La sombra del Holocausto

La Cúpula de Hierro israelí intercepta misiles lanzados desde la Franja de Gaza (EFE/EPA/Mohammed Saber)
La Cúpula de Hierro israelí intercepta misiles lanzados desde la Franja de Gaza (EFE/EPA/Mohammed Saber)
(MOHAMMED SABER/)

Ataque coordinado por Hamas, gobierno dictatorial en la hacinada Franja de Gaza. Invasión, infiltración, y atrocidades inimaginables rompieron el esquema de lo que era una casi una rutina hasta el sábado: los lanzamientos de misiles sobre los israelíes. Sirenas, refugios, y el escudo protector todos los días.

En este caso, por tierra, aire y mar, Israel fue y es ahora agredido con un salvajismo horrendo, que se ha vuelto insoportable tras las imágenes difundidas por Hamas. Además, familias de rehenes, viejos, niños en jaulas y violaciones contra las mujeres.

El mundo se sacude y estremece, aunque no siempre por las mismas fuentes, miradas y sensaciones. Israel, la nación más joven y el pueblo más antiguo, posee el único gobierno democrático en la región. Un país moderno, libre y productor de ciencia a la cabeza del mundo, universidades y centros de investigación poco comparables que desarrollaron alimentos transmutados aptos para su cultivo en el suelo de los desiertos de Medio Oriente.

En un viaje histórico veloz, los judíos sobrevivieron desde la esclavización de los babilonios en la oscuridad del tiempo, al yugo de los egipcios, los pogromos rusos y al nazismo que reinó Europa Central después del final de la Primera Guerra Mundial.

Previo a que se registrara el mayor genocidio basado en un plan determinado para que la llamada raza aria dominara el mundo, esclavizara o suprimiera a eslavos, negros y exterminara hasta el último de los judíos, un Adolf Hitler preso y cabo de grado del ejército alemán escribió esta explícita solución final en su libro titulado “Mi lucha”. Quienquiera que lo haya leído se encontrará con un programa de lo que hizo al llegar al poder por medio de elecciones democráticas. Un plan que dinamitaron de inmediato. En horas, sin perder tiempo.

Joven secuestrada por hamas en israel
Una de las jóvenes secuestradas por Hamas en Israel

No pondremos tiempo en lo que ya se ha estudiado desde ángulos no siempre uniformes: la Argentina fue gobernada por socios del nazismo hasta la declaración de guerra a Alemania, cuando la derrota era un hecho y la última batalla se libró en el Río de la Plata, con un saldo de 50 millones de muertos. Sin contar los seis millones del Holocausto, entre ellos, judíos, comunistas o sospechosos, oponentes al régimen, gitanos y homosexuales. El Holocausto, la Shoá o la aniquilación que fue expresada como objetivo desde 1933 con Hitler al mando y un apoyo casi unánime del pueblo alemán.

Luego llegó Israel por resolución de la Liga de Naciones, precedente a las Naciones Unidas. Conocemos cómo se levantó Israel con vecinos que lo han agredido incesantemente. Una guerra de independencia, seguido de la guerra de Seis Días y Yom Kipur que resultaron en victorias asombrosas en unión de una clara superioridad moral y patriótica. Imaginemos a un muchacho o una chica nacidos en el odio hacia Israel, en medio de la declaración de Hamas que no lo reconoce como estado y se propone de modo nítido el propósito de su extinción. Prueba de esto, los mapas palestinos bajo Hamas incluyen a Israel como territorio.

Cortaremos camino hacia la sombra del Holocausto que nunca volverá a producirse, sobre todo, porque Israel ganará la guerra. Lo contrario será el fin, borrado. Y avancemos en el hecho de la izquierda en buena parte del mundo actual es, sin disimulo, antisemita con la movida de la pieza en el juego y antifaz de la palabra sionista que identifica al proyecto de Theodor Hertzl -un hogar nacional- como un invasor de manera aviesa.

Varios países árabes fueron empleados como carne de propaganda y victimización panárabe que transformaron en un mito -como el de la patria grande en nuestra región- a los combatientes palestinos masacrados en Jordania en 1970, cuando el entonces rey Hussein decidió que sus huéspedes alojados en campamentos, en realidad, intentaban derrocarlo y formar, en lugar del reino, un estado palestino: Arafat. Es la verdad escamoteada.

Cuerpos de militantes de Hamas yacen en el suelo en Be'eri, Israel, el 11 de octubre de 2023. (EFE/EPA/ATEF SAFADI)
Cuerpos de militantes de Hamas yacen en el suelo en Be’eri, Israel, el 11 de octubre de 2023. (EFE/EPA/ATEF SAFADI)
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La sombra del Holocausto no tiene la forma de los hornos de los campos construidos por Alemania y sus amigos en países como Polonia, los bálticos, Rumania, Hungría, Croacia, desde donde Ante Pavelic, el “provlagnik” dictador verdugo, viajó para refugiarse en la Argentina.

La sombra se proyecta en las palabras de apoyo al ataque actual por parte de las palabras del jefe del grupo o partido nazi en el país, casi idénticas a las de la izquierda. En los atentados que la Argentina ocultó para ofrecerles ruta de escape a los asesinos, en el rechazo del chileno Boric a negarse y enmendar la recepción de las cartas credenciales del embajador israelí designado, en las degradantes declaraciones del presidente colombiano Petro al comparar a los israelíes como autores de otro Auschwitz -el pensamiento miserable con origen en su larga permanencia en la guerrilla terrorista y narco-, en los lobos solitarios que caminan por los calles de Londres o de París y, de pronto, acuchillan a cualquier “infiel” y siguen caminando, a la Eurabia que gritó en sus libros desesperados y finales de Oriana Fallaci: tenía razón.

Un amigo entrañable y culto puntualiza desde Colonia en algún diálogo de mantenimiento largo, me baja con distancia factores solo emocionales y recuerda al gran Edward Said, catedrático, pensador, amigo íntimo de Daniel Baremboim, con quien formaron la maravillosa East West Divan Orquestra, con músicos palestinos e israelíes

“No se puede explicar a terceros (Said) la paradoja de un pueblo (el de él) víctima de otro pueblo que también lo era.” Diría que podría volver a serlo y que no tendría que suceder jamás. No aparto mi posición israelí en el conflicto eterno, no sin vencer primero y con urgencia y revisar mucho de lo que permitió la acción del terrorismo.


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