año ya se sabe que los valores inflacionarios seguirán altos por los aumentos de tarifas (luz, agua, gas), combustibles y las remarcaciones vinculadas con las vacaciones y el salto del consumo de diciembre. Pero para el BCRA igual hay una batalla importante para dar: bajar todo lo posible la inflación “núcleo”, que está compuesta de componentes no estacionales ni regulados.
Con expectativas inflacionarias todavía muy altas, el manual señala que la autoridad monetaria debería volver a subir las tasas para tratar de domar la inflación y apuntar a niveles mucho más bajos para el año próximo. Pero nada indica que eso esté a punto de suceder. La pregunta recurrente entre brokers y analistas de mercado es si realmente el Central estará dando con la fórmula para bajar la inflación o precisa de otro tipo de instrumentos.
La principal crítica que se le hace a la conducción monetaria es que no se acopló a la meta fiscal mucho más gradualista para bajar el déficit fiscal de Hacienda. Tener tasas muy altas para llevar adelante una política monetaria restrictiva no es compatible con mantener un déficit fiscal tan alto. Y lejos de combatir la inflación –dicen algunos- lo único que hace es alentar el ingreso de capitales especulativos para aprovechar las elevadas tasas en pesos.
Pero además de haberle errado a la meta de inflación por casi seis puntos este año, el BCRA tuvo otros problemas de cálculo: terminó comprando con emisión todos los dólares que consiguió el Tesoro en el exterior este año. Esos pesos volcados al mercado terminaron siendo absorbidos con una montaña de Lebac, que hoy ya llegan a 1,1 billones de pesos. Se trata de un costo millonario que debe asumir el propio Central a una elevada tasa del 27% anual, ante las dificultades para bajarla.
Ahora Federico Sturzenegger decidió poner el eje de su mensaje al Gobierno en la necesidad de ponerle un techo muy acotado a los pedidos de aumentos salariales. Y desde la Casa Rosada decidieron hacerle caso, ya que la idea sería proponerle al sector público un incremento de 10%, con una cláusula gatillo de ajuste por si llega a ser un número mayor. Es imposible, razonan en el Banco Central, que podamos cumplir la meta estipulada para el año que viene si los salarios crecen muy por encima de ese nivel. Pero no sería ajuste, explican, porque al existir una cláusula gatillo que compensa no habría pérdida en caso de que la inflación resulte mayor.
FUENTE: INFOBAE NOTICIAS
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