Es un narco prudente, que a sus 73 años ha logrado algo insólito: nunca ha estado en prisión, mientras sus socios han ido cayendo, uno detrás de otro. Después de Joaquín el Chapo Guzmán, Ismael Zamabada García, el Mayo, se convirtió en la cabeza metódica y sigilosa del Cártel de Sinaloa.
Su estilo nunca ha sido el de figurar entre los grupos de capos que van por la vida declarando la guerra a sus enemigos. Tampoco aparece en la redes sociales o se codea con el mundo del espectáculo en el país. Eso lo ha mantenido fuera del radar de las autoridades.
En contraste del Mayo se encuentran Los Chapitos, herederos de la fortuna del imperio que levantó su padre, Guzmán Loera en la década de los ochenta y noventa. Aunque su carrera despuntó mucho después que la del Mayo, son más fáciles de capturar que el líder del Cártel de Sinaloa.
Según el ex agente de la DEA, Mike Vigil, el capo de la vieja escuela tiene menos probabilidades de pisar la cárcel, pues en sus años activo jamás ha sido capturado, mientras que los hijos del Chapo ya han sido aprehedidos, y liberados por las autoridades mexicanas.
De Los Chapitos se dice que pocas veces andan en la sierra. Se codean en los mejores lugares de Culiacán (Sinaloa) y hasta han llegado a cerrar los restaurantes de la ciudad.
Les gusta la violencia gratuita. Actualmente se encuentran enfrentados con Jesús Alexander Sánchez Félix, el Ruso operador y brazo derecho del Mayo Zambada. El pasado 15 de diciembre, el gobierno de EEUU, ofreció una recompensa de hasta USD 20 millones por la captura de los hermanos Guzmán Salazar y Guzmán López.
El pasado miércoles, Joe Biden firmó una orden ejecutiva que incluye a Ovidio Guzmán López, Iván Archivaldo Guzmán Salazar, Jesús Alfredo Guzmán Salazar y Joaquín Guzmán López. Por cada uno se ofertan 5 millones de dólares, ya sea que se ofrezca información que conduzca a su paradero o arresto.
Los cuatro son miembros de alto rango del Cartel de Sinaloa y cada uno está sujeto a una acusación federal por su participación en el tráfico ilícito de drogas
Luego de la caída del Chapo Guzmán, los Chapitos tomaron el control de la fracción en el grupo criminal y han desatado una ola violenta por la disputa de diversas plazas para el trasiego de narcóticos desde México a EEUU.
A su vez, los hijos de Guzmán Loera fueron designados por el Departamento del Tesorobajo la Ley Kingpin, a través de la Oficina de Control de Activos Extranjeros (OFAC). De acuerdo con los reportes, operan desde Culiacán, capital de Sinaloa.
Todas las cuentas, bienes muebles e inmuebles, así como empresas serán confiscadas o congeladas por las autoridades de EEUU. Esta norma, aprobada por el Congreso estadounidense en 1999, le otorga autoridad a la administración de Biden para aplicar sanciones a los narcotraficantes extranjeros importantes, así como a sus organizaciones con operaciones en todo el mundo.
De acuerdo con informes de la OFAC, Iván Archivaldo Guzmán Salazar, el Chapito, rondaría los 41 de edad, pues su nacimiento se ubica el 2 de octubre de 1980 en Sinaloa. Mientras que su hermano Jesús Alfredo, el Alfredillo, de 35 años, habría nacido el 17 de mayo de 1986 en Zapopan, Jalisco, donde se registran ocho direcciones que también incluyen la zona de Guadalajara y Tequila.
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