A diferencia de la mayoría de los líderes de la oposición, Horacio Rodríguez Larreta no viajará este fin de semana para participar de la Fiesta de la Vendimia en Mendoza si no está resuelto el conflicto que se desató en Juntos por el Cambio luego de que el diputado del PRO Omar De Marchi decidió competir por afuera de la coalición para disputar la gobernación con el radical Alfredo Cornejo.
La resolución de Larreta apunta a evitar el contacto con otros dirigentes de JxC en un distrito que está atravesado por una feroz pelea interna que protagoniza uno de sus aliados, pese a que el radicalismo está invitando a toda la dirigencia opositora para dar una fuerte señal política en la Vendimia. Es que la insistencia del larretista De Marchi en armar una nueva alianza con otros partidos para enfrentarse a Cambia Mendoza, que postularía a Cornejo, se convirtió en un dolor de cabeza para el jefe de Gobierno, que predica la unidad de JxC y que se apega al el reglamento electoral del PRO y de Juntos por el Cambio, donde se afirma que en aquellas provincias en donde hay PASO, como Mendoza, “todos los partidos se comprometen a utilizarlas como método de selección de candidatos”.
El tema se volvió a analizar en la mañana de este lunes en una reunión que presidió Larreta, en la sede del gobierno porteño, y de la que participaron De Marchi e integrantes de su mesa política, como Diego Santilli, para intentar solucionar un conflicto que enfureció a la UCR: su titular, Gerardo Morales, advirtió que “si se quiebra” la coalición en Mendoza por la jugada de De Marchi “se pone en riesgo la unidad” e incluso amenazó con “rediscutir la participación” de su partido en la alianza opositora.
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Después de varias semanas en que intentó persuadir a De Marchi, Rodríguez Larreta se endureció ante uno de sus armadores nacionales: “La última palabra sobre Mendoza la tengo yo”, sostuvo en el encuentro para advertirle a su colaborador que deberá competir dentro de Juntos por el Cambio.
El larretismo está convencido de que De Marchi rectificará su postura y que incluso analiza no presentarse en las elecciones, aunque cerca del diputado mendocino aseguran todo lo contrario: “Estamos más firmes que nunca. Nos vamos a tomar unos días para analizar la situación, pero tenemos tiempo hasta el 12 de abril (la fecha límite para la presentación de alianzas provinciales)”.
A última hora de este lunes sólo avanzó un acuerdo para que el PRO se sume a Cambia Mendoza en 7 departamentos de la provincia, aunque dándole libertad de acción a los referentes de esos distritos para tomar la decisión que les parezca mejor. Ese entendimiento, sin embargo, no alcanza a la disputa por la gobernación, donde De Marchi considera que el frente que lidera la UCR en Mendoza no es JxC porque no está la mayoría de sus socios nacionales y sigue negociando un pacto electoral del PRO con la Coalición Cívica, el Partido Demócrata, los libertarios, el Partido Verde y el PJ no kirchnerista.
En enero, el conflicto se debatió en la Mesa Nacional del PRO: la jefa del partido, Patricia Bullrich, fue muy crítica contra De Marchi al recordarle que debía cumplir el reglamento electoral y que “todo el PRO está bregando por la unidad” de la oposición. El diputado larretista alertó que es muy difícil competir contra “el aparato” del radicalismo gobernante en Mendoza y la titular partidaria, ante la presencia del jefe de Gobierno, dijo: “Es el mismo aparato que vos conocés y utilizás desde la ciudad de Buenos Aires”. Y le advirtió: “Bancátela, Omar: si no te gusta Cornejo, ganale en las PASO, pero no rompas Juntos por el Cambio por un proyecto personal. Te vamos a intervenir el partido”.
Los allegados a De Marchi consideran que Bullrich reacciona de esa manera porque respalda a Cornejo, a quien se había mencionado como su posible compañero de fórmula hasta que decidió competir para regresar a la gobernación mendocina. Y sugieren que Larreta finalmente no lo va a desautorizar: un indicio en ese sentido se dio en aquella reunión de la Mesa Nacional del PRO, donde el jefe de Gobierno le exigió a su aliado que cumpliera el cumplimiento del reglamento electoral de Juntos por el Cambio, aunque recordó que la UCR también mantuvo un juego autónomo en las elecciones porteñas de 2017, donde se presentó en una lista separada del PRO y la Coalición Cívica.
Para Rodríguez Larreta se trata de un dilema muy complejo: no puede apoyar la postura rupturista de De Marchi, uno de los miembros de su mesa política, que amenaza la unidad opositora y que también interfiere en su acuerdo político con la conducción del radicalismo, a cargo de Morales, pero sabe que si no lo hace estaría respaldando tácitamente a Cornejo, un dirigente identificado con Bullrich.
De Marchi puso en aprietos a su jefe político y en su entorno interpretan que Bullrich “no puede intervenir” el PRO mendocino: la decisión debe tomarla el Consejo Nacional del partido, donde, según el larretista rebelde, ella no tiene mayoría. E incluso anticipan que si la jefa partidaria avanzara con la intervención se objetará en la Justicia, que, según el equipo de De Marchi, deberá reconocer que la competencia para determinar las alianzas están en manos del partido a nivel provincial.
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