
La oficina de Derechos Humanos de Naciones Unidas ha tildado de “golpe a la libertad de prensa” las sentencias de seis y siete años de prisión contra las periodistas Elahe Mohamadi y Niloofar Hamedi, respectivamente, por informar de la muerte bajo custodia de la joven kurda-iraní Mahsa Amini en septiembre del año pasado.
En un breve comunicado publicado en la red social X, antes conocida como Twitter, la oficina ha dicho sentirse “consternada” por las sentencias anunciadas por el tribunal revolucionario. “Deberían ser puestas en libertad inmediata y sin condiciones”, ha agregado.
Hamedi fue la primera que informó sobre el caso de Amini desde el hospital que permanecía en coma, mientras que Mohamadi escribió un reportaje del funeral de la joven. Ambas han sido condenadas por cooperar con agentes extranjeros.
Las dos periodistas también han sido condenadas por otros delitos, como delinquir contra la seguridad del Estado y propagar actividades en contra la República Islámica de Irán, si bien solo cumplirán la pena más alta: seis y siete años, respectivamente, por cooperar con “el hostil gobierno de Estados Unidos”, según informó la agencia iraní Mizan.
El tribunal iraní también condenó a las dos periodistas a dos años de inhabilitación, por lo que no podrán afiliarse ni participar en partidos, grupos civiles, agrupaciones políticas y actividades en Internet, prensa escrita o cualquier otro medio de comunicación.
Tienen 20 días para apelar la decisión judicial ante un tribunal superior.
Juicio a puerta cerrada

Ambas informadoras fueron arrestadas en septiembre y han pasado buena parte de su detención en confinamiento solitario, según denunciaron sus familias.
Los juicios contra las dos periodistas comenzaron a finales de mayo a puerta cerrada y solo se les permitió reunirse con sus abogados el día antes.
Hamedi publicó una foto de Amini en el hospital, cuando se encontraba en coma y entubada, y días después hizo pública otra imagen de los padres de la joven abrazados en el pasillo del hospital al conocer la muerte de su hija.
Mohammadi cubrió el entierro de Amini en su ciudad de Saqez, en el Kurdistán, donde comenzaron las protestas y se quemaron los primeros pañuelos el 17 de septiembre.
Casi un centenar de periodistas y fotógrafos fueron detenidos por realizar su trabajo durante las movilizaciones en Irán, de acuerdo con el Comité para la Protección de Periodistas, de los que 80 informadores han sido puestos en libertad bajo fianza.
La muerte de Amini provocó fuertes protestas que durante meses pidieron el fin de la República Islámica y solo desaparecieron tras una represión que causó 500 muertos, la detención de al menos 22.000 personas y en las que fueron ejecutados siete manifestantes, uno de ellos en público.
El primer aniversario de la muerte de Amini se conmemoró el 16 de septiembre en medio de una fuerte represión y un enorme despliegue de fuerzas de seguridad, y solo se produjeron tímidas protestas.
En los últimos meses el régimen iraní esta tratando de reimponer el uso del velo, con la presencia de patrullas en las calles, la denegación de servicios y la aprobación de una ley que endurece los castigos por no cubrirse el cabello.
(Con información de EP y EFE)
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