París, 20 jun. La Agencia Internacional de la Energía (AIE) calcula que para cumplir los objetivos climáticos en África habría más que duplicar las inversiones en la transición energética en ese continente para dedicar unos 190.000 millones de dólares anuales entre 2026 y 2030.
Dos tercios de esa cantidad tendrían que dedicarse a energías limpias, explica la AIE en un informe que publica este lunes dedicado a África, en el que señala, por ejemplo, que el 80 % de las nuevas capacidades de generación eléctrica para 2030 deberían ser renovables.
Sus expertos consideran que el continente dispone del 60 % de los mejores recursos solares potenciales de todo el mundo, pero por ahora solo están instaladas allí el 1 % de las capacidades fotovoltaicas.
También hacen hincapié en que África está sufriendo unas consecuencias más severas que la mayor parte del mundo a causa del cambio climático, y eso pese a que tiene mucho menos responsabilidad en haberlo causado.
De hecho, sus emisiones de dióxido de carbono (CO2) relacionadas con la energía solo suponen un 3 % del total global.
“África se ha llevado la peor parte de la economía basada en los combustibles fósiles, al recibir los menores beneficios y sufrir los mayores inconvenientes, como lo subraya la actual crisis energética”, destaca el director ejecutivo de la AIE, Fatih Birol.
Pese a todo, a juicio de Birol, la transición energética ofrece “un futuro más esperanzador para África, con un enorme potencial para que la energía solar y otras renovables impulsen su desarrollo, y con las nuevas oportunidades industriales en minerales críticos e hidrógeno verde”.
Para la AIE, la “prioridad absoluta” es que todos los africanos puedan acceder a una energía “moderna y abordable” en esta década, para lo que haría falta una inversión anual de 25.000 millones de dólares.
Para ilustrar la dimensión limitada de esa cantidad, el director general dijo que es lo que cuesta construir una terminal de gas natural licuado.
La agencia se pronuncia claramente en favor de que los africanos puedan explotar los más de 5 billones de metros cúbicos de gas que se han descubierto en ese continente pero para los que no se ha aprobado todavía para su desarrollo industrial.
Esos recursos -subraya- le podrían reportar 90.000 millones de metros cúbicos adicionales de gas cada año para 2030 que “puede ser vital para las industrias domésticas de fertilizantes, acero, cemento y desalación del agua”.
Lo justifica porque las emisiones acumuladas de CO2 que generarían esos recursos de gas en 30 años equivaldrían a unos 10.000 millones de toneladas, lo que sumadas a las del continente africano, su cuota mundial subiría a solo un 3,5 % del total mundial.
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