Según adelantó a mediados de abril el portal británico Daily Mail, el Newcastle, que hoy está en manos de Mike Ashley, será comprada por el Fondo de Inversión Pública de Arabia Saudita (PIF, por sus siglas en inglés), una entidad que cuenta con un presupuesto valuado en 368 mil millones de dólares, lo que transformaría a Las Urracas en el club más poderoso de la Premier League.
Detrás de este grupo se encuentra nada menos que Mohamed bin Salman (MBS), príncipe de Arabia Saudita y heredero del trono de su padre, Salman bin Abdulaziz, de 84 años. Este joven de 34 años es uno de los líderes más importantes del planeta y su poder parece estar acompañado en la misma línea que sus excentricidades.
Para tomar dimensión, la familia real saudita está ligada a diversos activos del país que se estiman en un total de más de USD 1,4 trillones, fortuna que supera ampliamente la de la corona británica, por ejemplo. Esta caja de ahorro hizo que los USD 370 millones acordados para adquirir el 80% del club de la Premier League no sean un problema para el príncipe.
Más allá del negocio que significa desembarcar en el fútbol inglés, MBS siempre se ha mostrado como impulsor de los deportes, sobre todo desde 2017 cuando fue elegido como heredo del rey. Desde entonces ha impulsado proyectos para que Arabia Saudita sea sede del Rally Dákar 2020, albergue combates de UFC , haya sido escenario de la revancha entre Andy Ruiz y Anthony Joshua por el título mundial de los pesados de boxeo, de la Supercopa de España y esté negociando por tener su propio Gran Premio de la Fórmula 1 en las próximas temporadas. Además, el príncipe estuvo en Rusia acompañando a su seleccionado durante el Mundial 2018, en el que se lo vio sentado en el encuentro inaugural junto a Gianni Infantino y Vladimir Putin, mandatario con el que se ha enfrentado y por lo tanto se ha desatado una nueva crisis del petróleo.
Pero el deporte no es lo único que le importa. El multimillonario que se graduó en derecho de la Universidad King Saud con el segundo mejor promedio de la clase no escatima en gastos cuando se trata de lujos. Entre sus pertenencias más preciadas se destaca Serene, un yate valuado en casi 500 millones de dólares y que se ubica cuarto en el ranking de los más caros del mundo.
Este gigante flotante mide 133 metros de largo y una de sus características más llamativas es que cuenta con “una suite principal que tiene vistas bajo el agua, además de una propia chimenea. También dispone de una piscina cubierta, dos helipuertos, un hangar para guardar el helicóptero cuando no está en uso y un garaje para albergar otros barcos en su interior, donde se incluye un submarino”, según informa el sitio Cosas de Barcos. Además, tiene sala de cine, teatro, un spa y hasta su propio show de luces.
Pero lo más valioso que se guarda dentro mide 45,4 cm de largo por 65,6 cm de alto y su nombre es Salvator Mundi. El cuadro fue pintado por Leonardo da Vinci en el año 1.500 y muestra a Cristo con dos dedos cruzados de su mano derecha y una esfera de roca cristalina en su mano izquierda. La obra fue comprada por USD 450 millones (sí, más caro que el Newcastle) en una subasta realizada en noviembre de 2017 en Nueva York, a través de un representante suyo quien en el momento no reveló la identidad del verdadero comprador.
Durante la cumbre del G-20 que se realizó en Buenos Aires en 2018, a la que MBS acudió acompañado de una flota de autos blindados y una comitiva de 400 personas, reclamó la instalación de inodoros inteligentes de marca inglesa Kohler que fueron pagados por la dinastía saudí.
El cerrojo mediático en el que vive la corona del país asiático impide conocer más detalles sobre los lujos que ostenta. Por ejemplo, es desconocida la cantidad de propiedades que poseen, aunque varios medios señalan que cuentan con mansiones en España y Francia, entre otros países de Europa. Gracias a distintas reuniones bilaterales entre mandatarios realizadas en el Palacio de Erga, en Riad, periodistas de occidente pudieron ingresar al lugar para dar fe de lo que hay allí dentro. Cronistas que acompañaron a Barack Obama en abril 2016 comentaron que las sillas que estaban cerca de la piscina y hasta un dispensador estaban bañados en oro.
Si algo le faltaba al futuro rey era un escándalo con una celebridad de Hollywood… y lo tuvo. En agosto de 2019 varios sitios de espectáculos norteamericanos vincularon al multimillonario con la actriz Lindsay Lohan, quienes se habrían conocido durante un Gran Premio de Fórmula 1 y él se había encargado de financiarle viajes en aviones privados y le había hecho presentes de todo tipo, incluida una tarjeta de crédito. El medio Page Six publicó entonces que fuentes cercanas a la protagonista de Juego de Gemelas habían confirmado el romance, pero esto nunca fue oficializado.
Más allá de sus excentricidades, que incluyen una fiesta en una isla del Caribe que le costó más de 30 millones de dólares, y sus gustos por el deporte, Mohammed bin Salman es señalado por haber ideado el asesinato del columnista del Washington Post y disidente saudita Jamal Khashoggi, en el consulado del reino árabe en Estambul en octubre de 2018. Además, un informe del periódico británico The Guardian, acusó al príncipe de haber lanzado el ciberataque contra el empresario multimillonario Jeff Bezos ese mismo año.
Sus infinitas denuncias por asesinato y torturas han provocado que la ONG Amnistía Internacional advirtiese a la Premier League que debe estudiar el proyecto de compra del Newcastle por parte del fondo de Arabia Saudita, por el riesgo de ser utilizada por un país en el que no se respetan los derechos humanos.
MÁS SOBRE ESTE TEMA:
FUENTE: INFOBAE NOTICIAS
Sé el primero en comentar en"La obra de arte más cara del mundo, un yate con dos helipuertos y la obsesión por inodoros inteligentes: las excentricidades del nuevo dueño del Newcastle"