La muerte del “Señor de los Cielos” y el mito que lo rodeó más de 25 años después

Amado Carrillo Fuentes, en una de las pocas fotos que se conocen de su juventud (Foto: Archivo)
Amado Carrillo Fuentes, en una de las pocas fotos que se conocen de su juventud (Foto: Archivo)

Hace más de 25 años, el 4 de julio de 1997, Amado Carrillo Fuentes supuestamente se sometió a una reconstrucción facial y una liposucción en un hospital de Ciudad de México con el objetivo de no ser reconocido, pero en pleno quirófano el estado de salud del narcotraficante se habría complicado.

Desde ese momento, y más de dos décadas y media después, nadie ha tenido certeza sobre las verdades circunstancias que rodearon a la muerte de El Señor de los Cielos. Un versión apuntó que le había dado un paro cardiaco tras ocho horas de operación, pero presuntamente hubo testigos que los vieron salir con vida del quirófano.

Todavía hoy circulan versiones en el sentido de que el ex líder del poderoso Cártel de Juárez habría llegado a un acuerdo con la Agencia Antidrogas estadounidense (DEA, por sus siglas en inglés) y que actualmente vive con otra identidad y otro rostro en alguna parte de Chile o Argentina.

El capo, apodado así porque la DEA afirmó que poseía al menos 30 aeronaves, incluidos entre ellas algunos Boeing 727, habría acudido hace 25 años al hospital Santa Mónica, ubicado en Polanco, una de las zonas más exclusivas de la Ciudad de México, para someterse a una serie de intervenciones quirúrgicas a cargo de un reconocido médico colombiano de nombre Ricardo Reyes.

De acuerdo con el informe de la autopsia que se dio a conocer en su momento, el narcotraficante sinaloense falleció al cabo de la operación “por la presencia residual de agentes farmacológicos de tipo anestésico”.

El mito

Amado Carrillo Fuentes (Foto: Archivo)
Amado Carrillo Fuentes (Archivo)

Supuestamente, el doctor sabía que se trataba en realidad de Amado Carrillo Fuentes, quien falleció al cabo de la operación

La muerte de El Señor de los Cielos fue declarada a las 6 de la mañana, en la habitación 407, donde Amado se encontraba completamente solo. Al día siguiente, su cuerpo fue trasladado a la Funeraria García López, uno de las más exclusivas en la capital mexicana, que se encargaría de trasladar a Culiacán y después a Badiraguato a Antonio Flores Montes, de 42 años, originario de Zacatecas, según su certificado de defunción.

Esa misma tarde, la entonces Procuraduría General de la República (PGR) informó en un comunicado que desde el 4 de julio por la noche había recibido informes de que El señor de los Cielos había fallecido. La información fue avalada por la DEA, a pesar de que nunca vieron el cadáver.

Una semana después su cuerpo fue mostrado públicamente en un ataúd. En su rostro se apreciaba un bigote negro que levantó las sospechas. ¿Acaso no tuvieron que afeitarlo para la cirugía? Entonces fue cuando en los medios empezó a barajarse la opción de que se habría tratado de un doble y que el verdadero Carrillo Fuentes había engañado a las autoridades y rivales.

Las sospechas

Su certificado de defunción, en el hospital Santa Mónica, estaba con el falso nombre Antonio Flores Montes. (Archivo)
Su certificado de defunción, en el hospital Santa Mónica, estaba con el falso nombre Antonio Flores Montes. (Archivo)

Coincidió en esos días la desaparición de un comandante de la Policía Judicial del Distrito, José Luis Rodríguez El Chiquilín, a quien la prensa le adjudicó un sospechoso parecido con Amado Carrillo. Además, nada se sabía de él desde unos días antes de la muerte del capo.

Las sospechas las avivó, dos años después, en 1999, el periodista José Alfredo Andrade Bojórquez, en su libro Desde Navolato vengo: biografía de Amado Carrillo Fuentes, en el que describió las desapariciones de quienes habían sugerido que Amado Carrillo Fuentes no estaba muerto. El autor también desapareció en noviembre de ese mismo año.

En una solicitud de información, el periodista Omar Sánchez de Tagle, de Animal Político, le pidió a la PGR el resultado de los estudios histopatológicos practicados en riñón, hígado, pulmón, encéfalo, cerebelo, médula, miocardio, bazo y páncreas del cadáver analizado en julio de 1997 y los resultados de la identidad del ADN.

La Subprocuraduría Especial de Investigaciones en Delincuencia Organizada (SEIDO) le contestó que no había pruebas periciales ni de ADN para conocer públicamente la causa y aseguró que 7 áreas distintas de la PGR afirman que no existen documentos sobre averiguaciones previas, actas circunstanciadas o investigaciones abiertas que involucraran al líder del Cártel de Juárez.

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