Continúan las batallas en La Voz Argentina y cada canción define quién sigue y quién se va del certamen. Los cinco jurados –Ricardo Montaner, La Sole, Mau y Ricky y Lali Espósito– ahora son coaches, estrategas y posibles ladrones. Y los participantes llevan sus historias al nivel máximo de adrenalina. Pero ninguna como la de Luciana Irigoyen, una cordobesa oriunda de Río Cuarto que protagonizó una película con todos los condimentos: emoción, suspenso, drama, comedia y, lo más importante, un final feliz.
Como parte del Team Montaner, Luciana y Sergio Verón interpretaron “La barca”, bolero popularizado entre otros por Luis Miguel, en una performance de excelencia y tan pareja que al coach le costó mucho elegir con quién quedarse. “Se me complicó la existencia”, resumió el intérprete de “Déjame llorar”. Para colmo, los consejos de sus colegas no sirvieron de mucho ya que estaban tan confundidos como él. Finalmente, el cantautor se deicidio por el joven de las rastas, que se sumó a su equipo para lo que resta del certamen.
Pero allí no terminó el recorrido de Luciana, que había conmovido durante su audición a principios de julio. “Mi mamá murió hace un mes y pensé que no iba a volver a cantar nunca más. Ella se fue de mis brazos mientras yo le cantaba ‘La Gloria de Dios’”, había contado la riocuartense de 28 años. Por una gestión del conductor Marley, la participante ´pudo cumplir el sueño de cantarla a dúo con su autor. Montaner la arrancó a capella, incorporándose lentamente desde su asiento, mientras se acercaba al escenario y la música se imponía en todo el estudio para terminar a toda orquesta.
Con profesionalismo, Luciana contenía su emoción a pesar de todas las imágenes que seguramente pasaban por su cabeza. Los recuerdos de su madre, el sueño de cantar con uno de sus ídolos, la frustración por no haber sido elegida. Al finalizar la interpretación, volvió a citar a su mamá para evocar cuando fueron juntas a ver a La Sole: “Había tanta gente que la veía así”, evocó juntando lo más que pudo sus dedos pulgar e índice. Ella le había insistido tanto al punto de exigirle que se presentara a la audición. “Las cosas no son porque son; son porque Dios quiere que así sean”, manifestó en las que parecían sus últimas palabras en el concurso.
Sin embargo, a último momento tanto Lali como La Sole apretaron el botón lo que automáticamente significaba otra batalla. Esta vez, entre las dos coaches para ver quién sumaba a Luciana a su equipo. La cordobesa cruzó las manos a modo de agradecimiento y escuchó las palabras persuasivas de las dos cantantes. Y si a la de Arequito la había admirado en el escenario, de la ex Casi ángeles era fan de sus novelas: “Tenemos la misma edad, me he criado mirándola a ella en la pantalla. Yo era una enamorada de los que ella se comía”, reconoció con honestidad brutal, aflojando con las lágrimas y dando paso a las carcajadas.
Pero había que tomar una decisión. Al fin y al cabo, se trata de un concurso de canto y entre su ídola musical y su referente televisivo, parecía lógica la elección. Luciana se fue con el team de La Sole, pero más que un triunfo de la santafesina, todos lo vivieron como un acto de justicia: de pie y aplaudiendo la reincorporación de una artista en la que había coincidencia absoluta en que merecía una nueva oportunidad.
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