Mau y Ricky comenzaron a estudiar música cuando eran apenas unos niños. Y hoy, con 28 y 30 años respectivamente, se han convertido en verdaderas estrellas internacionales. Sin embargo, lejos de lo que muchos pudieran pensar, el hecho de ser hijos de un cantautor consagrado como Ricardo Montaner no los ha librado de las frustraciones típicas que deben afrontar todos aquellos que quieran dedicarse a una carrera artística. Y eso quedó en evidencia este martes, durante la gala de knockouts de La Voz Argentina, en Telefé, cuando recordaron sus comienzos como MR.
Los dos participantes que debían enfrentarse en el team de los hermanos eran Pablo Santillán, un joven con una enfermedad medular que le impide caminar pero es capaz de elevarse con su voz, y Magdalena Cullén, una muchacha que los coachs le habían robado a Soledad Pastorutti en la etapa anterior del certamen, las batallas. El primero cantó Un año, de Sebastián Yatra, tema que sin dudas no era el que lo hacía sentir más cómodo. Y su contrincante se lució con Ojalá, de Silvio Rodríguez, dejando a todos fascinados con su interpretación.
Así las cosas, pese a haber recibido elogios por parte de todos los coach del reality conducido por Marley, Santillán no pudo acceder al estadio siguiente del concurso para formar parte de los playoffs. Sin embargo, en su despedida dejó más que claro que estaba feliz por haber llegado a esa instancia. “Primero que nada, muchísimas gracias por la oportunidad. Para mí, llegar acá fue un honor tremendo. Cuando hice la audición, se dio vuelta primero Sole, después Ricardo y después Mau y Ricky. Y yo los sigo a ustedes desde….No puedo hablar, la p…madre”, dijo sin poder contener el llanto. “Dale pa”, lo alentó entonces el mayor de los hermanos tratando de darle ánimo.
Así, tras respirar profundo, el participante retomó la frase que había dejado inconclusa: “Yo los sigo a ustedes desde MR, cuando empezaron. Y para mí fue un sueño saber que iban a estar acá. Y, cuando se dieron vuelta, yo ya sabía desde un principio que me quería ir con ustedes”. En ese momento y para distender un poco el clima, Ricardo exclamó:”¡Gracias traidor!”. Entonces, ya con una sonrisa en el rostro, Pablo concluyó: ”Les agradezco la oportunidad. Para mí, esto es lo mejor que me pasó en la vida hasta el día de hoy, que tengo 33 años”.
Frente a esta confesión, Ricky decidió tomar la palabra para dirigirse, directamente, a Santillán: “Muchas veces en la vida nos dan cartas que no son las mejores, como quien dice. Y tu, con las cartas que te tocaron a ti, has hecho maravillas. Y eso va a ser un ejemplo para tantas personas. Ese es tu legado, es tu llamado. Tu llamado es para llegar al corazón millones de personas y lo estás logrando. Esto es solamente el comienzo de lo que Dios tiene para ti, te lo aseguro”.
En ese momento Mau, que había presenciado toda la escena con lágrimas en los ojos, se acercó al participante para despedirlo. “Te quiero hermano”, le dijo completamente conmovido. Y, tras recibir el abrazo consolador de Lali Espósito, explicó el por qué de su angustia. “Es un momento muy jodido. Aparte, es la confirmación de todo lo que uno sufrió por esas frustraciones y vainas…Él decía: ‘Los sigo desde MR’. Y yo me acuerdo, siendo MR, las frustraciones que tenía. También los sueños que tenía por estar sentado aquí. Y pensar que hay una persona que está ahí, que cuando yo juraba que no le estaba llegando a nadie, le llegué a él. Y ya valió la pena eso. Ya todo ese tiempo, esos trece o catorce años, ya valieron la pena con él”, señaló.
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