Hugo Moyano no sobrevivió a más de 30 años de sindicalismo siendo un rupturista. Por el contrario, la habilidad de negociar es lo que lo ha mantenido siempre en posiciones de poder.
La marcha de esta semana no fue la excepción. Si bien la convocatoria tuvo un claro tono opositor al Gobierno -incluso muchos la vincularon con una defensa frente a las investigaciones judiciales sobre su patrimonio- el propio Moyano procuró desactivar cada intento de cántico o abucheo contra el Presidente.
Estas actitudes podrían leerse en clave de una relación que, entonces armónica, hoy busca no tensarse más.
Lo que importa es la conversación
Una máxima en el análisis de la opinión pública es que el efecto o impacto de los mensajes no depende tanto de cuántas veces repercuten en algún medio de comunicación, sino que, como señalaba el sociólogo Manuel Mora y Araujo, es la conversación y, fundamentalmente, el espacio que los mensajes ocupan en ella lo que realmente importa.
En términos del electorado porteño, la conversación en torno a la movilización sindical no fue sobre las propuestas y críticas que formuló Moyano. De hecho, en la marcha que el líder sindical organizó el pasado miércoles no hubo propuestas, sino más bien críticas y defensas personales. Lo que sí colmó las conversaciones en la Ciudad de Buenos Aires fue el malestar a raíz de los cortes. Ahora bien, ¿se trata de una banalidad? En absoluto, dado que, en definitiva, es una de las principales preocupaciones de los electores. Quienes no lo comprenden así están muy lejos de los ciudadanos y de una potencial victoria en el plano electoral.
Por otra parte, Sun Tzu decía que “el mejor general es aquel que vence al adversario usando sus propias fuerzas” y, en este sentido, la marcha del miércoles no podía resultarle más útil al gobierno. En un artículo anterior publicado en este medio, se señaló que el sindicalismo no se destaca por ser una de las instituciones de la democracia con mejor imagen ante la sociedad, al menos en términos de percepción pública.
Que un adversario tan mal visto lleve adelante una acción que molesta a tanta gente (como un paro y cortes de calles), sólo intensifica el desagrado del electorado hacia él. Al mismo tiempo, si critica ferozmente a alguien (en este caso al Gobierno) es posible que muchos electores se sientan más cerca del Gobierno que de Moyano.
Tras haber transcurrido un par de días del acto, sigue sin estar claro cuál fue el objetivo del mismo. Algunos oradores hicieron referencia a la situación económica, otros a cuestiones electorales. Moyano, por su parte, hizo hincapié en las denuncias públicas sobre la corrupción sindical, las causas vinculadas con su patrimonio y el manejo económico de su familia.
Es lícito pensar, entonces, que una puesta en escena de tal magnitud perseguía fines electorales. Si bien para las elecciones falta algo más de un año, cabe la posibilidad de que muchos referentes crean que es hora de generar movimientos en las opiniones del electorado argentino.
Siguiendo esta última hipótesis, es posible analizar las percepciones de los votantes de las tres principales fuerzas del país.
El votante “Cambiemos”
Al electorado porteño no le simpatiza quienes cortan el tránsito, ensucian las calles y veredas, al tiempo que provocan alteraciones en la vertiginosa dinámica de la Ciudad. Toda acción, en este caso un “ataque”, tiene su repercusión. Si algún dirigente pretendía mejorar su imagen ante los porteños exponiéndose públicamente en este tipo de manifestaciones, que no cuente con ello.
Por otro lado, el hecho de reunir a un millón de personas en un mismo lugar no implica, necesariamente, que el electorado comprenda un mensaje coherente. En este sentido, Nicolás Del Caño del Frente de Izquierda, Rubén “Pollo” Sobrero, sindicalista ferroviario asociado a la Izquierda Socialista, Máximo Kirchner de La Cámpora, Hugo Yasky de la CTA aliada al kirchnerismo, por citar algunos de los participantes de la marcha, son individualidades heterogéneas.
Si bien pueden expresar, en mayor o menor medida, coherencia en términos personales (por trayectoria, reclamos, etc.), asociarse entre sí genera más incoherencia que armonía. Así las cosas, la pregunta que surge es: ¿Qué tiene que ver tal dirigente con tal otro?
El votante massista
Facundo Moyano fue, en algún momento, uno de los referentes que supo unir con el massismo alguna vertiente del sindicalismo procurando acercar a la juventud peronista. Si su representatividad sigue siendo caudalosa dentro del espacio que lidera Sergio Massa, compartir una marcha junto a dirigentes de La Cámpora pudo haber disgustado a más de uno de sus seguidores. Sobre todo, después de que el mismo Massa rechazase de cuajo cualquier posible alianza con la ex presidenta a partir de la afirmación “el límite es Cristina”. Si cabía alguna duda respecto a la representación massista en el evento, el intendente de Tigre, Julio Zamora, la disipó con su presencia.
Quienes definieron sus preferencias en el 2013, cuando Massa enfrentó abiertamente al kirchnerismo, hoy pueden sentirse confundidos ante tal escenario. Un dato interesante que se desprendió del resultado de las elecciones primarias y generales en 2017, fue que un volumen importante de quienes votaron a 1 País prefirieron apoyar a Cambiemos como segunda opción para enfrentar a Unidad Ciudadana. Si desde 1 País no logran refrescar su identidad, cuidando no sólo a su núcleo duro de votantes sino también a sus votantes “blandos”, estos últimos podrían volver a migrar hacia Cambiemos.
El votante kirchnerista
En los últimos años del segundo mandato de CFK, Moyano no era precisamente un “sindicalista amigo”. Los paros nacionales, las acusaciones públicas, el acercamiento del camionero con otros referentes políticos, entre otras cuestiones, minaron la relación entre él y Cristina.
Sin embargo, el miércoles dijeron “presente” representantes del kirchnerismo, expresados en intendentes bonaerenses y demás referentes. Quizás es tiempo de que el kirchnerismo le cuente a sus votantes cómo es que ahora Moyano no es tan malo.
El peronismo y el 2019
Hoy hay muchos interrogantes abiertos respecto a la estrategia del peronismo de cara a 2019. Si el peronismo pretende “renovarse” y articular un frente político con el sector del sindicalismo que es rechazado por una amplia franja del electorado, no parecería estar en el camino que le permita conectar con los votantes.
Si bien quedan muchos interrogantes aún por discernir de cara al 2019, surje una pregunta ineludible que aún no tiene una respuesta certera: ¿El kirchnerismo será una corriente de opinión dentro del “PJ renovado” o seguirá insistiendo en conducir una minoría por fuera del peronismo?
*Sociólogo, consultor político y docente universitario (UBA). Autor de “Gustar, ganar y gobernar” (Aguilar 2017)
FUENTE: INFOBAE NOTICIAS
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