¿Las calorías indicadas en los menús hacen más daño que bien?

(Archivo)

A partir de este mes de mayo podrás ver más etiquetas de información sobre calorías en más menús de restaurantes de Estados Unidos ya que la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA por sus siglas en inglés) ha comenzado a aplicar la ley nacional de etiquetado de menús aprobada en 2010 como parte de la reestructuración de la atención médica. Todas las cadenas de restaurantes y otros establecimientos de comida con veinte o más locales deberán publicar información de calorías, ya asea en el propio sitio o a través de la página web. La intención es ayudar a que los estadounidenses sean más saludables, aunque la investigadora sugiere que esta información puede hacer poco para mejorar los hábitos alimenticios, mientras que potencialmente daña a las personas que luchan contra las preocupaciones de peso o los trastornos alimenticios.

Los estadounidenses comen mucho: más de la mitad de nuestro dinero destinado a los alimentos van a los restaurantes o a la comida preparada, en lugar de alimentos para cocinar en casa, por lo que tendemos a consumir de un 20 a un 40 por ciento más calorías que en casa. La intención de la ley de etiquetado es doble: alentar a los productores de alimentos a reformular sus productos para que tengan menos calorías, a la vez que incita a los consumidores a elegir mejores alimentos. Parece que solo la primera parte del proyecto está resultando.

Una revisión sistemática y un metanálisis de 2017 publicados en la revista Nutrients encontraron que el etiquetado del menú no cambiaba la calidad o la cantidad de calorías consumidas. De manera similar, otra revisión sistemática publicada el año pasado en la revista Obesity encontró que, basándose en la evidencia limitada hasta la fecha, el etiquetado del menú podría reducir las calorías compradas en algunos entornos de comida, como las cafeterías, pero tiene poco impacto en los restaurantes de comida rápida.

La transparencia y el deseo de saber qué hay en nuestra comida no es malo, pero proporcionar información sobre calorías en los menús puede tener consecuencias no deseadas. Judy Simon, dietista e instructora de nutrición en la Universidad de Washington en Seattle, señaló que la información nutricional podría ser útil para algunas personas, como un cliente de Chipotle que, al ver un burrito con 1.100 calorías, es consciente de que es demasiado y opta por un bol de vegetales en su lugar. “Pero una persona que es una sobreviviente de la dieta o tiene un trastorno alimenticio, mira estos números, a menudo, como un juicio”, argumenta. “No se benefician con la información, de hecho puede causar más daño que beneficio”, afirma. Agrega que tener información nutricional disponible en línea o en un folleto puede ser una opción más segura que plasmarla en los paneles del menú.

Los recuentos de calorías publicados en restaurantes son “un desencadenante potencial para cualquier persona con tendencias alimentarias desordenadas”, comentó la dietista residente de Nueva York Christy Harrison, presentadora del podcast Food Psych y consejera de alimentación intuitiva certificada. “Claro, algunas personas tienen una excelente relación con la comida y no están influenciadas por el conteo de calorías en los menús, pero estas personas, probablemente, son superadas en número por las personas que luchan con la alimentación desordenada”, manifiesta. Una encuesta realizada en 2008 a 4.023 mujeres de 25 a 45 años, realizada por la revista SELF y la Universidad de Carolina del Norte, encontró que el 65 por ciento de las mujeres había comido desordenadamente (comportamientos poco saludables, como hacer dietas extremas o tomar pastillas) para perder peso. Un 10 por ciento adicional tenía un desorden alimenticio completo.

“Las personas que hacen dieta son más propensas a comer desordenadamente, tener una presión sanguínea más alta y experimentan mayores niveles de angustia psicológica, entre otros resultados“, dice Harrison. “Así que alentar a las personas a contar calorías, en realidad, pone en mayor riesgo su salud y ¿por qué querríamos hacer eso en nombre de la salud pública?”, se pregunta.

Un estudio de 1.830 adultos jóvenes publicado en marzo en el Diario de la Academia de Nutrición y Dietética de Estados Unidos encontró que las personas con más probabilidades de cambiar sus elecciones de alimentos en respuesta a la información nutricional en los menús son aquellos que se involucran en atracones o comportamientos de dieta poco saludables, como el ayuno, saltarse comidas, tomar laxantes o pastillas para adelgazar. Tenían menos probabilidades de confiar en las señales de su cuerpo, lo que Harrison dijo que no es sorprendente dado que centrarse en las calorías interfiere con la capacidad de las personas para comer de forma intuitiva. “La investigación muestra que los comedores intuitivos, las personas que comen de acuerdo con el hambre, la plenitud y las señales de satisfacción de sus cuerpos, sin tratar de controlar o restringir su alimentación, en realidad, están mejor en términos de salud física y mental que las personas que practican dietas a base del conteo de calorías o restringir el tamaño de las porciones”.

Un estudio de 2017 publicado en el Diario Internacional de Desórdenes Alimenticios con 716 mujeres adultas escogidas aleatoriamente mostró como ellas recibieron un menú de restaurante con o sin información de calorías. Se encontró que las mujeres con anorexia o bulimia pueden ordenar menos calorías en respuesta a la información calórica, mientras que las personas con trastornos pueden ordenar más calorías.

Hace casi una década, Seattle comenzó a exigir que las cadenas de restaurantes suministren información nutricional, que incluye el recuento de calorías, y Simon dijo que ha sido difícil para muchos de sus pacientes que tienen trastornos alimentarios. “Una mujer compartió que se sintió presa del pánico cuando entró por primera vez en Panera y vio las calorías indicadas en todas partes. No se sentía digna de pedir la comida que realmente quería, sino que buscaba el producto con la menor cantidad de calorías”, comentaba.

Harrison apuntó que publicar los conteos de calorías también refuerza indirectamente el estigma del peso, porque “todos saben por qué el recuento de calorías está ahí, para tratar de empujar a las personas a perder peso”. La investigación ha demostrado que los esfuerzos de salud pública destinados a prevenir la obesidad aumentan el estigma del peso, y el estrés de ese estigma puede, a su vez, aumentar el riesgo de malos resultados de salud. “Así que poner calorías en los menús de los restaurantes no es útil para la salud de las personas, y de hecho puede aumentar sus riesgos para la salud”, finalizó.



FUENTE: INFOBAE NOTICIAS

Sé el primero en comentar en"¿Las calorías indicadas en los menús hacen más daño que bien?"

Dejá un comentario

Tu dirección de Correo Electrónico no será compartida


*