Washington 28 may (EFE).- Sólo quedan unas 40 orcas ibéricas asesinas y sus embates con el timón de las naves, cada vez más frecuentes e intensos, no son una agresión sino un juego rudo, después de haber sufrido el acoso de la flota pesquera, explicó este martes a EFE la bióloga marina Naomi Rose, del Instituto de Bienestar Animal.
“Desde mayo de 2020 han habido al menos 673 interacciones documentadas entre estas orcas, que son los depredadores más oceánicos más poderosos, y embarcaciones”, dijo en una entrevista Rose, quien en agosto participó en Madrid en un seminario internacional sobre estos animales.
“Pero ese comportamiento tiene más en común con un juego recio que con la agresión”, añadió la científica. “Una vez que rompen el timón juegan con los pedazos y luego se van. En todo ese período sólo han causado el hundimiento de siete naves”.
En la mayoría de los incidentes documentados una manada de orcas ha golpeado el timón de naves pequeñas y luego se ha alejado a gran velocidad. No hay informes de ataque de las orcas a las personas a bordo de las embarcaciones.
“Esas orcas, que son una población marina en peligro crítico, son muy inteligentes. Si quisieran hundir el bote lo harían, pero la meta parece ser el embate con el timón y sólo en el 20 % de los incidentes han dañado la nave dejándola incapacitada para navegar”.
Ésa fue, también, la conclusión de los expertos convocados a Madrid para el taller auspiciado por la Comisión Ballenera Internacional y los gobiernos de España y Portugal.
El comportamiento de las orcas ibéricas aparece asociado con el juego o la socialización “estimulados quizá por la abundancia y el aumento reciente de presas, lo cual reduce el tiempo necesario para capturar comida y por la reducción en las interacciones negativas con las pesquerías”, indicó el informe del taller.
Rose explicó que durante años los navegantes han usado diferentes métodos para repeler a las orcas ibéricas incluidas acciones ilegales como el lanzamiento de fuegos artificiales, derrame de gasolina en el agua o pequeños explosivos.
Entre las medidas que son legales porque no dañan a las orcas y pueden disuadirlas mencionó la modificación de los timones “en una manera que no afecte la navegación pero hace el timón menos divertido, menos atractivo”, y la colocación alrededor de la nave de cuerdas pesadas.
“Por alguna razón, no sabemos cuál, a las orcas no les gustan las líneas verticales en el agua”, añadió.
Otra medida es la comunicación en tiempo real a los navegantes acerca del sitio donde se encuentran las manadas de orcas, de las cuales parece haber cinco en esta población cuyo hábitat va desde el estrecho de Gibraltar a las aguas frente a Galicia.
La subpoblación ibérica de las orcas se caracteriza por una cabeza roma, una capa dorsal negra con poco contraste y se alimenta principalmente del atún rojo. EFE
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