Nairobi, 15 oct (EFE).- El suburbio de Kibera en Nairobi no es sólo una de las mayores favelas de África, sino que se ha convertido en un centro de moda de alta costura de impacto mundial, como demuestra su Fashion Week (Semana de la Moda).
Con música, colores, y sobre todo, mucha energía cerró este sábado la segunda edición de la Kibera Fashion Week, organizada con el objetivo de representar y visibilizar el talento de la comunidad local.
“La Kibera Fashion Week la creamos el año pasado, y es una forma de enseñar a la gente de la comunidad que desde Kibera también pueden salir cosas increíbles y geniales”, dijo el organizador del proyecto y diseñador keniano, David Avido, en una entrevista con EFE en su taller de ropa en Kibera, Lookslike Avido.
Once modistos enseñaron sus prendas, creadas muchas de ellas de ropa reciclada de la propia comunidad, la forma más cercana que tienen de acercarse a una moda más sostenible.
“La gente dice que es 100 % sostenible y no es verdad, es imposible serlo, porque están diciendo que son 100 % perfectos. Lo mío está 100 % contaminado. Y es así, porque aquí no se puede ser sostenible, es muy complicado”, explicó Avido.
Con tan solo 200 chelines kenianos (1,28 euros), Avido creó sus primeros modelos para su equipo de baile, y desde entonces, no ha parado de crear con su marca Lookslike Avido, que se ha abierto paso en el negocio de la moda internacional.
“Mi inspiración es básicamente crear desde la comunidad y demostrar a la gente que se pueden crear cosas buenas en la comunidad”, indicó el diseñador, que ha vestido a famosos como los cantantes estadounidenses Bruno Mars o Beyoncé.
Su comunidad es Kibera, uno de los asentamientos informales más grandes de África, donde el crimen forma parte del día a día de sus cientos de miles de habitantes, muchos de los cuales viven en precarias viviendas hechas de ladrillos de adobe y chapa.
Avido confesó a EFE que perdió muchos amigos a temprana edad por drogas o violencia, algo que le marcó de por vida: “Siempre le preguntaba a Dios el porqué de tanto sufrimiento”.
El sentimiento de comunidad se podía percibir nada más entrar a la estación de autobuses Olympic Terminus, donde se realizó el desfile de este sábado y hubo una gran conexión entre el público, los modelos, los diseñadores y los cantantes que amenizaron la velada.
Bradox Ochieng, de 22 años, desfiló este sábado sobre la pasarela, instalada sobre autobuses icónicos de Nairobi, los célebres “matatus”.
“Esto es genial para la comunidad, hecho en un barrio marginal y ayudando a la gente a cumplir sus sueños”, dijo a EFE este modelo, emocionado.
Piuris Ochieng, diseñador de moda que participó también en el desfile, aclaró a EFE que la comunidad es la base de sus diseños.
“Mi inspiración la encuentro en la comunidad. Todas las cosas que diseño y utilizo son de la comunidad, reciclamos prendas y creamos algo sostenible para la comunidad”, explicó el diseñador.
La Kibera Fashion Week no es sólo un símbolo de los residentes de este barrio, sino que sus organizadores quieren “demostrar a otras partes pobres del mundo” que las pasarelas no tienen lugar únicamente en ciudades ricas, sino que en lugares desfavorecidos “también se pueden hacer grandes cosas”, aseguró Avido.
La Semana de la Moda de Kibera es fruto de un consejo que le dio a Avido el cantante jamaicano de reggae Don Carlos, un artista popular en Kenia.
“Me dijo que hiciera algo que me diera paz, en vez de hacer cosas por encontrar una coartada. Me dijo que buscase la razón de vivir haciendo lo que me gustase y que era mejor ser feliz una semana y morir que ser infeliz durante cincuenta años”, relató.
Avido aprovechó ese consejo para demostrar con la Fashion Week que la moda, el modelaje y el diseño también son una forma de vida.
“Ahora los jóvenes no admiran a sus padres costureros, pero los padres al mismo tiempo ven el oficio del modelaje como prostitución, por eso este evento quiero que ayude tanto a los hijos como a los padres a educarse y aprender que todo esto es un arte”, apuntó.
Ese arte se plasmó en Kibera en las cien piezas mostradas en la pasarela, donde desfilaron hombres y mujeres de todas las tallas, colores y edades para demostrar al mundo que si uno tiene un sueño, por muy pobre que sea su comunidad, se puede cumplir.
por Andrea Sanz Yus
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