La milla urbana: la historia de una competencia clásica que está más vigente que nunca

milla urbana
Unas tres mil personas participaron de la milla urbana de Buenos Aires

Hay muchas competencias en el atletismo y entre los aficionados hay para todos los gustos. La milla, es decir 1.609 metros, tiene un pasado que la vuelve interesante y un presente que la encuentra cada vez con más adeptos. La milla urbana es aquella que se corre fuera de las pistas y por ese motivo es la que eligen los runners populares, aquellos que no pertenecen al profesionalismo, aunque estos también participan, pero por separado.

Buenos Aires, como otras grandes capitales, tiene esta competencia como uno de los grandes eventos del calendario de cada año. Luego de un 2020 sin carreras, en el 2021 volvió con más energía que nunca.

Pero la milla no es nueva. Aunque es mucho más antigua de lo que se cree, la verdadera popularidad de la milla se remonta a Inglaterra, entre los siglos XVIII y XIX, donde pasó de ser un entretenimiento para convertirse en un desafío donde se apostaba y se podía ganar dinero. De hecho la milla terminó siendo la competencia que separando a los profesionales de los aficionados, dividiendo sus récords en dos categorías diferentes.

A fines del siglo XIX Walter George y William Cummings tuvieron una memorable rivalidad deportiva en la milla y la gente enloquecía por verlos correr. Llegaron a competir con una multitud de veinte mil personas alentando. Fueron ellos un ejemplo perfecto de como la distancia podía transformarse en un espectáculo apasionante. Duelos como estos se repetían en todo el Reino Unido y no tardaron en extenderse al mundo entero.

Pero el corredor de milla más famoso siempre será el británico Roger Bannister. Este atleta tiene, como gran logro deportivo una carrera que corrió el 6 de mayo de 1954, en Oxford, frente a tres mil espectadores. Allí, Bannister corrió la milla en 3:59,4 y se convirtió en el primer hombre en la historia en bajar la marca de los cuatro minutos. Aunque su récord fue batido pocos días después, su nombre figura para siempre en los libros.

ROGER BANNISTER
EL británico Roger Bannister fue el primero en bajar la marca de los cuatro minutos en la millla. Lo consiguitó en 3 minutos y 59.4 segundos (Photo by Norman Potter/Central Press/Getty Images) (Norman Potter/)

La milla se convirtió en un furor en aquellos años pero, en 1976 la IAAF (la Asociación Internacional de Federaciones de Atletismo) decidió oficializar todas las carreras bajo el sistema métrico, y la distancia de 1500 sería la que se llevaría a los corredores de la milla de forma definitiva. Aun así, la tradición se mantuvo y muchos corren todavía hoy la milla, incluso a nivel profesional y buscando nuevos récords mundiales. La carrera, sin embargo, ha tenido un renacer en los últimos años dentro del ámbito de los corredores aficionados.

El domingo 12 de diciembre se corrió en la Avenida 9 de julio, a una cuadra del Obelisco de la ciudad de Buenos Aires, una nueva edición de lo que se ha bautizado la milla urbana. Esta clase de competencia se corre en todo el continente, incluso en la ciudad de Nueva York, nada menos que en la 5ta avenida, con un total de nueve mil corredores en diferentes categorías que salen por separado. La experiencia porteña sirve como ejemplo para explicar como funciona y porqué es tan atractiva para los corredores.

La milla urbana es la distancia más corta que se corre a nivel popular en las calles. Más allá del tiempo de cada corredor, no se necesitan más de veinte minutos para que el más lento de la competencia termine. Por ese motivo se larga en tandas que salen cada veinte minutos.

Se dividen por categoría de edades y se deja para el final a los corredores de elite. De esta manera, los corredores son, en la misma jornada, participantes y público, corriendo cada uno su milla y luego alentando a conocidos y desconocidos.

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La milla urbana es una carreta corta de 1.609 metros

Este concepto le otorga a la carrera un aire festivo y resulta muy entretenida. Por supuesto que es una carrera de gran velocidad, muy exigente, que necesita una buena preparación para ser corrida en serio y una buena entrada en calor antes de largar. Un calentamiento mucho más preciso de lo que habitualmente los aficionados realizan. Pero la medalla de finisher llega rápido, por lo cual mientras se recupera el aliento se puede sentir la alegría de la tarea cumplida.

En Buenos Aires fueron tres mil corredores los que corrieron, incluyendo una media milla para chicos junto a un mayor, para completar la fiesta. Cualquiera que haya estado esa mañana alentando se habrá sentido tentado a ser parte en el 2022.

Aunque es una carrera muy exigente, también es muy divertida, no fueron pocos los que corrieron en la 9 de julio por primera vez en una competencia y esas son cosas que nunca más se olvidan. En este año con un calendario bastante limitado, bienvenido sea el regreso de la milla urbana.

*Santiago García es maratonista, autor del libro “Correr para vivir, vivir para correr” y “Volver a correr”. Completó la Six World Marathon Majors dos veces. En Instagram: @sangarciacorre.

Realización Gastón Taylor / Edición: Patricio Staricco

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