La técnica de edición génica surgida en 2012 se perfeccionó en los últimos dos años y ya trabajan con ella muchos laboratorios de la Argentina y el mundo.
Llamada “la máquina de los genes” por algunos especialistas, despierta la incertidumbre, pero a la vez abre la esperanza para combatir diferentes patologías de suma peligrosidad, y se la considera un gran hito en la lucha contra graves enfermedades.
CRISPR-Cas9, la denominación de origen, consiste en una revolucionaria técnica que permite alterar la secuencia genética de un ADN, para abrir así un mundo de infinitas alternativas para la vida en la Tierra.
En la manipulación de los genes del ácido desoxirribonucleico se acaba de empezar a escribir un nuevo capítulo. Para la comunidad científica se trata de un paso que a futuro puede ser bisagra en el campo de la biotecnología.
“Esta tecnología es una poderosa herramienta que está al servicio del mejoramiento genético a fin de potenciar el excelente trabajo que se viene haciendo hace décadas”, señaló Sergio Feingold, coordinador nacional del programa nacional de Biotecnología del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA).
Según el experto, “la posibilidad de lograr genotipos mejorados en una sola generación implica un ahorro sustancial de tiempo y recursos que permitirían potenciar los programas de mejoramiento ganadero de la región de manera sustancial.
En este sentido, Nicolás Mucci, investigador del Laboratorio de Biotecnología de la Reproducción del INTA Balcarce, no dudó en asegurar que esta herramienta “puede producir profundas transformaciones en la industria biotecnológica agropecuaria, dada su potencialidad, sus costos moderados y un nuevo escenario regulatorio”.
Para que todo esto sea posible, resulta fundamental tener instalada una plataforma de capacidades, elegir adecuadamente las características que se desean mejorar y tener disponible el germoplasma élite adecuado.
Es que, de acuerdo con Feingold, “las posibilidades de innovación se multiplican y potencian en función del entendimiento de los genomas, de la identificación de los genes y sus reguladores, y de su impacto en el fenotipo”.
“Esto plantea un escenario –agregó Mucci– donde el conocimiento es la llave principal para los desarrollos innovadores y no dependientes de la propiedad intelectual de un gen”.
Animales editados, según la necesidad
“La edición génica (EG), apoyada en biotécnicas reproductivas existentes, constituye un avance significativo en las tecnologías de modificación genética con un consecuente impacto en el aumento de la variabilidad”, explicó Mucci.
Así, mediante esta herramienta es posible incorporar, en el genoma de los animales, alelos, genes o rasgos deseables de otras razas, o bien inhibirlos para mejorar la producción y calidad de los alimentos, así como favorecer el bienestar animal.
Por ejemplo, mediante la adición de mutaciones simples pero precisas, la EG ofrece la oportunidad de generar animales que producen leche de mejor calidad nutricional o con inhibición en la secreción de proteínas alergénicas.
A su vez, es posible introducir el alelo dominante polled para lograr la ausencia de cuernos y derivar este carácter a la progenie. Así, se evita el desmoche químico o “al hierro” –realizado en los primeros meses de vida en terneros de razas lecheras–, lo que contribuye al bienestar animal y al manejo del rodeo.
La EG también puede modificar características poligénicas complejas como las asociadas con tolerancia al calor y resistencia a parásitos. Asimismo, los microorganismos ruminales también pueden ser editados para mejorar la digestibilidad o reducir la producción de gas metano asociado con el efecto invernadero.
En tanto, los rasgos de rusticidad perdidos con la selección fenotípica podrían reintroducirse en el genoma de razas mejoradas y aumentar la variabilidad en la población.
Cómo se edita el genoma
“La EG permite la modificación de regiones específicas del genoma mediante una nucleasa específica de ADN –orientada por una guía proteica o de ARN– que provoca cortes en una doble cadena”, explicó Mucci.
Estos cortes son reparados por la propia maquinaria celular con la posibilidad de introducir errores –deleciones o inserciones– que alteran regiones promotoras o el marco de lectura, provocando el virtual “apagado” del gen en cuestión.
Asimismo, mediante la unión de extremos homólogos es posible introducir un fragmento de ADN con la secuencia de la región codificante del gen alterada. Así, se produce un recambio alélico o un cambio en la expresión del mismo si es en la región reguladora.
“De manera análoga, la revolucionaria técnica permite crear sitios específicos de inserción y, de este modo, se cuenta con la posibilidad de corregir errores puntuales en el código genético o bien de introducir uno o más genes de interés, generando animales con capacidad para generar proteínas de otras especies”, detalló Mucci.
“La posibilidad de generar modificaciones en la secuencia de ADN en ausencia de secuencias genéticas foráneas puede determinar que los organismos mejorados no serán diferentes a las modificaciones generales para su comercialización”, detalló el investigador.
De acuerdo a la reglamentación argentina vigente, los productos derivados de esta nueva tecnología estarán sometidos al mismo régimen regulatorio que aquellos generados por mejoramiento convencional, si no existe incorporación de ADN foráneo.
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FUENTE: INFOBAE NOTICIAS
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