Toronto (Canadá), 3 jul (EFE).- La ola de calor que se inició hace una semana en Canadá ya ha provocado la muerte de al menos unas 500 personas, además de decenas de incendios forestales e inundaciones en el oeste del país, y es una consecuencia directa de la crisis climática, según advierten los especialistas.
Lisa Lapointe, la directora forense de la provincia de Columbia Británica, la región más afectada por la “cúpula de calor” que empezó a afectar el pasado 25 de junio a la costa del Pacífico de Canadá, señaló en la noche del viernes que el número de muertes súbitas registradas en la última semana se eleva ya a 719.
Lapointe explicó que esta cifra es tres veces más alta de lo que es normal para ese periodo, por lo que casi 500 muertes son consecuencia de la ola de calor que disparó los termómetros en la provincia a cifras nunca antes vistas, como los 49,6 grados centigrados en el interior de Columbia Británica.
“Estamos dando a conocer esta información porque se considera probable que las condiciones meteorológicas extremas que Columbia Británica ha experimentado durante la pasada semana han sido un factor significante que ha contribuido al aumento del número de las muertes”, explicó Lapointe en un comunicado.
Pero la directora forense de la provincia añadió que la cifra seguirá aumentando en los próximos días a medida que se actualice la información, ya que muchas de las personas que han muerto son individuos de elevada edad que vivían solos en hogares sin aire acondicionado o que no estaban preparados para elevadas temperaturas.
DE 3 A 500 MUERTES EN CINCO AÑOS
Para entender lo inusual y extremo de las condiciones meteorológicas vividas en la costa del Pacífico canadiense durante la última semana, Lapointe señaló que en los últimos cinco años solo se habían producido tres muertes relacionadas con el calor en la provincia.
La “cúpula de calor”, como se conoce el fenómeno meteorológico consistente en una montaña de aire caliente que “se ha quedado atascada” en las capas altas de la atmósfera y no solo ha provocado centenares de muertes sino también incendios y el desbordamiento de ríos.
Los datos de este sábado del Servicio de Incendios Forestales de Columbia Británica señalan que en la última semana se han producido 245 incendios y que, en la actualidad, 176 están activos, de los que 76 se iniciaron en los últimos dos días.
Casi el 70 % de los incendios ha sido causado por relámpagos que han encontrado las perfectas condiciones de sequedad para iniciar fuegos forestales. En 15 horas entre el miércoles y jueves, se detectaron 113.000 relámpagos en Columbia Británica.
Uno de esos incendios es el que ha consumido en los últimos días la totalidad pequeña localidad de Lytton, en el interior de Columbia Británica. Lytton fue portada el pasado martes en medios de comunicación de todo el mundo cuando los termómetros en la localidad alcanzaron los 49,6 grados, el nuevo récord histórico de temperatura de Canadá.
Tras tres días consecutivos de temperaturas entre los 45 y los 49 ºC, un incendio forestal consumió en minutos el 90 % de la población. Se teme que las llamas también causaron al menos dos víctimas mortales en la localidad que tenía unos 250 habitantes.
Hoy, la “cúpula de calor” se encuentra en el interior de Canadá, en zonas septentrionales de las provincias de Manitoba y Ontario que este sábado están bajo alertas de calor extremo.
Durante los últimos días, el mensaje de los expertos ha sido claro: esto es solo el principio.
“El calentamiento global, tenemos prueba de que es real. Desgraciadamente ya lo estamos viviendo, no es el futuro. Está aquí, así que espero que la gente dedique tiempo a prepararse ya que es probable que veamos esto más a menudo”, explicó Natalie Hasell, meteoróloga del Ministerio de Medio Ambiente y Cambio Climático de Canadá, a la cadena de televisión local CTV.
El pasado 2 de junio, poco antes del inicio de la ola de calor, el Instituto Canadiense para Opciones Climáticas, una organización independiente financiada por el Gobierno, emitió un profético estudio titulado “Los costes de salud del cambio climático”.
El informe señaló que “el cambio climático no es solo una amenaza medioambiental y económica, también es una amenaza a la salud pública”.
“El cambio climático-agregó el documento- empeorará las desigualdades sanitarias existentes y aumentará los costes para el sistema sanitario de Canadá y para la economía, a menos que los Gobiernos trabajen unidos para invertir en preparación y prevención”.
Julio César Rivas
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